Megaciudades en un planeta que se urbaniza
La mitad de los 7.000 millones de habitantes del planeta reside en ciudades Se estima que hacia 2050 se alcancen los 9.000 millones y que las urbes no detengan su crecimiento, llegando a acoger al 60% de la poblaci¨®n mundial
Hoy, 7.000 millones de personas habitan el planeta y, desde 2007, la mitad reside en ciudades. Se estima que hacia 2050 se alcancen los 9.000 millones y que las ciudades no detengan su crecimiento, llegando a acoger al 60% de la poblaci¨®n mundial en 2030 y al 70% en 2050. Y es que cada vez somos m¨¢s habitantes, y m¨¢s urbanos, y las ciudades m¨¢s grandes y difusas. Actualmente, existen 502 aglomeraciones urbanas que superan el mill¨®n de habitantes, 74 que superan los 5 millones, 29 megaciudades por encima de los 10 millones, 12 que superan los 20 millones y 1 ciudad con m¨¢s de 30 millones de habitantes. Y estas ¨¢reas urbanas, a pesar de concentrar a m¨¢s de 3.500 millones de personas, apenas cubren el 5% de la superficie terrestre.
El proceso de urbanizaci¨®n del planeta ha sido r¨¢pido y ha supuesto fuertes cambios en la composici¨®n y desarrollo de las ciudades. Es a partir de la segunda mitad del siglo XX, en paralelo al crecimiento demogr¨¢fico de los pa¨ªses empobrecidos, cuando se dispara el ritmo. De hecho, a inicios del siglo XIX, la poblaci¨®n urbana apenas representaba el 3% del total mundial. Las ciudades se han transformado profundamente durante el ¨²ltimo siglo y han superado los l¨ªmites que una vez condicionaron su crecimiento: traspasan el territorio marcado por sus murallas defensivas originales; superan sus l¨ªmites nutricionales y sustituyen tierras agr¨ªcolas de cercan¨ªa por el transporte de alimentos a larga distancia, y solo cinco empresas multinacionales controlan ahora el 80% del comercio mundial de alimentos; modifican sus l¨ªmites energ¨¦ticos con el uso de nuevas fuentes y combustibles f¨®siles, con un consumo que se incrementar¨¢ en un 57% entre 2004 y 2030, a pesar del aumento de precios del petr¨®leo y gas natural; y superan sus limitaciones de movilidad y comunicaci¨®n mediante la innovaci¨®n tecnol¨®gica y complejas redes de transporte. La urbanizaci¨®n asume una nueva forma de crecimiento, a menudo incontrolado e incontenido. Y la competencia por un papel central en el escenario internacional orienta el modelo de desarrollo de las grandes ciudades.
Estos gigantes urbanos se analizan mediante conceptos diversos. Se consideran megaciudades aquellas ¨¢reas metropolitanas de m¨¢s de 10 millones de habitantes. Ejemplos claros son el ¨¢rea metropolitana de Nueva York o el Gran Tokio, con casi 34 millones de habitantes. Les siguen en peso demogr¨¢fico Guangzhou (China), Yakarta (Indonesia), Shanghai (China) y Se¨²l (Corea), que llegan a acoger hasta el 30% o 40% de la poblaci¨®n urbana de su pa¨ªs. De hecho, Delhi y Shanghai ya se han unido a las conurbaciones de m¨¢s de 20 millones de personas, y se prev¨¦ que para 2020 lo hagan tambi¨¦n Beijing, Dhaka y Mumbai. Hay que descender hasta el puesto 24 para encontrar a la Uni¨®n Europea (Londres), ya que la mitad de la poblaci¨®n urbana vive en Asia, donde se encuentran 7 de las 10 ciudades m¨¢s pobladas del mundo. Paralelamente, se definen megal¨®polis las conurbaciones de grandes ciudades con altos ¨ªndices demogr¨¢ficos y de influencia. Con el acr¨®nimo Boswash se conoce a la aglomeraci¨®n norteamericana de 800 kil¨®metros que se extiende desde Boston a Washington, con una poblaci¨®n de casi 70 millones de habitantes. Y en Europa, el ¡°Banana Azul¡±, con similar poblaci¨®n, es la franja que se extiende en arco desde Londres-Mil¨¢n-Benelux-Estrasburgo hasta la cuenca de Z¨²rich-Berna-Ginebra, y constituye el centro pol¨ªticoecon¨®mico de la Uni¨®n Europea. O la gigantesca megal¨®polis japonesa, de m¨¢s de 1.000 km2 que, desde Tokio hasta Kitakyushu, concentra el 80% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Algunas de estas grandes urbes se consideran ciudades globales por su influencia econ¨®micofinanciera, cultural y pol¨ªtica a escala internacional. Nueva York, Londres, Par¨ªs o Tokio, por ejemplo, son nodos de conocimiento e innovaci¨®n, interconectados, semejantes entre s¨ª y convertidos en s¨ªmbolos del capitalismo mundial. La econom¨ªa de Nueva York es mayor que la de 46 naciones subsaharianas juntas y unida a Londres representan el 40% de la capitalizaci¨®n de mercado global. Los centros financieros del Pac¨ªfico asi¨¢tico ¡ªHong Kong, Se¨²l, Shangai, Sidney y Tokio¡ª, por su parte, se incorporan como actores protagonistas al escenario econ¨®mico internacional.
Los desaf¨ªos que plantea esta expansi¨®n urbanizadora para la calidad de vida humana y la sostenibilidad medioambiental son incuestionables. El aumento demogr¨¢fico en las ciudades y el cambio en sus patrones de producci¨®n y consumo comienzan a chocar con los l¨ªmites de unos recursos naturales finitos. Y, si no se introducen cambios, en 2030 ser¨¢ necesario el equivalente a dos planetas Tierra (huella ecol¨®gica mundial). M¨¢s del 70% de las emisiones de CO2 proceden de usos urbanos (15.000 millones de toneladas en 1990, 25.000 millones en 2010 y en 2030 se prev¨¦n 36.500 millones). Por otro lado, se calcula que unas 200.000 personas migran cada d¨ªa a una ciudad, y los suburbios urbanos crecen bajo un modelo que no responde a las necesidades b¨¢sicas de sus ciudadanos. Aproximadamente, mil millones de personas (una sexta parte de la poblaci¨®n mundial) vive en uno de los 200.000 asentamientos precarios (slums) existentes, y se estima que este n¨²mero se duplicar¨¢ en las pr¨®ximas tres d¨¦cadas. En las ciudades africanas, casi dos tercios de la poblaci¨®n habitan en slums (solo en Kibera, barriada de Nairobi, viven m¨¢s de un mill¨®n de africanos). Y en Am¨¦rica Latina, la regi¨®n m¨¢s urbanizada y desigual del planeta, el 80% de la poblaci¨®n vive en ciudades y m¨¢s de una cuarta parte en villas miseria.
Actualmente, tan solo 40 megaciudades concentran el 66% de la actividad econ¨®mica mundial y el 85% de la innovaci¨®n tecnol¨®gica y cient¨ªfica. Este paisaje pone de manifiesto el creciente protagonismo urbano en el escenario mundial, pero tambi¨¦n la necesidad de repensar la forma en que se urbaniza el planeta. El desarrollo y la innovaci¨®n, la satisfacci¨®n de las necesidades humanas b¨¢sicas y la sostenibilidad medioambiental no deber¨ªan ser prioridades incompatibles en la construcci¨®n de las ciudades. Y as¨ª comienza a demostrarse. En algunas megaciudades surgen ya innovadores programas redistributivos, orientados a la mejora de la calidad de vida, la participaci¨®n ciudadana y la cohesi¨®n social; miles de personas participan en la elaboraci¨®n de la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad en foros internacionales; la producci¨®n agr¨ªcola vertical, practicada desde hace mucho en Tokio, se extiende a Nueva York; aumentan los huertos urbanos en Europa, en un esfuerzo por recuperar los v¨ªnculos que unen a los ciudadanos con la naturaleza; en Am¨¦rica del Norte se copia el sistema el¨¦ctrico de tr¨¢nsito masivo de Curitiba (Brasil); etc. Porque, hoy, la forma en que las megaciudades contin¨²en produciendo y consumiendo energ¨ªas y bienes ser¨¢ crucial para su posible sostenibilidad social, ecol¨®gica y econ¨®mica.
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