Rajoy
El resultado es que todos miramos al muerto que camina escudados en la idea de haber hecho todo lo posible
Deber¨ªa venir aqu¨ª, un d¨ªa, y hablarles de Rajoy, o de Dilma Rousseff. Supongo que s¨ª, que deber¨ªa. Ayer estuve en la guardia de un hospital de Buenos Aires, donde una mujer viej¨ªsima abr¨ªa y cerraba la boca buscando aire mientras su hijo viejo lloraba y le dec¨ªa ¡°ya va a pasar¡±, como si la muerte fuera, de verdad, un retorcij¨®n. El hombre a quien yo iba a ver, que me hab¨ªa llamado una hora antes para avisarme que ten¨ªa un dolor fuerte en el pecho, estaba en la cama contigua, leyendo un libro. Conozco a ese hombre desde que todav¨ªa no era un hombre. Desde que a los dos nos daban miedo las pel¨ªculas de Vincent Price. Desde que ven¨ªa a mi casa a jugar, todos los d¨ªas. Deber¨ªa, supongo, venir aqu¨ª y hablarles de Rajoy o criticar al Papa. Supongo que s¨ª, que deber¨ªa. El m¨¦dico lleg¨® dos horas m¨¢s tarde, dijo que el coraz¨®n estaba bien pero que hab¨ªan aparecido, previsiblemente, otras cosas. El p¨¢ncreas estaba mal, el h¨ªgado estaba mal. Mencion¨® enfermedades de nombres calientes como fiebres tropicales. Deber¨ªas, dijo el m¨¦dico, dejar de beber. El hombre, que es un hombre bueno, baj¨® la cabeza, dijo gracias, dijo nos vemos. Salimos a la calle, prendi¨® un cigarrillo. Me pregunt¨¦ si ese axioma que repite que no-se-puede-ayudar-a-un-adicto-que-no-quiere-ayudarse-a-s¨ª-mismo no ser¨¢ un invento del sistema de salud, privado y estatal, para ahorrarse el trabajo. Ha sido efectivo, en cualquier caso: el resultado es que todos miramos al muerto que camina escudados en la idea de haber hecho todo lo posible porque, ah, nadie-puede-ayudar-a-un-adicto-que-no-quiere-ayudarse-a-s¨ª-mismo. Lo vi irse por la avenida Callao, directo a beber. Cuando era chico ten¨ªa, en las mejillas, una pelusa que me recordaba a los duraznos y, con los ojos todav¨ªa hinchados por el sue?o, parec¨ªa un cachorro reci¨¦n parido. Deber¨ªa hablarles de Rajoy. De Bachelet. Del aborto en Espa?a. Ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil.
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