Macky Sall, el cambio tranquilo
Macky Sall, presidente de Senegal desde 2012. / Foto: AFP
3 de abril de 2010. En una de las colinas situadas al norte de la ciudad de Dakar, el entonces presidente de Senegal Abdoulaye Wade inauguraba, con gran boato y ante multitud de jefes de Estado del continente, el Monumento al Renacimiento Africano, una colosal estatua que hab¨ªa costado a las arcas p¨²blicas la friolera de 20 millones de euros. Exactamente cuatro a?os despu¨¦s, las silenciosas figuras en bronce de un hombre, mujer y ni?o que miran y apuntan a Am¨¦rica no levantan gran inter¨¦s ni siquiera entre los turistas, y se han convertido en el mejor s¨ªmbolo de un r¨¦gimen y un estilo de gobernar que han pasado a mejor vida. Y es que en 2012, justo dos a?os despu¨¦s, el anciano presidente Wade fue barrido del mapa por una ola de protestas y de ciudadanos hastiados de tanta corrupci¨®n y despilfarro que llevaron en volandas hasta el sill¨®n presidencial a Macky Sall, un pol¨ªtico que se ha ganado a pulso su fama de sobrio y discreto y que, muy alejado de las obras fara¨®nicas y la megaloman¨ªa, est¨¢ reformando el pa¨ªs desde dentro y a la chita callando.
En Grand Yoff, un popular barrio de Dakar, coches y carros tirados por caballos se entrecruzan con parsimonia sobre calles de arena. Ismael, de unos treinta a?os, vive aqu¨ª desde peque?o. Lleg¨® a la gran ciudad procedente de Kaolack, en el interior del pa¨ªs, y ahora se busca la vida con m¨¢s pena que gloria en la venta callejera, como hacen miles de senegaleses. Aunque ahora llega un poco mejor a final de mes. ¡°El a?o pasado pagaba 100.000 francos CFA (unos 152 euros) por el alquiler de mi casa; ahora pago 86.000 (131). No es mucho, pero lo notamos¡±, asegura. Esta ha sido una de las m¨¢s recientes medidas gubernamentales que llevan el sello de Macky Sall, la reducci¨®n de los alquileres en Dakar, una de las ciudades m¨¢s caras de la regi¨®n en la que, sin embargo, buena parte de la poblaci¨®n sobrevive como puede en la econom¨ªa informal porque el trabajo escasea.
Estatua del Renacimiento Africano, en Dakar. / Foto: AFP
Hace dos a?os, el 25 de marzo de 2012, las urnas dieron un vuelco a Senegal. El agotado proyecto pol¨ªtico de Abdoulaye Wade desaparec¨ªa de la escena para dejar paso al nuevo presidente, que en la d¨¦cada pasada hab¨ªa sido primer ministro de Wade. Hab¨ªa muchas dudas entonces. ?Ruptura o continuidad? ?Ser¨ªa Macky Sall m¨¢s de lo mismo? Sin embargo, tras dos a?os en el poder la inc¨®gnita ha sido resuelta y se ha podido comprobar las enormes diferencias entre uno y otro. En su primera aparici¨®n p¨²blica, ya dio algunas pistas de su talante y sus principales preocupaciones y objetivos, entre los que destacaba uno por encima de los dem¨¢s: acabar con un conflicto, el de Casamance, que durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas ha sido un aut¨¦ntico quebradero de cabeza para este pa¨ªs y sus gobernantes. Dos a?os despu¨¦s, las perspectivas son halag¨¹e?as: el Gobierno y los distintos maquis rebeldes del sur ya han celebrado tres rondas extraoficiales de negociaci¨®n en Roma bajo los auspicios de la Comunidad de San Egidio y los gestos de buena voluntad se multiplican en ambas direcciones. Hace dos semanas, Macky Sall visitaba oficialmente la regi¨®n y ped¨ªa a todos los actores implicados en esta largu¨ªsima guerra una paz ¡°sin vencedores ni vencidos¡±.
En aquella primera rueda de prensa en el hotel Terrou Bi, ya como presidente de facto, Sall, que apareci¨® ante la opini¨®n p¨²blica con un lenguaje conciliador de verdadero hombre de Estado, enumer¨® algunas de sus primeras actuaciones: arreglar el eterno problema de la educaci¨®n, casi paralizada con huelgas sucesivas de profesores y alumnos, bajar los precios de los productos de primera necesidad y devolver la credibilidad a un sistema en aquel momento socavado de la cabeza a los pies por la sospecha del enriquecimiento il¨ªcito y la corrupci¨®n. Y lo est¨¢ logrando. A las pocas semanas de su llegada al poder, el coste en la calle del aceite, el arroz y el az¨²car ya estaban estabilizados en niveles normales, la educaci¨®n vive hoy d¨ªas de relativa paz y la Justicia persigue hasta su ¨²ltimo aliento a los ladrones de corbata y guante blanco. Adem¨¢s de la estatua, el mejor s¨ªmbolo del nuevo r¨¦gimen es la imagen de Karim Wade, el hijo del ex presidente, en la prisi¨®n de Rebeuss, donde est¨¢ a punto de cumplir un a?o entre rejas.
Partidarios de Macky Sall celebran su victoria electoral en 2012. Foto: AFP
Niangang Sall (Sall el riguroso) lo llamaban en su ¨¦poca de primer ministro. Y sigue por el mismo camino. Nada m¨¢s llegar al poder, el nuevo presidente dio ¨®rdenes estrictas de protocolo y vestuario a miembros del Gobierno. Hab¨ªa que limpiar a toda prisa la deteriorada imagen de las instituciones p¨²blicas. Y se acabaron los tiempos en que los ministros revelaban a diestro y siniestro el contenido de las reuniones gubernamentales, todo pasa ahora por el portavoz, el ¨²nico autorizado a hablar despu¨¦s de los Consejos de Ministros. Las bulliciosas escoltas ministeriales de sirenas e intermitentes transitando a toda velocidad que acompa?aban a cada miembro del Ejecutivo tambi¨¦n son cosa del pasado. S¨®lo el presidente, el primer ministro (una mujer, Aminata Tour¨¦) y el presidente del Parlamento pueden usarlas.
El propio Macky Sall se caracteriza por una enorme discreci¨®n. Concede contadas entrevistas, no le gusta someterse al escrutinio de las c¨¢maras. Prefiere el trabajo en la sombra, la gesti¨®n, la acci¨®n, huye de las alfombras rojas, de las fiestas palaciegas, de los grandes fastos. Es una rara avis de la pol¨ªtica. El pasado mes de junio, durante la primera minigira africana del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, Senegal fue el primer pa¨ªs que visit¨®. Y no por casualidad. Macky Sall transmite confianza y ha sabido ganarse el respaldo internacional necesario, aunque no le gusta que le den lecciones. Durante la rueda de prensa conjunta, una periodista estadounidense sac¨® el espinoso tema de la homosexualidad, que en Senegal se castiga con pena de c¨¢rcel. Despu¨¦s de que Obama hiciera un correcto alegato en defensa de los Derechos Humanos, el presidente senegal¨¦s tom¨® la palabra para recordar al l¨ªder mundial que cada sociedad evoluciona a su ritmo y que en su pa¨ªs, por ejemplo, no exist¨ªa la pena de muerte y en el de Obama s¨ª.
L¨ªderes de Benno Bok Yaakar, la coalici¨®n que derrot¨® a Wade, en 2012. Foto: AFP
Primero la patria que el partido. Este fue su mensaje desde el minuto cero. Y claro, en su camino ha ido dejando v¨ªctimas, miembros de la clase pol¨ªtica que le ayudaron a llegar al poder y que esperaban las habituales prebendas. Ha tenido que repartir cargos, pero no le ha temblado la mano, por ejemplo, a la hora de suprimir el Senado, una costosa instituci¨®n que fue suprimida para destinar sus fondos a un plan de choque contra las inundaciones c¨ªclicas que afectan al extrarradio de Dakar. Algunos de los aliados que le ayudaron a llegar al poder ya se han desmarcado de ¨¦l, pero la mayor parte de los pesos pesados de la coalici¨®n Benno Bok Yaakar, como Moustapha Niasse, Ousmane Tanor Dieng o incluso el destituido ministro Youssou N¡¯dour, siguen a su lado. De una forma o de otra.
Puede sorprender que alguien que procede de la ¨®rbita liberal se haya concentrado de manera tan intensa en las pol¨ªticas sociales. Macky Sall no es Thomas Sankara ni de lejos, pero sus medidas encajan m¨¢s con las de un socialdem¨®crata que con las de un fervoroso defensor de los mercados. Por ejemplo, la adopci¨®n de la cobertura sanitaria universal, las ayudas a las familias m¨¢s desfavorecidas o la reducci¨®n de la fiscalidad sobre los salarios, por no hablar de la intervenci¨®n directa para bajar los precios de la vivienda y los alimentos b¨¢sicos. La gesti¨®n de la electricidad, desastrosa en los ¨²ltimos meses de la era Wade, ha mejorado de manera notable, los cortes de luz son ahora m¨¢s mucho espor¨¢dicos que hace dos a?os y medio. De igual forma, se ha reforzado la seguridad en las calles para combatir la peque?a delincuencia.
Barack Obama y Macky Sall, en junio de 2013 en Dakar. / Foto: AFP
A¨²n as¨ª, no faltan los p¨¢jaros de mal ag¨¹ero y las cr¨ªticas. En el terreno econ¨®mico persisten muchas dudas. Si bien Macky Sall est¨¢ generando las condiciones necesarias para atraer la inversi¨®n extranjera con planes sectoriales y una mayor seguridad jur¨ªdica y, tras denunciar que las arcas del Estado hab¨ªan quedado exhaustas tras el hurac¨¢n Wade, ha logrado captar millones de euros de donantes internacionales, sobre todo China y Francia, lo cierto es que dentro de Senegal no las tienen todas consigo. Algunos ciudadanos, en plan jocoso, bautizaron al nuevo billete de 500 francos CFA (algo menos de un euro) con el nombre de Macky Sall, en referencia a la falta de dinero en circulaci¨®n en el pa¨ªs. ¡°Hay muchos titubeos y golpes de efecto, pero nada s¨®lido¡±, denuncian desde la patronal. El liberal Doudou Wade asegura que ¡°no se ha aprobado un solo documento marco, no hay estrategia¡±.
En materia de infraestructuras, uno de los puntos fuertes de su antecesor en el cargo, poca cosa destacable salvo el centro de conferencias de Diamniadio, la prolongaci¨®n de la autopista de peaje (ambas con la clara intenci¨®n de luchar contra el colapso circulatorio de Dakar) y la mejora de algunas carreteras en el interior del pa¨ªs, as¨ª como la continuaci¨®n de las obras puestas en marcha durante el r¨¦gimen anterior. Precisamente, uno de los grandes desaf¨ªos ser¨¢ poner en marcha en 2015 el nuevo Aeropuerto internacional Blaise Diagne, absurdamente inaugurado durante la ¨²ltima campa?a electoral por Abdoulaye Wade cuando a¨²n faltaban tres a?os de obras, que tambi¨¦n pretende aliviar la presi¨®n sobre la capital. Los cambios puesto en marcha por Macky Sall son menos visibles, como a ¨¦l le gustan. Est¨¢ llevando a cabo una profunda reforma de la arquitectura de la Administraci¨®n, tanto a nivel central como, sobre todo, en las regiones con el marcado objetivo de la descentralizaci¨®n, promoviendo al mismo tiempo los sistemas de control y transparencia del gasto p¨²blico.
Aminata Mimi Tour¨¦, primer ministro e implacable mano derecha de Macky Sall. / Foto: AFP
Sin embargo, a los detractores del nuevo presidente les gusta concentrar sus cr¨ªticas en torno a la idea de que hay una aut¨¦ntica persecuci¨®n pol¨ªtica contra los dirigentes del antiguo r¨¦gimen, que lo que se ¡®vende¡¯ como lucha contra la corrupci¨®n es m¨¢s bien revanchismo pol¨ªtico. En este sentido, la primer ministro Aminata Tour¨¦, aut¨¦ntica mano derecha de Sall durante la campa?a y ya en el Gobierno, primero como titular de Justicia y ahora en la sala de mando, no lo ha podido decir m¨¢s claro: ¡°El tiempo de los multimillonarios f¨¢ciles se acab¨® en Senegal. Normalmente quienes gritan ?al ladr¨®n! son los propios ladrones, as¨ª que aquellos que est¨¢n denunciando persecuci¨®n por parte de la Justicia, que se busquen buenos abogados¡±. Las palabras de Mimi Tour¨¦ reflejan como pocas el nuevo estilo de Macky Sall. Ruptura firme con el pasado, reforma de la Administraci¨®n con una Justicia soberana e independiente, fomento de la inversi¨®n y preocupaci¨®n social, pero todo sin estridencias.
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