El experimento del siglo
El politbur¨® ha dejado claro que las reformas pol¨ªticas chinas se van a hacer bajo el control de Partido Comunista. La pregunta es si el pa¨ªs superar¨¢ los retos cada vez m¨¢s dif¨ªciles de la modernizaci¨®n continua
?Hace dos semanas, cuando los europeos, ansiosos por aumentar sus exportaciones, agasajaron al presidente Xi Jinping durante su recorrido imperial a trav¨¦s del continente, ?cu¨¢ntos eran conscientes de lo extraordinario que es el experimento pol¨ªtico que est¨¢ encabezando en su propio pa¨ªs? Xi, para decirlo en pocas palabras, est¨¢ intentando convertir China en una econom¨ªa avanzada y una potencia tridimensional, aprovechando las energ¨ªas del capitalismo, el patriotismo y las tradiciones chinas, pero todo ello bajo el control de un Estado que sigue siendo fundamentalmente leninista. Porque puede que sea un emperador chino, pero tambi¨¦n es un emperador leninista. Es el experimento pol¨ªtico m¨¢s sorprendente e importante que se desarrolla en el mundo. En el siglo XX nadie lo predijo. Y en el siglo XXI su ¨¦xito o su fracaso tendr¨¢ consecuencias para todos.
En 1989, mientras el comunismo temblaba en Varsovia, Berl¨ªn, Mosc¨² y Pek¨ªn, ?qui¨¦n pod¨ªa prever que 25 a?os despu¨¦s nos dedicar¨ªamos a estudiar con fervor de neosoviet¨®logos los 60 puntos de la Decisi¨®n del Tercer Plenario del 18? Congreso del Partido con el fin de entender las propuestas que hace la direcci¨®n para seguir impulsando la econom¨ªa china sin perder el control pol¨ªtico del pa¨ªs? Despu¨¦s del trauma del caso Bo Xilal, Xi ha actuado con decisi¨®n para fortalecer el poder centralizado del partido y el suyo propio. Adem¨¢s de asumir el mando supremo tradicional del Ej¨¦rcito, el Estado y el partido con m¨¢s rapidez que sus predecesores, ha creado al menos otros cuatro comit¨¦s centralizados o ¡°peque?os grupos directivos¡±, dedicados a la reforma econ¨®mica, la seguridad del Estado, la reforma militar y, dato significativo, Internet. ¡°?M¨¢s que Mao!¡±, exclama un reformista del Partido decepcionado.
Se cree que su campa?a contra la corrupci¨®n est¨¢ a punto de acabar con un antiguo responsable del aparato de seguridad del Estado y miembro de la m¨¢xima direcci¨®n del partido, Zhou Yongkang. Como dice la aleg¨®rica propaganda oficial, deben derrotar a los tigres adem¨¢s de las moscas. Por un lado, se puede considerar una prueba de seriedad en la lucha contra la corrupci¨®n tan extendida en las m¨¢s altas instancias del Estado-Partido. Pero tambi¨¦n puede ser una m¨¢s de las maniobras tradicionales de un nuevo l¨ªder que intenta asegurarse el poder sobre las distintas facciones, reales o imaginarias, del partido. Es una purificaci¨®n, pero tambi¨¦n una purga. Y, entre tanto, se borran las cuentas de los blogueros m¨¢s cr¨ªticos, se encarcela a los disidentes y se imponen estrictas medidas de seguridad en las provincias descontentas.
En China hay ostentaci¨®n consumista, pero tambi¨¦n orgullo nacional y un optimismo hist¨®rico
?S¨ª ¡ªdir¨¢n ustedes¡ª, pero el Pek¨ªn de 2014 est¨¢ a a?os luz del Mosc¨² de 1974, para no hablar de 1934! Tienen raz¨®n, por supuesto. Junto a cada resto del pasado hay un fragmento de futuro. En Pek¨ªn y Shangh¨¢i es posible pasear por deslumbrantes centros comerciales y reunirse con gente inteligente y refinada, hombres de negocios, periodistas, investigadores y pensadores, que hablan con libertad pr¨¢cticamente sobre cualquier cosa. Los ejecutivos y los millonarios de Internet dominan la jerga californiana. Los grandes empresarios buscan en la historia antigua de China, el confucianismo y el budismo un significado posmaterialista. Hay ostentaci¨®n consumista, fiebre por la moda y cosmopolitismo, pero tambi¨¦n orgullo nacional y un sentimiento de optimismo hist¨®rico. Los estudiantes m¨¢s destacados y ambiciosos se apresuran a afiliarse al Partido Comunista, no por convicci¨®n igualitaria, sino por una mezcla de aspiraciones personales y patriotismo. ¡°?Qu¨¦ tiene este pa¨ªs de comunista?¡±, pregunto a uno de esos j¨®venes. ¡°Que el Partido Comunista es el que gobierna¡±, contesta. Y le parece una respuesta m¨¢s que suficiente.
Ese mismo partido reconoce que necesita m¨¢s intervenci¨®n de las fuerzas del mercado y ha anunciado que va a acabar con la burocracia que coarta a las peque?as y medianas empresas, aunque los periodistas chinos que siguen el sector siguen dudando que puedan competir con las empresas bien conectadas y de propiedad estatal, que contin¨²an siendo dominantes. Li Keqiang, el competente primer ministro del Estado-Partido, comprende bien los temibles retos econ¨®micos identificados por los expertos, tanto chinos como extranjeros: una deuda cada vez mayor, una burbuja inmobiliaria y una demanda demasiado escasa del consumo interno.
No digo que no haya nada nuevo bajo el sol (cuando se consigue ver a trav¨¦s de la contaminaci¨®n). Al contrario, existe un c¨®ctel burbujeante de cosas nuevas y viejas. Lo que quiero decir es que no debemos perder de vista lo viejo en medio de lo nuevo ni pensar que el lenguaje de politbur¨® del Tercer Plenario es una mera formalidad. En todas partes, ya sea en la f¨¢brica, el peri¨®dico, el campo o la universidad, el secretario local del partido sigue teniendo una voz decisiva. Existen comit¨¦s y c¨¦lulas del Partido Comunista en todas las empresas privadas, incluso las de propiedad extranjera. En muchos casos, de manera oficial, aunque en otros es probable que no. (Por ejemplo, ser¨ªa interesante conocer al hombre del partido en la oficina de la edici¨®n china del Financial Times. Quiz¨¢ podr¨ªan organizar uno de sus almuerzos con ¨¦l...).
El partido apuesta por las fuerzas del mercado y reducir¨¢ la burocracia que coarta a las pymes
A medida que Xi y sus colegas del comit¨¦ permanente del politbur¨® consolidan su poder y fijan su rumbo, est¨¢ cada vez m¨¢s claro que la ¡°amplia profundizaci¨®n¡± de las reformas se va a hacer bajo el f¨¦rreo control del partido. Hace ya a?os que muchos amigos m¨ªos chinos y extranjeros, tanto miembros del partido como cr¨ªticos destacados, buscan la forma de evolucionar hacia una mayor separaci¨®n entre Estado y partido, un Estado de derecho m¨¢s aut¨¦ntico (en vez del mero legalismo de gobernar mediante normas), m¨¢s margen de maniobra para las ONG y un debate p¨²blico m¨¢s abierto. En el paquete actual de reformas queda alg¨²n reflejo de aquellas esperanzas: por ejemplo, los tribunales tendr¨¢n que responder ante una autoridad superior del Estado-Partido, en lugar de que los controlen los personajes y organismos de su propia categor¨ªa, a los que deber¨ªan vigilar y supervisar. Pero no mucho m¨¢s. En una directiva del partido que lleva el nombre maravillosamente orwelliano de Documento N¨²mero 9, se enumeran siete ideas supuestamente subversivas que cualquier buen camarada no debe tolerar. Entre ellas est¨¢n la democracia constitucional, los valores universales y la sociedad civil.
Dado que los pr¨®ximos a?os van a ser cruciales para la econom¨ªa china, ha llegado el momento de plantearse muy en serio la cuesti¨®n. Ya no se trata de preguntar si la reforma pol¨ªtica gradual, la transparencia creciente, los equilibrios de tipo constitucional, la libertad de expresi¨®n y el dinamismo de la sociedad civil pueden emplearse para complementar y reforzar las reformas econ¨®micas. La pregunta ahora es: ?puede un Estado-Partido que ha sabido aprovechar como nadie las energ¨ªas del capitalismo, el patriotismo y las antiguas tradiciones chinas superar los retos, cada vez m¨¢s dif¨ªciles, de la modernizaci¨®n continua?
?Y la respuesta es...? Con pocas horas de diferencia, he hablado con dos de los corresponsales extranjeros m¨¢s veteranos en China, dos personas muy bien informadas. Su diagn¨®stico del problema fue casi id¨¦ntico, pero sus predicciones incre¨ªblemente distintas. Uno cree que el partido puede conservar las riendas si sabe gestionar con habilidad un desarrollo dirigido por el Estado. El otro prev¨¦ una crisis econ¨®mica, revueltas sociales y agitaci¨®n pol¨ªtica. En resumen, nadie tiene ni idea. Pero por lo menos debemos tener clara la pregunta.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde en la actualidad dirige el proyecto www.freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su ¨²ltimo libro es Los hechos son subversivos: escritos pol¨ªticos para una d¨¦cada sin nombre.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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