La oportunidad que Espa?a no puede dejar pasar
Por su situaci¨®n e infraestructuras, este pa¨ªs puede convertirse en pieza estrat¨¦gica en el mapa energ¨¦tico
La crisis de Crimea ha puesto de manifiesto la importancia que juega la energ¨ªa en la configuraci¨®n de la geoestrategia mundial, pero tambi¨¦n ha desvelado el papel, cada vez m¨¢s insignificante, que juega la Uni¨®n Europea en el panorama pol¨ªtico internacional.
La actual pol¨ªtica energ¨¦tica europea, fundamentada en reinos de taifas que piensan como islas en lugar de aceptar la realidad de un continente, es la causa de la preocupaci¨®n que, ahora, surge a ambos lados del Atl¨¢ntico. Los europeos somos afortunados puesto que si la crisis en Crimea se hubiera producido en el crudo invierno, el corte de suministro a los pa¨ªses del Este hubiera supuesto una baza con la que el presidente ruso no hubiera dudado ni un segundo en jugar.
Aun as¨ª, la amenaza persiste y Europa tiene que decidirse de una vez. En el estado actual de la situaci¨®n, Europa solo puede mirar a los lados. Puede mirar a Rusia y abrazar el gas siberiano asumiendo la inestabilidad, complejidad y conflictividad de un socio que ya ha demostrado su escasa fiabilidad, o mirar al lado opuesto, a los Estados Unidos, y asumir que la falta de valent¨ªa pol¨ªtica en la UE ha sido aprovechada por un pa¨ªs que ha apostado por una nueva variable pol¨ªtica llamada a desempe?ar un papel sustantivo en las relaciones internacionales: el gas de esquisto.
La idea es que
Europa diversifique
su fuente de
suministro de gas
En el caso de que Europa opte por la izquierda ¡ªque no estar¨ªa mal que lo hiciera por una vez¡ª Estados Unidos necesitar¨¢ un aliado estrat¨¦gico capaz de tratar y recibir las cantidades ingentes de gas natural licuado que tendr¨ªan que llegar desde el otro lado del Atl¨¢ntico. Espa?a es, sin duda, el pa¨ªs mejor situado para convertirse en el hub del gas mundial. Lo es por localizaci¨®n geogr¨¢fica, lo es por sus infraestructuras y lo es por la apuesta energ¨¦tica que hicimos en el pasado y que puede rendir sus frutos en el presente. Dentro del entramado energ¨¦tico patrio, el gas se ha situado como un ejemplo de gesti¨®n eficaz, razonada y razonable.
Espa?a es uno de los pa¨ªses con mayor y m¨¢s variado aprovisionamiento de gas del mundo. Aun siendo Argelia nuestro principal suministrador, con el 51,8% del total de nuestras importaciones, el resto proviene de otros pa¨ªses como Nigeria (9,3%), Catar (10,7%), Noruega (11,3%), Per¨² (4,7%), Trinidad y Tobago (6,4%), etc¨¦tera, y esto es posible gracias al sistema de regasificadoras, de las que Espa?a cuenta con seis a lo largo de todo el litoral. Pr¨®ximamente entrar¨¢ en funcionamiento la s¨¦ptima, lo que nos sit¨²a como uno de los pa¨ªses con mayor concentraci¨®n de este tipo de instalaciones del mundo.
El sistema es sencillo, el gas se transporta en buques metaneros a una temperatura de extremo fr¨ªo en estado l¨ªquido y se descarga en estas plantas donde se devuelve a su estado gaseoso. Posteriormente se inyecta en los gasoductos para ser enviado all¨¢ donde se precise. Los beneficios de la entrada de gas americano en Europa a trav¨¦s de Espa?a no solo ser¨ªan econ¨®micos. Aportar¨ªa una oportunidad hist¨®rica de convertir a nuestro pa¨ªs en el nexo entre dos continentes, como afirmaba el embajador Javier Rup¨¦rez en la presentaci¨®n del Hispanic Council hace unos d¨ªas, y revitalizar¨ªa de nuevo la ruta mar¨ªtima por el Atl¨¢ntico, que est¨¢ siendo superada en favor de la ruta Asia-Pac¨ªfico y, lo que es m¨¢s importante, permitir¨ªa a Europa, no ya a Espa?a, diversificar su fuente de aprovisionamiento de gas, asegurando, en segundo t¨¦rmino, precios energ¨¦ticos razonables a su industria o al menos previsibles, en lugar de la inestabilidad que, hist¨®ricamente, le ha llegado del Este.
Si se han logrado la uni¨®n pol¨ªtica y la uni¨®n monetaria, no hay excusa para no conseguir la uni¨®n energ¨¦tica
Para que este c¨ªrculo virtuoso pueda cerrarse solo hace falta un par¨¢metro m¨¢s y es el m¨¢s dif¨ªcil de obtener: voluntad pol¨ªtica. Voluntad para que Espa?a deje de ser menospreciada en materia de infraestructuras energ¨¦ticas por Bruselas, dejemos de pensar como islas y todos los Estados miembros se interconecten.
Si la uni¨®n pol¨ªtica se ha conseguido, si la uni¨®n monetaria se ha logrado y si la uni¨®n bancaria es posible, no hay excusa para que la uni¨®n energ¨¦tica no se lleve a cabo. Francia ser¨¢ el pa¨ªs que presentar¨¢ m¨¢s reticencias a esta nueva alianza. El pa¨ªs galo podr¨ªa, en determinados momentos, proveer de electricidad a Europa, gracias a sus interconexiones y a la apuesta decidida que hizo por la energ¨ªa nuclear, pero no podr¨ªa, en modo alguno, solucionar el problema en su totalidad.
Europa solo puede mirar a los lados, pero tambi¨¦n puede pensar en s¨ª misma, en sus or¨ªgenes. El inicio de la Uni¨®n fue energ¨¦tico, la CECA y EURATOM son claros ejemplos de ello, y se materializ¨® gracias a las r¨¦alisations concr¨¨tes que en su momento defend¨ªa Robert Schuman creando una solidaridad de hecho, como es el caso. Es momento de dar un nuevo paso que permita la entrada de gas a la vieja Europa a trav¨¦s de Espa?a. A menudo nuestro pa¨ªs ha dejado marchar muchos trenes en su historia. La mayor¨ªa de las veces ni sab¨ªamos que pasaban. Esta vez se trata de barcos que no podemos, en modo alguno, dejar ir.
Diego Crescente es asociado en MAS Consulting Group.
@quintoterelio
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