Venezuela, el precio del rescate cubano
Cuba entregar¨¢ el chavismo a EEUU a cambio de la normalizaci¨®n pol¨ªtica
?rase una vez un coronel que, basado en el hambre de su pueblo y en el hecho de que quienes viv¨ªan en los ranchos eran mayor¨ªa, dio un golpe de Estado.
?rase una vez un coronel que en el momento de rendirse dijo que, por ahora, el golpe acababa.
?rase un pa¨ªs entregado a los delirios locos ¡ªseg¨²n el modelo de Ronald Reagan¡ª, de que un viejo por muy viejo que fuera, Rafael Caldera, pod¨ªa ser presidente.
?rase una vez un pa¨ªs que vio, una y otra vez, como su clase dirigente le fallaba.
Venezuela no est¨¢ en la primera p¨¢gina de los peri¨®dicos m¨¢s que a golpe de sangre, frustraci¨®n y muerte. Eso es l¨®gico. Venezuela es un pa¨ªs rico; tiene mucho, mucho petr¨®leo; mucho, mucho futuro; mucho, mucho territorio y poca, poca poblaci¨®n.
?Por qu¨¦ parece que es m¨¢s importante la crisis ucrania que la venezolana? ?Es porque est¨¢ a la derecha de Putin? ?Es porque est¨¢ a la izquierda de Obama? No, simplemente la raz¨®n es que a Am¨¦rica hace muchos a?os que nadie necesita tom¨¢rsela en serio.
Cuba quiere vender
bien y cara la influencia pol¨ªtica que posee
en el continente
?Son los muertos de esta ¨²ltima revuelta venezolana en vano? No, claro que no. Lo que pasa es que todos en el mundo estamos cometiendo un error de c¨¢lculo fundamental: el 11 de septiembre de 2001 George Walker Bush dej¨® a Am¨¦rica Latina a su suerte. A partir de ese momento, tras la ca¨ªda de las Torres Gemelas, todos los referentes de guerra y paz, decencia e indecencia cambiaron dram¨¢ticamente.
Hugo Ch¨¢vez, sin el atentado terrorista, jam¨¢s hubiera podido ser lo que fue. El exdirigente fue la expresi¨®n de los l¨ªmites de un pueblo. Pertenecer al Ej¨¦rcito era la ¨²nica manera de comer y ascender en Venezuela. Cuanto m¨¢s fregado, m¨¢s ¨¦xito dentro del Ej¨¦rcito.
Y Ch¨¢vez empez¨® con los delirios de grandeza. Y Ch¨¢vez comenz¨® a leer la historia de Bol¨ªvar. Ch¨¢vez siempre supo que la frontera entre los monos de los ranchos que rodean Caracas y el otro mundo, donde viven los llamados sifrinos ¡ªPrado Este, Chacao, Altamira¡ª era su cantera natural, no solo de votos sino de raz¨®n hist¨®rica para fundamentar su r¨¦gimen. Los c¨¢lculos de Ch¨¢vez resultaron ciertos: en Venezuela los fregados eran m¨¢s que los afortunados.
El problema es que los afortunados de Venezuela cre¨ªan y pensaban que era un derecho natural que la otra gente estuviera fregada y ellos bien. Y Ch¨¢vez, que no pod¨ªa preguntarle a Bol¨ªvar, descubri¨® que le pod¨ªa preguntar a Castro. Y Castro descubri¨® que gracias a la ignorancia y a las ganas de trascender de Ch¨¢vez, su pueblo (los cubanos) pod¨ªa, de verdad, tener una segunda oportunidad.
?rase una vez un continente dejado de la mano de Dios, se llama Am¨¦rica. La Am¨¦rica que habla en espa?ol, que hasta que Fidel Castro, la embarcaci¨®n Granma y el apoyo que le dio M¨¦xico le permiti¨® acabar con Batista, ten¨ªa una historia de gran indignidad frente al imperio americano. Castro nunca dobleg¨® a Am¨¦rica. A Am¨¦rica la dobleg¨® Osama Bin Laden tumb¨¢ndole las Torres. A partir de entonces, todos comenzamos a vivir en un mundo nuevo.
Los guardias nacionales? venezolanos empiezan a dudar. Ese es el primer s¨ªntoma de que la situaci¨®n puede cambiar
Ch¨¢vez jug¨® sabiendo siempre que hab¨ªa un l¨ªmite. El ¨²nico l¨ªmite que nunca pens¨® que a ¨¦l le suceder¨ªa se llama c¨¢ncer, ese mismo que acab¨® con su vida y que coloc¨® a Venezuela en la alternativa donde est¨¢.
Pero Ch¨¢vez por s¨ª mismo no es suficiente para entender el problema. Ch¨¢vez m¨¢s Castro tampoco. Ch¨¢vez m¨¢s Castro m¨¢s Bush, tampoco. El problema es que para entender la actual crisis venezolana, hay que entender el nuevo mapa del mundo.
Y para m¨ª, el mapa del nuevo mundo es muy sencillo. Discrepo, respetuosa y profundamente, de todos cuantos le atribuyen a Cuba la continuidad del sistema chavista.
En lo personal considero que ser¨¢ Cuba, con Ra¨²l Castro a la cabeza, quien entregue la revoluci¨®n chavista a Estados Unidos, a cambio de conseguir el desbloqueo para Cuba.
El precio de la normalizaci¨®n pol¨ªtica con Cuba es Venezuela. Y eso es lo que ni Maduro ni Cabello ni los l¨ªderes antichavistas han entendido.
?Seguir¨¢n muriendo j¨®venes en Venezuela? Espero que pocos. ?Est¨¢n solos los estudiantes venezolanos? A pesar del gran apoyo que tienen ¡ªsobre todo de los j¨®venes latinoamericanos¡ª, s¨ª viven en la soledad que significa que por ahora ¡ªal menos¡ª, nadie ha entendido lo que est¨¢ de fondo y eso los desprotege.
Todos parten de que Cuba es quien sostiene a Venezuela. Yo sostengo que Cuba entregar¨¢ a Venezuela. ?Por qu¨¦? Porque es la ¨²nica manera de conseguir la normalizaci¨®n pol¨ªtica del Caribe.
Mientras tanto, seguir¨¢ habiendo muerte. Pero como nos ense?a la Historia, el poder no se pierde cuando la gente comienza a disparar, sino cuando la gente duda.
Lo sepa o no Maduro (si es que alguna vez supo algo), las campanas doblan por ¨¦l. Tocan y suenan en La Habana.
Pues bien, en Venezuela los polic¨ªas, los guardias nacionales republicanos empiezan a dudar. Ese es el primer s¨ªntoma de que la situaci¨®n puede cambiar.
?C¨®mo se podr¨ªa perpetuar la revoluci¨®n chavista, que fue siempre una puesta en escena televisiva con riesgos calculados? Se podr¨ªa conseguir si los batallones chavistas reunidos en torno a las misiones tuvieran la direcci¨®n militar adecuada y si para los cubanos no fuera mejor entregar Venezuela que entregar Cuba.
A partir de aqu¨ª solo es un problema de tiempo. Venezuela est¨¢ enterrando al chavismo, justo al a?o de la muerte de Ch¨¢vez. Y quien oficia de gran enterrador se llama Cuba.
En alg¨²n momento, en alg¨²n lugar escucharemos que hay conversaciones de paz. Esas conversaciones tendr¨¢n, como le pasa al presidente Santos y a Colombia con las FARC, un garante: Cuba. Para el pa¨ªs caribe?o el problema no es la normalizaci¨®n econ¨®mica, democr¨¢tica o pol¨ªtica de su isla. El problema es vender caro y bien la influencia pol¨ªtica que posee sobre el continente.
Y eso tiene dos ejes fundamentales: uno es Colombia y otro, sobre todo, es el petr¨®leo venezolano.
Lo sepa o no Maduro (si es que alguna vez supo algo), las campanas doblan por ¨¦l. Pero no suenan ni se tocan en Washington. Tocan y suenan en La Habana.
Ch¨¢vez siempre lo supo, por eso muri¨® en la cresta del sue?o. Ch¨¢vez, como Evita, nunca despertar¨¢.
As¨ª como a Evita le realizaron un gran evento funerario, del que solo se levant¨® el pedestal, ahora da la impresi¨®n de que la tumba de Ch¨¢vez es la tumba de su r¨¦gimen.
Antonio Naval¨®n es periodista.
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