Expulsar la pobreza
En momentos de crisis econ¨®mica aparece recurrentemente el miedo a la escasez de los recursos p¨²blicos, y con ello la necesidad populista de identificar posibles abusadores: un amplio espectro ciudadano que, por supuesto, llega a los extranjeros, que son los m¨¢s prescindibles. Los Gobiernos, que se sienten legitimados por la legislaci¨®n europea para establecer fronteras internas que mantengan la pobreza fuera, en las zonas agr¨ªcolas de Ruman¨ªa y de Bulgaria, de Grecia o de la mism¨ªsima Espa?a, por ejemplo, convierten en extranjeros a estas personas y a todos los que siendo ciudadanos de la Uni¨®n deber¨ªan gozar de la plenitud de sus derechos, pero que por su condici¨®n de pobreza o por simple desempleo pueden suponer ¡°una carga excesiva para la asistencia social del Estado miembro de acogida¡±, como recoge el art¨ªculo 14.1, de la Directiva 2004/38/CE, sobre la libre circulaci¨®n de personas, legitimando su expulsi¨®n. Por lo tanto, Francia, Reino Unido y ahora Alemania est¨¢n utilizando la legislaci¨®n europea, y tienen el apoyo del Consejo Europeo y la aprobaci¨®n sin fisuras de la Comisi¨®n.
Sin embargo, la l¨®gica ciudadana y de progreso nos dice que el Estado Social y de Derecho deber¨ªa disponer mecanismos compensatorios para que los ciudadanos m¨¢s desprovistos econ¨®micamente accedan, de forma efectiva, a los recursos del bienestar social. Cuando se hace lo contrario la democracia pierde eficacia, provoca desafecci¨®n ciudadana, facilita el populismo, la xenofobia y el racismo, y de todo esto ya hemos tenido bastante en la historia europea.¡ª Luis Fernando Crespo Zorita.
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