Miedo a la deflaci¨®n
La ca¨ªda de los precios en Europa frena el crecimiento y justifica la intervenci¨®n del BCE
La baja tasa de inflaci¨®n en Europa y en Espa?a se est¨¢ convirtiendo en un lastre a?adido al renqueante crecimiento en la zona euro. La inflaci¨®n interanual en el ¨¢rea euro cay¨® en marzo desde el 0,7% al 0,5% y est¨¢ alimentando el temor de analistas e inversores a que la econom¨ªa europea caiga en un proceso de deflaci¨®n que traer¨ªa da?os considerables a la recuperaci¨®n. Es justo precisar que ni en Europa ni en Espa?a puede hablarse propiamente de deflaci¨®n ¡ªun descenso continuado de los precios y expectativas de que seguir¨¢n cayendo¡ª, sino de desinflaci¨®n, es decir, de desaceleraci¨®n coyuntural (por el momento) de los precios.
Pero la desinflaci¨®n tambi¨¦n tiene contraindicaciones para una fase de crecimiento y para la estabilidad financiera de una zona monetaria. Esa es la raz¨®n por la cual el objetivo de inflaci¨®n que marcan los bancos centrales tiene que ser controlado, tanto para evitar una espiral inflacionista como para impedir que la tasa se desplome y congele las expectativas de consumo. El Banco Central Europeo (BCE) tiene fijado el objetivo de inflaci¨®n en el 2% y desde octubre de 2013 el indicador no excede del 1%. Una situaci¨®n inc¨®moda para todos los agentes econ¨®micos y financieros.
La deflaci¨®n tiene consecuencias incluso m¨¢s peligrosas que la inflaci¨®n. Preserva el poder adquisitivo de las rentas, pero a cambio aumenta el valor de las deudas y acrecienta el coste relativo de los intereses. Perjudica considerablemente a los agentes m¨¢s endeudados (sean individuos, familias o Estados) y esa es la raz¨®n por la cual resultar¨ªa muy da?ina (la propia desinflaci¨®n ya lo es) para pa¨ªses como Espa?a, Italia o los que actualmente est¨¢n en tr¨¢mite de rescate. Adem¨¢s, frena el crecimiento; los consumidores retrasan sus decisiones de compra a la espera de precios de bienes y servicios m¨¢s bajos. El resultado es una trampa para las rentas y el empleo de la que resulta dif¨ªcil salir.
Editoriales anteriores
Mario Draghi, presidente del BCE, tiene sobradas razones para tomar decisiones. Es probable que est¨¦ meditando en estos momentos la mejor soluci¨®n t¨¦cnica para el caso, sea una rebaja de los tipos de inter¨¦s o bien la adopci¨®n de medidas menos convencionales (inyecciones masivas de liquidez o compras de activos a las que ya no parece oponerse el halc¨®n Weidmann). En todo caso, el plazo para adoptar decisiones no es muy amplio si se quiere que surtan efecto: bien este mismo jueves, bien en la siguiente reuni¨®n del BCE.
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