Historias de tres emprendedores del gueto
La revista estadounidense Forbes, siempre tan dispuesta a elaborar listas y clasificaciones, ha incluido a Sizwe Nzima, Ashley Uys y Luswick Marishane entre los mejores 30 j¨®venes emprendedores menores de 30 a?os de ?frica. Los tres provienen de cunas modestas y son un ejemplo de c¨®mo han sabido devolver beneficios a la comunidad que los ha formado y ponen en evidencia que ?frica tiene tambi¨¦n capacidad de innovar. Tienen m¨¢s cosas en com¨²n, como que desarrollan su trabajo en Ciudad del Cabo, la capital del dise?o y el turismo de Sud¨¢frica, y que de manera muy diferente y desde historias muy diferentes se atreven con el mundo de la salud.
El nombre de Nzima no dice nada pero este sudafricano de 22 a?os podr¨ªa ser el protagonista de uno de esos argumentos de una pel¨ªcula con factura ¨¦pica hollywoodiense de alguien que desde lo m¨¢s modesto de la sociedad consigue superarse. De momento, es verdad, que ayuda s¨®lo a sus vecinos del gueto de Khayelitsha, el segundo m¨¢s poblado de Sud¨¢frica, a escasos kil¨®metros de Ciudad del Cabo, pero sirve de reflejo para miles de chicos y chicas que viven sin muchas expectativas.
Khayelitsha es un mar de chabolas que el apartheid cre¨® en 1983 para ordenar y recluir a los ciudadanos no-blancos y aunque estaba pensado para unas 30.000 personas hoy en d¨ªa su poblaci¨®n roza el medio mill¨®n de personas. Nzima se ha criado en estas calles y vive en una de esas barracas con sus abuelos.
Tras graduarse en una academia en desarrollo empresarial, Nziman empez¨® a darle vueltas a una idea que, sin quererlo, le dieron sus propios abuelos. Los enfermos cr¨®nicos del barrio necesitaban un mensajero que les recogiera en el hospital los medicamentos y se los llevara a casa. Servicio de puerta a puerta para ahorrar tiempo y dinero. El transporte p¨²blico no se caracteriza en Sud¨¢frica por sus precios populares para atender a los paup¨¦rrimos ingresos de sus potenciales clientes y ni siquiera en Ciudad del Cabo, tienen buenos horarios.
En 2102, el chico se estren¨® con lo m¨ªnimo, con su propia bicicleta, un medio ecol¨®gico, barato y ¨¢gil para circular por el gueto, y con sus abuelos como primeros clientes. Hab¨ªa nacido la mensajer¨ªa Iyeza Express (algo as¨ª como el R¨¢pido que viene, en zul¨²). El boca-oreja ha funcionado y la empresa ya emplea otros tres j¨®venes del barrio y tiene en cartera m¨¢s de 250 pacientes fijos que conf¨ªan en su servicio y se evitan as¨ª pesados trayectos y largas esperas en los hospitales de turno, siempre sobre saturados, o dejar de recibir el f¨¢rmaco que requieren si su salud no les permite trasladarse. El precio del servicio es de 10 rands (70 c¨¦ntimos de euro, al cambio), con lo que el emprendedor es consciente que no se va a hacer rico.
Ludwick Marishane tambi¨¦n tiene una buena historia surgida de la pereza. Nacido y criado en Limpopo, una de las regiones sudafricanas m¨¢s rurales, secas y empobrecidas, puede presumir ya a sus 22 a?os de haber obtenido diferentes galardones que lo distinguen como un buen emprendedor.
A los 16 a?os, en uno d¨ªa fr¨ªo un amigo reflexion¨® en voz alta porqu¨¦ nadie inventaba alg¨²n jab¨®n que no necesitara agua para evitar el engorro de la ducha. Marishane empez¨® a pensar que no era tan descabellado porque hasta ¨¦l mismo estar¨ªa dispuesto a pagar por un producto as¨ª. Durante los seis meses siguientes, investig¨® en internet si ya exist¨ªa en el mercado y al ver que no, se sumergi¨® en google para desentra?ar la f¨®rmula qu¨ªmica y en un a?o tuvo a punto el plan de empresa que fue escribiendo desde su tel¨¦fono m¨®vil, ya que no ten¨ªa ordenador.
Seg¨²n los c¨¢lculos de HeadBoy, el coste de un ba?o es de 9,70 d¨®lares (0,57 euros),mientras que las toallitas sin jab¨®n valen 0,36 Fuente: HeadBoy
En 2011 se gradu¨® en la Universidad de Ciudad del Cabo y fund¨® Medical Diagnostech, la empresa con la que fabrica DryBath (Ba?o seco), un desinfectante que sustituye a la loci¨®n y se presenta en toallitas individuales equivalentes a un ba?o. El precio por cada saco, 0,36 euros al cambio.
?l mismo explicaba en una presentaci¨®n del producto que en las comunidades pobres de ?frica la pauta de consumo es una unidad. ¡°Nadie compra un paquete de cigarrillos sino que se compra de uno en uno¡±, precisaba, en un discurso en el que vend¨ªa las bondades de su marca como un ahorro de agua y de tiempo para los que tiene que ir a buscarla a fuentes comunitarias o r¨ªos.
Pero su af¨¢n en el futuro es que no s¨®lo los pobres se beneficien sino que el jab¨®n seco sea de uso habitual en hoteles o casas m¨¢s pudientes concienciadas con el medio ambiente. ¡°Lo he hecho todo porque no quer¨ªa tomar un ba?o¡±, admite un divertido Marishane.
En esa misma simplicidad se basan tambi¨¦n los test de diagn¨®stico r¨¢pido y barato de malaria, VIH, drogas, embarazo o fertilidad que ha ideado Ashley Uys, el tercer emprendedor a tener en cuenta. Su carrera se inicia en 2006, con 22 a?os, cuando era estudiante de Biotecnolog¨ªa en la Universidad de Western Cape, tambi¨¦n en Ciudad del Cabo, de la que se gradu¨® con unas notas brillantes.
Uys consigui¨® que una farmac¨¦utica se interesara por sus test y con los ingresos que consigui¨® de una compa?¨ªa farmac¨¦utica a la que le gust¨® la idea, construy¨® en 2011 su propia factor¨ªa. Y de ah¨ª salen los kits que en menos de media hora dan un diagn¨®stico cre¨ªble, a un precio de 25 c¨¦ntimos de euro, mientras contin¨²a investigando en otras pruebas del mismo estilo para detectar la diabetes.
Ashley, Sizwe y Ludwick son la cara del ¨¦xito de la nueva Sud¨¢frica. Hay muchos m¨¢s emprendedores que cada d¨ªa buscan la manera y se esfuerzan porque aquella frase de otro mundo es posible empiece por sus propias vidas.
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