"Cuando estoy cabread¨ªsimo, ruedo un documental"
Oliver Stone es un hijo de ¡®broker¡¯ que critica a Wall Street y un exsoldado que vitupera al Ej¨¦rcito. Para el cineasta, el arte es cuesti¨®n de tener alguien con quien saldar cuentas
"Ya no pierdo los papeles como antes. Claro que no por ello tengo la intenci¨®n de retirarme a escribir mi autobiograf¨ªa¡±. El humor del hombre que esto dice es algo importante. Cuando Estados Unidos parec¨ªa haber hecho las paces con Vietnam en los a?os ochenta, ¨¦l se air¨®, hizo Platoon y cambi¨® para siempre la forma en la que se ruedan las guerras en el cine. Cuando el trabajo de la Comisi¨®n Warren le supo a poco, estren¨® JFK (Caso abierto) y abri¨® una d¨¦cada de cultura conspiranoica alrededor del magnicidio del presidente Kennedy. La injusticia por aplacar, el entuerto por desfacer, el gigante al que abatir... todo eso ha hecho de la de Oliver Stone una carrera ¨Cque este a?o cumple tres d¨¦cadas¨C inusualmente relevante en Hollywood. Y quiere m¨¢s. ¡°Todav¨ªa me pregunto por el sentido de las ¨¦pocas que he vivido¡±, anuncia. ¡°Todav¨ªa me enfurezco¡±.
Hijo de un broker republicano y jud¨ªo de Wall Street y una parisiense, Stone a¨²n sostiene que lo que importa en su oficio, el cine, es entretener. Pero es m¨¢s conocido como una Lisa Simpson de 67 a?os: una m¨¢quina de denunciar compulsivamente, un trovador de lo que Estados Unidos no quiere o¨ªr. Ya sean las entrevistas a Fidel Castro (en el documental Comandante) y a los l¨ªderes palestinos (en la serie America undercover). Ya sea el drama de los soldados de Vietnam (Nacido el cuatro de julio), de las v¨ªctimas terminales del capitalismo (Wall Street) o del Gran Pasatiempo Americano (el f¨²tbol americano de Un domingo cualquiera). Cuando se puso en clave positiva fue para recordar que Richard Nixon tambi¨¦n ten¨ªa sus virtudes. Tal es su capacidad para llevarle la contraria a los discursos oficiales que los herederos de Martin Luther King le bloquearon un biopic que preparaba sobre el l¨ªder de los derechos civiles, asustados de que la pel¨ªcula hablara de un hombre de carne y hueso, ad¨²ltero y destrozado por los conflictos con su movimiento, en lugar de un orador ic¨®nico.
Hay quien dice que Oliver Stone es solo una prima donna. Es posible. No hay m¨¢s que malinterpretar el motor de su creaci¨®n, su rabia, por ¨ªnfulas de trascedencia. Tambi¨¦n hay quien dice que las tres medallas al valor que gan¨® en Vietnam le convencieron de la necesidad de dividir el mundo entre qui¨¦n se lo toma en serio y qui¨¦n no. Eso tambi¨¦n es posible. Para ello, no hay m¨¢s que repasar un poco la f¨¢bula de su vida: esa que empez¨® cuando abandon¨® la Universidad de Yale para enrolarse en el ej¨¦rcito, escribi¨® una estrepitosa novela autobiogr¨¢fica llamada El sue?o de un ni?o y acab¨® en la c¨¢rcel por abusar de las drogas y el alcohol. Estos acontecimientos llevaron a Stone a convertirse en algo que cabr¨ªa definir como adicto a la verdad (a una verdad, al menos). Desde entonces, cuando ha cre¨ªdo en una historia (ya sea algo que se vend¨ªa como cierto pero que era una demostrada patra?a, como el guion de El expreso de medianoche, que ¨¦l firm¨®, o los delirios conspiracionales de JFK), ha dado la cara.
Y el dinero. Para su proyecto m¨¢s ambicioso hasta la fecha, La historia no contada de Estados Unidos ¨Cun documental de 10 horas que desmonta 70 a?os de historia oficial de su pa¨ªs¨C, ha sacado de su propio bolsillo uno de los cinco millones de d¨®lares necesarios. Y para la versi¨®n definitiva de Alejandro Magno decidi¨® unilateralmente volver a modificar la pel¨ªcula, que fracas¨® en 2004, de principio a fin. Siempre es impredecible saber por d¨®nde aflorar¨¢ su rabia.
?Qui¨¦n fue el primer destinatario de su rabia?
Mi padre, Louis, creo. Decid¨ª ir la guerra [de Vietnam] cuando todos buscaban aplazarlo, y ¨¦l era un republicano conservador que me cri¨® en el Upper East Side con el terror por la globalizaci¨®n del poder militar ruso y el odio hacia el comunismo. No quer¨ªa que fuera. Como todo padre, estaba en contra de la guerra. Y sobre todo consideraba que no era necesario que fuera yo, algo con lo que nunca estuve de acuerdo.
El conflicto a veces acerca. ?Qu¨¦ lleva Oliver de Louis dentro de s¨ª?
Mi padre era un hombre honesto y trabajaba much¨ªsimo. No era broker por dinero ni jugaba con los fondos de los dem¨¢s. Odiaba a Roosevelt, como muchos en aquella ¨¦poca, porque hab¨ªa forzado un mont¨®n de reglas a la Bolsa y hab¨ªa creado un aluvi¨®n de impuestos. Pero los que vinieron despu¨¦s, l¨ªderes pol¨ªticos como Reagan o Thatcher, lo hicieron peor, favoreciendo todo tipo de privatizaci¨®n sin preocuparse de construir un libre mercado verdadero. Esas pol¨ªticas que nos llevaron a la locura. Al final la sociedad financiera de mi padre fue devorada por Sandy Weil, el ex administrador delegado del gigante de las finanzas Citigroup: el primer megabanquero mundial, el hombre que lo quer¨ªa todo. Mi padre acab¨® por pagar comisi¨®n tras comisi¨®n. Y pese a ello, vi c¨®mo sigui¨® siendo leal a sus clientes hasta el ¨²ltimo d¨ªa. La bolsa entonces era otro mundo. Los bancos reinvert¨ªan los grandes beneficios en proyectos sociales. Nada de llevarse a los bolsillos el 70% de las ganancias como hace Goldman Sachs.
No le debi¨® ser f¨¢cil aceptar que ten¨ªa un hijo artista.
Durante mucho tiempo pens¨® que solo era un vago. En un momento dado empec¨¦ a pensarlo yo tambi¨¦n... Aunque me lo dec¨ªa cuando ten¨ªa 20 a?os y a¨²n no me hab¨ªa consolidado. No cre¨ªa en el negocio del cine. Era algo m¨¢s all¨¢ de su horizonte, de su visi¨®n l¨ªmpida pero austera de la vida. Sin embargo, antes de morir, me dijo: ¡°Me equivoqu¨¦. Esto de las pel¨ªculas funcionar¨¢, la gente ir¨¢ cada vez m¨¢s al cine¡±. Y ten¨ªa raz¨®n: en los ochenta la industria cinematogr¨¢fica explot¨® y me pill¨® preparado para recoger los frutos de mi constancia. De joven ten¨ªa muchas inseguridades, pero han sido las fuerzas que me han inspirado a lo largo de mi vida. A¨²n no he perdido el deseo de hacer cada vez m¨¢s. Todo director hace lo que hace porque se siente inseguro a la hora de afrontar la vida.
?Por qu¨¦ el conflicto y la violencia son clave en su arte?
Corrupci¨®n, gobiernos distorsionados y guerra son el coraz¨®n de mi experiencia en el mundo desde que nac¨ª. Como artista he intentado mostrar lo que ve¨ªa como pod¨ªa, de la manera m¨¢s realista posible. La violencia es algo que conozco bien, pero no creo que mis pel¨ªculas sean violentas: m¨¢s bien muestran los efectos de la violencia. Todas salvo una, Asesinos natos, donde quise ser grotesco e hice que los dos protagonistas mataran a 55 personas.
?La rabia le lleva a hacer ciertas pel¨ªculas y no otras?
En mi caso es el g¨¦nero lo que cambia. Cuando estoy cabread¨ªsimo ruedo un documental: uso la v¨ªa directa para decirlo. Si cuento una historia, en cambio, significa que estoy m¨¢s tranquilo.
Usted parece capaz de llevar bien los altibajos. Le he o¨ªdo decir: ¡°Me gusta Nixon¡±. Y sin embargo fue un pinchazo.
La vida es dura y conviene mirarla en conjunto. Algunos de mis filmes han tenido ¨¦xito, otros no; seg¨²n por d¨®nde soplara el viento y si en ese momento ten¨ªa suerte o no. La meditaci¨®n ha influido mucho en mi manera de ver las cosas. L¨¢stima que no la haya practicado cuando era joven... Empec¨¦ en 1993, y aunque puede ser muy frustrante, si consigues ser regular se convierte en una manera de vivir. Y en parte de ti. Me ha hecho m¨¢s consciente.
?Qui¨¦n m¨¢s fue importante para su inspiraci¨®n?
Mi madre. Hasta para m¨ª ha sido un descubrimiento. Si vuelve a ver Alejandro Magno, lo entender¨¢. Cuando se estren¨®, en 2004, me obligaron a dejarla en menos de tres horas y a unos tiempos de trabajo apretad¨ªsimos. As¨ª, en 2007 ya volv¨ª a retomarla. La nueva versi¨®n que present¨¦ en el festival de San Sebasti¨¢n el a?o pasado es lo que ten¨ªa en mente. He retocado todo el material rodado y he propuesto un viaje totalmente nuevo, de tres horas y 26 minutos, por el alma de un hombre, desde que nace hasta que muere. De un hombre que tuvo que llegar hasta el fin del mundo para resolver el conflicto con sus padres.
Su madre, como la Olimpia de Alejandro Magno...
...Fue, ?exacto!, una mujer muy fuerte. Como mi padre. Lo cual fue para bien: si uno de los dos hubiese dominado, no habr¨ªa existido ese conflicto, esa fricci¨®n dentro de m¨ª entre padre y madre capaz de desatar una batalla que se ha convertido en mi motor. Era hijo ¨²nico y, como todos, he tenido que aguantar muchas m¨¢s emociones de las que gestiona normalmente un hijo. Cuando est¨¢s solo y tu vida se cae a pedazos, todo es mucho m¨¢s exigente.
La separaci¨®n es dolorosa. ?C¨®mo ha protegido a sus hijos del final de sus matrimonios?
La primera vez estuve casado siete a?os, la segunda, 13, y la tercera, 18 (con la coreana Sun-Jung Jung). En la pr¨¢ctica es como si lo estuviera desde siempre. Soy padre de tres hijos, he tenido mis altibajos y sin duda sigo aprendiendo mucho sobre relaciones. Pero intento esmerarme en mantenerlo todo unido. A pesar de que est¨¦ muy cerca de mi hijo Sean y lo haya escuchado y ayudado, ¨¦l sufri¨® mucho por el final de mi primer matrimonio. No fui capaz de ahorr¨¢rselo.
Sean es un director joven, exactamente como usted.
Cierto. Todav¨ªa no ha cumplido los 30 y ya busca su primer ¨¦xito, que yo obtuve justamente con su edad. Pero yo no ten¨ªa contactos en este sector, mientras que Sean siempre ha estado rodeado de directores. Francamente, no tengo claro de que sea una ventaja. Es muy peligroso tener un padre como yo: es como beber vino y acabar borracho. Y as¨ª es f¨¢cil perderse. Le deseo lo mejor. Querr¨ªa que se convenciera de que no me importa lo que hace ni qu¨¦ llegar¨¢ a ser. Para m¨ª solo cuenta el amor. De tal forma que, incluso si acabara en la c¨¢rcel, como ya me ocurri¨® a m¨ª, estar¨¦ a su lado y le amar¨¦ por lo que es.
Usted dijo una vez: ¡°En mi vida ha habido mucha locura, pero por suerte siempre se ha ido con el trabajo¡±.
Hacer pel¨ªculas me ha calmado, me ha dado seguridad, ha hecho salir toda la rabia que ten¨ªa dentro. Scorsese era mi profesor de Cine en la universidad (cuando volvi¨® de Vietnam, Stone se inscribi¨® en la Universidad de Nueva York): estaba lleno de energ¨ªa, de pasi¨®n. Fue muy importante para m¨ª. Un d¨ªa me dijo: ¡°Estuviste en Vietnam. ?Est¨¢s lleno de rabia? Ponla en tus im¨¢genes¡±. Con los a?os he madurado y he aprendido a transformarla en una emoci¨®n positiva, pero la rabia sirve, tambi¨¦n para buscar la verdad que contin¨²a cambiando mientras crecemos. As¨ª, poco a poco, he madurado y he convertido mi rabia en algo positivo y bello. Y si de joven ten¨ªa ante mis ojos solo guerra, cr¨ªmenes, corrupci¨®n y mentiras, ahora tengo antenas m¨¢s sutiles: ahora son las relaciones con los dem¨¢s las que ocupan el centro de mi atenci¨®n.
?Alguna inspiraci¨®n nueva?
Ser¨¢ que estoy m¨¢s cerca de la muerte¡ [estalla en carcajadas]. Querr¨ªa rodar algo a lo Visconti, parecido a Bell¨ªssima. Siempre me pareci¨® extraordinaria la pasi¨®n de esa madre, y me fascin¨® la relaci¨®n entre padre, madre e hijo. Y, adem¨¢s, adoro a [Anna] Magnani.
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