El colegio de las esposas del poder
Por las aulas del exclusivo internado Malborough han pasado Kate Middleton y las parejas del primer ministro, del titular de Econom¨ªa y del fundador de Google

Una de las caracter¨ªsticas de la idiosincrasia brit¨¢nica que m¨¢s llama la atenci¨®n al forastero es el apego al colegio en el que estudiaron. Es un tema que surge recurrentemente en conversaciones, un dato que figura en un lugar prominente en el curr¨ªculum y un rasgo que constituye una parte importante de la identidad de cada uno. En los perfiles de los pol¨ªticos nunca falta la menci¨®n a su antigua escuela, un apunte breve que ayuda a saber de qu¨¦ pie cojea. Y quienes asistieron a uno de los centros de ¨¦lite retienen deberes filantr¨®picos con su alma mater y atesoran valiosas alianzas que les servir¨¢n de por vida.
La vigencia de este fen¨®meno es especialmente evidente durante la presente legislatura. Una gran mayor¨ªa de los pol¨ªticos conservadores del Gobierno de coalici¨®n se ha educado en car¨ªsimos colegios privados, los denominados equ¨ªvocamente public schools. Una pr¨¢ctica tan arraigada, que el actual responsable de la cartera de Educaci¨®n Michael Gove ha pasado a la historia como el primer ministro conservador con su cargo que apunta a uno de sus hijos a un colegio p¨²blico.
Eton, Westminster o Harrow son algunas de las escuelas que se repiten entre la clase gobernante. Tanto el primer ministro David Cameron, como el alcalde de Londres Boris Johnson y el pr¨ªncipe Guillermo, heredero al trono brit¨¢nico, estudiaron en el pintoresco y exclusivo Eton. Pero la cosa se vuelve todav¨ªa m¨¢s interesante ¡ªy preocupante¡ª cuando se empieza a indagar sobre los a?os escolares de las esposas de los poderosos. Un recuento r¨¢pido revela que la mayor¨ªa de las ¡°mujeres de¡± son antiguas alumnas de Marlborough, un internado en el condado de Wiltshire que requiere el desembolso de unos 36.000 euros al a?o por estudiante.
Entre sus expupilas est¨¢n Kate Middleton; la mujer del primer ministro, Samantha Cameron; la del ministro de Econom¨ªa, Frances Osborne; Sally Bercow, esposa del presidente de la C¨¢mara de los Comunes y Diana Fox, c¨®nyuge del gobernador del Banco de Inglaterra. En otros ambientes menos eminentemente pol¨ªticos, pero cercanos al mando, el colegio sigue apareciendo como una constante. Amanda Rosenberg, la actual pareja del fundador de Google Sergey Brin es exalumna de Marlborough y tambi¨¦n lo es Georgina Chapman, casada con el poderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein. Un porcentaje de tal envergadura en una instituci¨®n de la que salen unas 80 chicas al a?o hace pensar en las Stepford Wives ¡ªcomplacientes y rob¨®ticas esposas perfectas caracterizadas en la pel¨ªcula protagonizada por Nicole Kidman.

El director, Jonathan Leigh, no se muestra preocupado ni en lo m¨¢s m¨ªnimo por la reputaci¨®n tan poco feminista de su escuela y declar¨® al Daily Telegraph que est¨¢ ¡°silenciosamente orgulloso de esas mujeres capaces, poderosas y comprensivas¡±.
Marlborough fue fundado a mediados del siglo XIX para acoger a hijos de pastores anglicanos. Sigue proporcionando educaci¨®n religiosa y conserva un recatado uniforme femenino de falda negra hasta los pies que se remonta a la ¨¦poca victoriana. La pregunta del mill¨®n es: ?qu¨¦ sucede dentro de ese internado para que tantas de sus alumnas terminen emparej¨¢ndose con l¨ªderes? Existe un detalle que lo convierte en una excepci¨®n frente a colegios de ¨ªndole similar, y es que es mixto. Chicos y chicas conviven desde los 13 a los 18 a?os, lo que proporciona algo m¨¢s soltura a la hora de relacionarse con el sexo opuesto que otras academias elitistas que los separan entre s¨ª. Por otra parte, sus objetivos no se restringen al ¨¢mbito de lo acad¨¦mico. Su lema es ¡°conversaci¨®n, compasi¨®n y compa?¨ªa¡±, unas aptitudes indudablemente ¨²tiles para la vida en pareja.
Y aunque los fantasiosos pinten a la escuela como una Arcadia en cuyos campos la futura reina de Inglaterra jugaba al hockey, la realidad se presenta mucho menos buc¨®lica. Antiguos alumnos recuerdan esnobismo, fiestas de cumplea?os ostentosas, expulsiones por escarceos sexuales y borracheras con alcohol escondido en botes de champ¨². Nada que ver con el Hogwarts de Harry Potter o las inocentes torres de Mallory de Enid Blyton.
Fue en Marlborough donde la duquesa de Cambridge se marc¨® sus objetivos. Lo neg¨® rotundamente durante la entrevista de compromiso (poco convincentemente, asegur¨® que se trataba del macizo de la Coca-cola light), pero se dice que Catalina exhib¨ªa un p¨®ster de su futuro marido en la pared de su dormitorio escolar. Toda una declaraci¨®n de intenciones.
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