El mundo necesita m¨¢s liderazgo alem¨¢n
Merkel puede ya permitirse intentar resolver conflictos e influir en la econom¨ªa
Ahora que las pasiones se desatan en Ucrania, Rusia, toda Europa y Washington, nunca ha estado m¨¢s claro que el mundo necesita que Alemania acepte m¨¢s las servidumbres y riesgos que comporta el liderazgo global. Mientras aparecen amenazas por doquier, la canciller Merkel, famosa por su car¨¢cter cauto, est¨¢ mejor situada que ning¨²n otro dirigente internacional para ayudar al impetuoso presidente ruso y al fr¨¢gil nuevo Gobierno ucranio a evitar una costosa escalada de violencia que no ser¨¢ buena para nadie, de igual manera que ya hizo su ministro de Asuntos Exteriores al unirse a sus hom¨®logos polaco y franc¨¦s para promover un acuerdo entre el derrocado presidente Yanuk¨®vich y los l¨ªderes de la oposici¨®n ucrania. Merkel tambi¨¦n podr¨ªa ayudar a salvar los escollos que separan a Rusia, los Gobiernos europeos y Washington.
Sin embargo, la necesidad de que Alemania acepte un papel m¨¢s destacado en el escenario pol¨ªtico internacional va m¨¢s all¨¢ de la crisis en Ucrania, y hay indicios de que el Gobierno germano est¨¢ dispuesto a dar ese paso. Durante la Conferencia de Seguridad celebrada en enero en M¨²nich, el presidente alem¨¢n Joachim Gauck, describiendo lo lejos que estaba su pa¨ªs de la ¨¦poca en que los nazis ¡°llevaron guerra y sufrimiento al mundo¡±, proclam¨® que Alemania ¡°se ha transformado y que ha dejado de ser un beneficiario para convertirse en un garante del orden y la seguridad internacionales¡± y que su pa¨ªs tiene m¨¢s cosas que ofrecer. Y tiene raz¨®n.
Pero el presidente alem¨¢n no fija las pol¨ªticas y Merkel apenas ha aludido a su disposici¨®n a desplegar al Ej¨¦rcito germano en zonas de conflicto. Otros dirigentes han reducido las esperanzas de un posible cambio de actitud de Berl¨ªn respecto al despliegue de tropas. Pero los comentarios de Gauck van en la misma direcci¨®n que lo que han dejado entrever los ministerios de Defensa y Asuntos Exteriores; es decir, que a pesar de la conocida ¡°cultura de contenci¨®n¡± alemana, esas cuestiones se est¨¢n debatiendo a fondo en el Gobierno de Merkel. En este sentido fue alentador que en febrero el Bundestag autorizara el despliegue de m¨¢s fuerzas alemanas en Mal¨ª.
Dicho esto, hay que se?alar que la capacidad militar es solo una vertiente del asunto, porque Alemania tiene mucho que ofrecer en ¨¢reas ajenas a la presencia de soldados o armas. Ser¨ªa muy de agradecer que realizara una mayor inversi¨®n en infraestructuras en el mundo en desarrollo, que se involucrara m¨¢s en la coordinaci¨®n de proyectos destinados a desarrollar nuevas tecnolog¨ªas que hagan m¨¢s seguras la alimentaci¨®n, las comunicaciones y el medio ambiente; y tambi¨¦n que fuera mayor su contribuci¨®n a las iniciativas diplom¨¢ticas destinadas a resolver conflictos como los de Sud¨¢n, Somalia y la Rep¨²blica Centroafricana.
Ser¨ªa de agradecer que realizara una mayor inversi¨®n en infraestructuras en el mundo en desarrollo
La insinuaci¨®n de que Alemania podr¨ªa tener m¨¢s que ofrecer llega en un momento cr¨ªtico para las relaciones internacionales, porque, como ha vuelto a evidenciar la reacci¨®n en sordina de Estados Unidos a los acontecimientos de Ucrania, la opini¨®n p¨²blica estadounidense y sus cargos electos, temerosos de una guerra, reh¨²yen cada vez m¨¢s la asunci¨®n de nuevas responsabilidades y quieren que otros Gobiernos sobrelleven tambi¨¦n las cargas m¨¢s pesadas. Aunque a la administraci¨®n de Obama se le llena la boca con la ampliaci¨®n del compromiso con Extremo Oriente y con la decisi¨®n de llegar a un acuerdo nuclear con Ir¨¢n, su renuencia a involucrarse m¨¢s en zonas conflictivas de Oriente Pr¨®ximo como Siria, Egipto y Libia, as¨ª como su obsesi¨®n por la pol¨ªtica interna y su propio a?o electoral, dejan claro que, en materia de pol¨ªtica exterior, Estados Unidos no busca nuevos desaf¨ªos.
Por otra parte, tampoco otras grandes potencias se est¨¢n precipitando a llenar el vac¨ªo. La delicada labor que supone remodelar la eurozona y sus normas sin mermar el apoyo a cambios dolorosos e impopulares dentro de cada uno de los pa¨ªses miembros hace que los Gobiernos europeos est¨¦n muy entretenidos. Francia ha sido la que m¨¢s se ha empe?ado en combatir a las milicias isl¨¢micas de Mal¨ª y otros lugares, y el apoyo del Reino Unido en materia de seguridad es vital, pero gran parte de los dem¨¢s Gobiernos del continente carecen de medios para echarse m¨¢s cargas a la espalda.
No cabe esperar que China asuma voluntariamente m¨¢s responsabilidades internacionales en un momento en que sus dirigentes est¨¢n poniendo en marcha uno de los programas de reforma econ¨®mica m¨¢s ambiciosos (y arriesgados) de la historia. En la actualidad, India, Turqu¨ªa y Brasil, adem¨¢s de otros pa¨ªses emergentes, lidian con la contracci¨®n del crecimiento y con elecciones inminentes. Por otro lado, la incapacidad de Rusia para diversificar su econom¨ªa y apartarla de su excesiva dependencia de las exportaciones de energ¨ªa supone una sangr¨ªa para la fortaleza del pa¨ªs a largo plazo.
Todo ello hace que escaseen los Gobiernos dispuestos y capaces de intervenir m¨¢s en la soluci¨®n de los conflictos del mundo y de contribuir a las iniciativas necesarias para crear un mercado mundial m¨¢s seguro y predecible.
No cabe esperar que China asuma voluntariamente m¨¢s responsabilidades internacionales
?Qu¨¦ ayuda puede prestar Alemania? Puede asumir nuevas responsabilidades que sirvan para alcanzar objetivos internacionales. Cuando Muamar el Gadafi anunci¨® que iba a masacrar a un gran n¨²mero de sus levantiscos s¨²bditos en 2011, el Reino Unido y Francia dieron un paso adelante. Alemania, reacia al riesgo, lo dio hacia atr¨¢s. No cabe duda de que Merkel tiene riesgos de los que ocuparse, dentro de Alemania y en toda Europa. Hasta ahora, los ha gestionado con notable eficacia y el peligro de derrumbe de la eurozona se ha evitado en gran medida gracias a ella. Alemania tambi¨¦n ha desempe?ado un papel valioso en las negociaciones internacionales centradas en el programa nuclear iran¨ª.
Sin embargo, como ha se?alado Gauck, Alemania puede ya permitirse m¨¢s acciones consensuadas con otros Gobiernos para intentar resolver conflictos e invertir en una econom¨ªa mundial m¨¢s predecible y pr¨®spera. Aunque sea a costa de que el Ej¨¦rcito germano asuma tambi¨¦n un papel m¨¢s activo.
Finalmente, hay que librarse de otro tab¨² de la posguerra: para tener una mayor influencia internacional, Alemania deber¨ªa colaborar con Jap¨®n siempre que fuera posible, uno y otro aportando a un fondo com¨²n sus recursos para el bien com¨²n. Tanto el Gobierno alem¨¢n como el japon¨¦s se toparan con una considerable resistencia interna a esos cambios. Seg¨²n sondeos recientes, en Alemania est¨¢ claro que la mayor¨ªa se opone a que el Ej¨¦rcito de su pa¨ªs asuma un papel internacional de m¨¢s peso. Igualmente, los votantes japoneses han dejado claro que les preocupa mucho m¨¢s la apuesta de Abe por revitalizar la econom¨ªa nipona que su prestigio internacional.
A pesar de esa constante renuencia, ha llegado el momento de que Alemania y Jap¨®n acepten responsabilidades internacionales de mayor calado, cargas acordes a su tama?o y riqueza. No cabe duda de que a las potencias tradicionales del mundo no les vendr¨ªa mal su ayuda.
Ian Bremmer es presidente de Eurasia Group y autor del libro Every Nation for Itself: Winners and Losers in a G-Zero World [Cada pa¨ªs a lo suyo: qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde en un mundo sin hegemon¨ªas]. Se le puede seguir en Twitter @ianbremmer.
Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo
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