El Senado aparca la disputa partidista y conmemora a las v¨ªctimas del Holocausto
Todos los grupos pol¨ªticos asisten al acto de conmemoraci¨®n por los 80 a?os de la liberaci¨®n de Auschwitz y defienden la labor de memoria democr¨¢tica
El recuerdo del horror ha servido para que una tregua se instale en el Senado, aunque haya sido durante poco m¨¢s de una hora. Es lo que ha durado el acto de recuerdo de este lunes a las v¨ªctimas del Holocausto, el d¨ªa en que se cumpl¨ªan 80 a?os de la liberaci¨®n de Auschwitz, el mayor complejo de campos de exterminio nazi. El presidente de la C¨¢mara alta, Pedro Roll¨¢n, del Partido Popular, encabez¨® el acto, en el que estuvo a su lado en representaci¨®n del Gobierno el secretario de Estado de Memoria Democr¨¢tica, Fernando Mart¨ªnez, y al que acudieron todos los grupos pol¨ªticos con esca?os en el Senado. La labor de memoria la defendieron todos los que intervinieron, representantes de las comunidades jud¨ªas, del pueblo gitano, del Gobierno y del PP, con una tribuna abarrotada de estudiantes de colegios y universidades. ¡°Lo que sucedi¨® a principios de la d¨¦cada de 1940 en Europa no debe ni puede ser olvidado, debemos recordar lo que ocurri¨® para as¨ª combatir lo que hoy lamentablemente a¨²n acontece¡±, defendi¨® Roll¨¢n.
David Obad¨ªa, presidente de la Federaci¨®n de Comunidades Jud¨ªas de Espa?a, resalt¨® que mientras suced¨ªa el Holocausto, en el que fueron asesinados al menos seis millones de jud¨ªos, muchos miraron para otro lado. ¡°Los nazis difundieron su propaganda antisemita y la mayor¨ªa silenciosa no hizo nada; es decir, permiti¨® el desastre. Del Holocausto aprendimos que la indiferencia se convierte en colaboradora necesaria para el mal¡±.
A rengl¨®n seguido, Obad¨ªa denunci¨® el recrudecimiento del antisemitismo en Espa?a durante el a?o pasado ¡ªa?o en que la incursi¨®n militar de Israel en Gaza se consolid¨® y dej¨® m¨¢s de 40.000 muertos en la Franja¡ª. ¡°Esos viejos fantasmas han aparecido de nuevo: 2024 ha sido el a?o m¨¢s duro en cuanto a antisemitismo se refiere; en Espa?a los jud¨ªos hemos vivido situaciones que jam¨¢s pens¨¢bamos que vivir¨ªamos: nuestros hijos insultados y acosados en colegios y universidades, muchas casas, comunidades, cementerios y templos vandalizados con pintadas; nuestros comercios se?alados llamando al boicot, nuestros colegios y oratorios protegidos por fuerzas policiales por las amenazas que hemos recibido¡±. Y enfatiz¨®: ¡°La lucha contra el antisemitismo ya no es una advertencia, es una emergencia¡±. Desde all¨ª, pidi¨® que el alto el fuego entre Israel y Palestina ¡°sea largo y duradero¡±, que los rehenes que siguen secuestrados vuelvan a sus hogares pronto ¡°y que no mueran m¨¢s inocentes¡±.
El testimonio del superviviente Albert Barbouth estremeci¨® a la sala. Nacido en Par¨ªs en 1933, de padres turcos, ten¨ªa nueve a?os cuando empez¨® a sentir el rigor de las leyes nazis contra los jud¨ªos, en lo que entonces era territorio ocupado. Los primeros decretos: los jud¨ªos no pod¨ªan ejercer como doctores, ni profesores, ni abogados. M¨¢s adelante, s¨®lo pod¨ªan abordar el ¨²ltimo vag¨®n del metro de Par¨ªs. No pod¨ªan ir al cine, al teatro. Despu¨¦s todo jud¨ªo mayor de seis a?os deb¨ªa portar en su ropa una estrella amarilla, con la que los marcaban. Albert pensaba que era una decoraci¨®n. Pero despu¨¦s de llevar esa marca nada volvi¨® a ser como antes. ¡°En la escuela no tuve m¨¢s amigos, no quer¨ªan jugar conmigo; despu¨¦s no volv¨ª a clases¡±, contaba en espa?ol y de vez en cuando en franc¨¦s. Empezaron a llamarlo ¡°sucio jud¨ªo¡±.
?l y uno de sus hermanos fueron separados de su madre y el otro hermano para tratar de protegerlos, y fueron escondidos en una granja con una familia cristiana. Dos a?os despu¨¦s, en 1944, fueron encontrados y llevados junto a su familia a un campo de concentraci¨®n en territorio franc¨¦s. Las ocho d¨¦cadas que han pasado desde entonces no le han borrado de la memoria una imagen que le qued¨® estampada en ese campo de concentraci¨®n: la de una ni?a de unos seis a?os con el rostro lleno de sangre que lloraba en medio del espacio. ¡°Pueda ser que hablando de ella la hago un poco vivir¡±. Por su origen turco, ¨¦l y su familia fueron repatriados a Turqu¨ªa a bordo de un tren. Eso fue lo ¨²nico que los salv¨® de que los hubieran subido a otro tren, rumbo a los campos de exterminio.
Carmen Santiago, vicepresidenta del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, enfatiz¨® en que esa comunidad tambi¨¦n se llev¨® buena parte de las v¨ªctimas ¡ªse estima que 500.000 gitanos fueron asesinados durante el Holocausto¡ª en lo que este pueblo denomina el porraimos, la devastaci¨®n de los nazis contra esa etnia. ¡°Muchos hombres, mujeres y ni?os gitanos fueron despojados de su dignidad, de sus hogares, fueron v¨ªctimas de estigmatizaci¨®n, de segregaci¨®n y de exterminio¡±, dijo. Ha recordado que en el campo de Auschwitz existi¨® un sector espec¨ªfico para los gitanos, quienes eran marcados con un tri¨¢ngulo marr¨®n como ¡°seres asociales¡±. El 2 de agosto de 1944, en una sola noche, m¨¢s de 4.300 gitanos fueron gaseados en ese campo.
¡°Podemos pensar que hechos como estos no se van a repetir; pero el pasado podr¨ªa volver si no estamos atentos; en nuestro pa¨ªs, en Europa, hay negacionistas, personas que admiran a Hitler; quienes niegan el Holocausto no solamente est¨¢n atacando la memoria de las v¨ªctimas, est¨¢n preparando el terreno para futuras injusticias¡±, ha reclamado. ¡°Cada acto de memoria como este es un acto de resistencia¡±, ha defendido.
Ese deber de memoria lo resalt¨® a su turno Fernando Mart¨ªnez, secretario de Estado de Memoria Democr¨¢tica, quien explic¨® que en la conmemoraci¨®n de los 50 a?os de libertad y democracia que este a?o impulsa el Gobierno tambi¨¦n estar¨¢ presente el 80? aniversario de la liberaci¨®n de los campos de exterminio nazis. ¡°Solo la memoria, la de las v¨ªctimas, es el dique de contenci¨®n para evitar que se repita una barbarie de tal magnitud¡±. Record¨® a los cerca de 500.000 espa?oles republicanos exiliados despu¨¦s del final de la guerra en Espa?a, que ¡°en su mayor¨ªa siguieron enfrent¨¢ndose al fascismo en los campos de Europa¡±. Y agreg¨®: ¡°Su compromiso con la libertad y su lucha contra el fascismo es lo que nos hace formar parte ineludible del proceso de construcci¨®n de la memoria democr¨¢tica europea¡±.
En su intervenci¨®n retom¨® la idea con la que el Gobierno ha defendido en las ¨²ltimas semanas los actos de homenaje a los 50 a?os de la llegada de la democracia y la muerte de Franco: ¡°La educaci¨®n, la pedagog¨ªa, las pol¨ªticas p¨²blicas de memoria son esenciales para que los m¨¢s j¨®venes, que han nacido y crecido en democracia, no caigan en las redes de los discursos de odio y la tergiversaci¨®n hist¨®rica y pol¨ªtica de los herederos del terror y de los ingenieros del caos¡±. Destac¨® que la Ley de Memoria Democr¨¢tica recoge ¡°el compromiso del Gobierno de Espa?a de incluir en el sistema educativo la difusi¨®n y divulgaci¨®n del exilio, la resistencia, el Holocausto y la deportaci¨®n a los campos de concentraci¨®n nazis, as¨ª como la conquista de las libertades democr¨¢ticas¡±.
En el acto los asistentes encendieron seis velas: por los seis millones de jud¨ªos asesinados, por otros colectivos v¨ªctimas de la barbarie ¡ªrepublicanos espa?oles, gitanos, personas con discapacidad, homosexuales...¡ª, por los ¡°Justos entre las Naciones¡±, por los supervivientes, por la preservaci¨®n de la memoria de las v¨ªctimas y por ¡°la convivencia fraternal y la tolerancia¡±. Esa ¨²ltima la encendieron juntos Pedro Roll¨¢n (PP) y Susana D¨ªaz (PSOE). ¡°Este acto tambi¨¦n nos permite actualizar, renovar nuestro compromiso contra lo que ocurri¨® hace 80 a?os y contra la permanente amenaza del mal. Porque rebelarse para defender los principios democr¨¢ticos y libertades, los derechos humanos, los derechos universales es una de las loables aspiraciones que debe estar presente siempre en el ser humano¡±, dijo Roll¨¢n en el cierre del homenaje. En los actos que conmemorar¨¢n la llegada de la democracia a Espa?a durante este 2024, esta vez organizados por el Gobierno, su partido no estar¨¢ presente. La tregua no va hasta all¨¢.
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