Contra la segregaci¨®n
Europa debe revisar las pol¨ªticas de integraci¨®n de la poblaci¨®n gitana y dedicar m¨¢s recursos
En Europa hay m¨¢s de seis millones de ciudadanos pertenecientes a la comunidad gitana que sufren exclusi¨®n o discriminaci¨®n. Con frecuencia aparecen en los medios de comunicaci¨®n por situaciones conflictivas y en los ¨²ltimos a?os han visto con temor c¨®mo el racismo y la xenofobia se incrustaban en el discuro pol¨ªtico de la mano de la extrema derecha. La Tercera Cumbre Europea sobre Poblaci¨®n Gitana ha permitido constatar que Europa tiene en la integraci¨®n del colectivo gitano una asignatura pendiente en la que muchos pa¨ªses merecen un clamoroso suspenso.
En la cumbre se present¨® por primera vez un informe pormenorizado sobre los avances en cada uno de los 28 pa¨ªses miembros. Aunque se constatan mejoras puntuales muy encomiables, la valoraci¨®n de conjunto es que las pol¨ªticas aplicadas hasta ahora han tenido un impacto muy reducido. Hungr¨ªa, Bulgaria, Ruman¨ªa y Eslovaquia, con porcentajes de poblaci¨®n gitana que oscilan entre el 7% y el 10%, son los que exigen una acci¨®n m¨¢s decidida por parte de la Uni¨®n Europea. No solo deben destinarse m¨¢s recursos, sino que tambi¨¦n es preciso revisar las pol¨ªticas que se aplican a nivel local, pues algunas de ellas son claramente ineficientes. Algunos pa¨ªses dedican los fondos que reciben a programas de escolarizaci¨®n en centros segregados. Para evitar que los ni?os gitanos perturben el progreso acad¨¦mico de los dem¨¢s, se les condena a un c¨ªrculo vicioso del que dif¨ªcilmente saldr¨¢n. Al escolarizarse tarde y mal, no alcanzan la formaci¨®n necesaria para acceder a un trabajo, con lo que acaban viviendo en guetos y de actividades marginales o fuera de la legalidad.
Como se ha demostrado en Espa?a, citada en ocasiones como ejemplo, las pol¨ªticas de integraci¨®n deben ser transversales y tratar de normalizar la vida en todos los aspectos, empezando por la escuela y la vivienda. Este planteamiento es el que ha permitido en Espa?a que todos los ni?os gitanos acaben la primaria y un alto porcentaje tambi¨¦n la secundaria. En 1978, el 75% de las familias gitanas espa?olas viv¨ªan en barracas o infraviviendas. Ahora son menos del 10% y en la mayor¨ªa de los casos se trata de familias llegadas de los pa¨ªses del Este, el nuevo reto que ahora tiene Espa?a.
En todo caso, no hay que olvidar que estas pol¨ªticas de integraci¨®n no son solo necesarias en t¨¦rminos de justicia social y respeto a los derechos humanos, sino eficientes desde el punto de vista del progreso material del conjunto de la sociedad.
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