¡®The Wire¡¯ en el Born
Polic¨ªas en acci¨®n y delincuentes detenidos: la idea es retransmitir en directo las redadas y demostrar la eficacia de la lucha contra el crimen. Su eficacia, sin embargo, es discutible por falta de pol¨ªticas de prevenci¨®n
En un episodio de la primera temporada de The Wire, el joven encargado de ventas de droga en la esquina de un suburbio de Baltimore, ciudad en la que se desarrolla la serie, alecciona a sus pupilos adolescentes sobre el juego del ajedrez: ¡°El rey siempre es el rey. Todos siguen siendo lo que son, menos los peones. Los peones de la partida la palman r¨¢pido, salen pronto del juego¡±. Uno de los chicos objeta: ¡°A menos que los t¨ªos sean unos peones muy listos y se conviertan en reinas¡±. En otro episodio, el jefe de polic¨ªa ordena una redada masiva para detener a narcotraficantes, con la intenci¨®n de demostrar la eficiencia del cuerpo frente a los pol¨ªticos que exigen resultados. Poco importa que solo detengan a un pu?ado de j¨®venes pandilleros. Los polic¨ªas m¨¢s competentes se quejan de que la redada ha echado a perder la paciente investigaci¨®n que hubiera podido acorralar a los peces gordos. Pero nadie les hace caso: las detenciones sirven para maquillar las estad¨ªsticas de criminalidad, que tanto complacen a los pol¨ªticos locales.
La alusi¨®n a esta serie de culto viene a cuento por la operaci¨®n contra los Latin Kings, que tuvo lugar en Barcelona y otros municipios de Catalu?a el pasado 11-M (d¨¦cimo aniversario del mayor atentado terrorista de la historia de Espa?a), en la que fueron detenidos 20 miembros de este grupo, incluido su supuesto jefe para toda Espa?a. Fue una operaci¨®n semejante a las realizadas por la polic¨ªa catalana en el transcurso del ¨²ltimo a?o contra los Bloods, Trinitarios, Black Panthers y la mayor¨ªa de bandas latinas, siguiendo la estrategia que gu¨ªa la actuaci¨®n de otras fuerzas y cuerpos de seguridad espa?oles, y que consiste en no dar tregua a estos grupos. Estas actuaciones acaban sistem¨¢ticamente desarticulando a la banda en cuesti¨®n, a pesar de lo cual, no tardan en reaparecer grupos semejantes. Este modelo proviene de los Estados Unidos, donde llevan m¨¢s de un siglo combatiendo y encarcelando a las bandas, con el resultado parad¨®jico de haber visto c¨®mo se reforzaban las ramas m¨¢s violentas. Su m¨¢xima expresi¨®n fue la Operaci¨®n Corona en 1998, una magna redada contra los Latin Kings de Nueva York, impulsada por el entonces alcalde Rudolph Giuliani.
El combate contra la droga se dirige a peque?os distribuidores y no a grandes narcotraficantes
Sigo por la radio catalana la redada, retransmitida en tiempo real. Al principio, se dan pocos datos porque la operaci¨®n est¨¢ en curso y se impone secreto de sumario. Se insin¨²a que los delitos que la motivan son variados pero inconcretos. Se mencionan la ¡°extorsi¨®n¡±, los ¡°robos¡± y la ¡°pertenencia a grupo criminal¡±, aunque se pone el ¨¦nfasis en este ¨²ltimo delito. M¨¢s tarde se dir¨¢ que tambi¨¦n se buscan drogas y armas. Sigo los noticiarios del mediod¨ªa en las distintas televisiones, que reproducen la versi¨®n policial casi calcada. Los periodistas han sido convocados a una especie de rueda de prensa en la calle en la que se presentan los registros y detenciones como si se tratara de una performance. Sorprendentemente, el secreto de sumario parece haber quedado en suspenso. El reportaje de TV3 es extenso y detallado: con una escenograf¨ªa muy cinematogr¨¢fica, en una calle del barrio del Born de Barcelona, se ve a un grupo de polic¨ªas bajar del veh¨ªculo policial junto al cabecilla detenido para realizar un registro en un local, donde supuestamente se guardaban armas y drogas, que por lo visto no aparecen. S¨ª aparece, en cambio, un ciudadano sin techo, que afirma no tener nada que ver con las bandas. M¨¢s tarde, el canal de noticias 3/24 interrumpe la retransmisi¨®n del debate sobre la pobreza en el Parlamento de Catalu?a ¡ªen el preciso momento en el que la oposici¨®n est¨¢ criticando los recortes del Gobierno¡ª para conectar en directo y transmitir el exitoso final de la redada.
Antes de acostarme, reflexiono sobre lo sucedido. Todo me recuerda a The Wire: la escenograf¨ªa de gueto urbano, que traspone los barrios afroamericanos de Baltimore al centro de Barcelona; la manufactura policial de la noticia, y la casi total ausencia de visiones contrastadas; la presi¨®n por demostrar la eficacia en la lucha contra el crimen, privilegiando la cantidad (el n¨²mero de detenidos) por encima de la calidad (la prevenci¨®n del delito); el combate perdido contra las drogas (dirigido contra peque?os distribuidores, no contra grandes narcotraficantes); la demonizaci¨®n de los j¨®venes pandilleros, tratados como salvajes despersonalizados; por no hablar del posible uso de escuchas policiales, que con las bandas latinas es una t¨¦cnica utilizada profusamente y sin los remilgos que llegaron a acabar con la carrera de un juez. Como en Estados Unidos, del fantasma de las bandas emerge el espectro de un Estado penal ¡ªteorizado por autores como Lo?c Wacquant¡ª que tolera una zona gris donde algunos principios del Estado de derecho (la presunci¨®n de inocencia, la culpabilidad individual y no colectiva, el derecho a la tutela efectiva, la proporci¨®n entre delitos y penas) parecen quedar en suspenso, y donde la c¨¢rcel es el destino natural de este nuevo precariado juvenil que Guy Standing ha bautizado como lumpenproletariado del siglo XXI. El destino m¨¢s probable para los detenidos ser¨¢ la prisi¨®n, sin derecho a libertad provisional, y el delito de asociaci¨®n il¨ªcita puede aplicarse a todo el colectivo. Poco que ver con los encausados en el caso Palau de la M¨²sica, aunque las cantidades defraudadas hayan sido escandalosamente superiores a los supuestos botines obtenidos por los Latin Kings, por no citar el caso G¨¹rtel y la corrupci¨®n en algunos partidos. De nuevo pienso en The Wire, que expone las interconexiones entre bajos fondos y poderes f¨¢cticos de Baltimore, la desproporci¨®n entre la tolerancia cero hacia el pandillero y la relativa impunidad hacia constructores y pol¨ªticos corruptos.
?Por qu¨¦ se imita la mano dura cuando incluso en Centroam¨¦rica ya se considera ineficaz?
Como persona, me voy a dormir apenado, pues conozco a la mayor¨ªa de los protagonistas de esta historia, incluyendo al supuesto cabecilla detenido, en realidad l¨ªder de una facci¨®n minoritaria, disidente del proceso de legalizaci¨®n. Tambi¨¦n conozco a los portavoces de la Organizaci¨®n de Reyes y Reinas Latinos, que al d¨ªa siguiente se ver¨¢n obligados a denunciar el proceso de estigmatizaci¨®n al que todos los Latin Kings se ven sometidos, as¨ª como el abandono por parte de las Administraciones p¨²blicas de los programas de prevenci¨®n y de pol¨ªticas activas de formaci¨®n y empleo destinadas a los j¨®venes excluidos. Conozco las experiencias similares de los pandilleros de G¨¦nova, Guayaquil, San Salvador y Chicago, y tambi¨¦n a polic¨ªas rigurosos, que han evitado males mayores y que son conscientes de que el problema de las pandillas no depende de una soluci¨®n policial. Y conozco a educadores que saben que la represi¨®n indiscriminada suele causar m¨¢s da?os de los que solventa, y a periodistas y jueces honestos que buscan la verdad detr¨¢s de los fantasmas.
Pero como investigador, no puedo evitar lanzar algunas preguntas inc¨®modas: ?qui¨¦nes son los reyes y quienes los peones en esta historia? ?Son realmente estos grupos el enemigo p¨²blico n¨²mero uno? ?No es la guerra contra las pandillas una profec¨ªa que se autocumple? ?Por qu¨¦ aqu¨ª se imitan las pol¨ªticas de mano dura cuando incluso en Centroam¨¦rica ya se consideran ineficaces? ?Es una casualidad que las polic¨ªas catalana y espa?ola parezcan competir en el n¨²mero de redadas y detenidos? ?Se habr¨¢ resuelto el problema cuando est¨¦n todos en la c¨¢rcel? ?Cu¨¢nto tardar¨¢n en reconstituirse los grupos que se asegura haber descabezado? ?Tiene sentido procesar sistem¨¢ticamente a todas las bandas latinas por el delito de asociaci¨®n il¨ªcita? ?Por qu¨¦ no se act¨²a con la misma intransigencia frente a grupos juveniles xen¨®fobos o de extrema derecha, o frente a la corrupci¨®n pol¨ªtica o econ¨®mica? Y last but not least: ?imita The Wire a la realidad o es la realidad la que imita a The Wire?
Postdata: El 24 de marzo una nueva operaci¨®n policial de la Guardia Civil contra la Mara Salvatrucha acaba con decenas de detenidos en varias ciudades catalanas, y en una rueda de prensa ¡ªesta vez en sede policial¡ª los Mossos d'Esquadra justifican la operaci¨®n contra los Latin Kings, reconocen que solo fue dirigida contra una de sus tres facciones, a la que califican de sumamente peligrosa. Estos matices tal vez ayuden a justificar las operaciones de cara a la opini¨®n p¨²blica, pero las preguntas anteriores siguen pareci¨¦ndome relevantes y siguen quedando sin respuesta.
Carles Feixa es catedr¨¢tico de antropolog¨ªa social en la Universitat de Lleida. Codirector del proyecto europeo YOUGANG, en el marco del cual se ha producido una pel¨ªcula protagonizada por pandilleros de Barcelona: Buscando respeto (Gonz¨¢lez Morandi, Palmas & Feixa, 2013).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.