La maldici¨®n de los Geldof
Se fue antes de tiempo. Igual que su madre. Por eso la muerte de Peaches conmueve tanto. La tragedia de esta 'it girl' se condensa en el texto que acompa?aba a la ¨²ltima foto que subi¨® a Instagram: "Yo y mi mam¨¢"
La ¨²ltima foto que Peaches Geldof, una inglesa de 25 a?os famosa por m¨¦ritos que solo empezaron a ser propios hace pocos a?os, subi¨® a su Instagram siempre tuvo un halo de melancol¨ªa. Se tom¨® a mediados de los noventa y en ella se ve a Peaches ¡ªpresentadora de televisi¨®n, columnista sobre asuntos familiares e hija de familia famosa¡ª cuando era peque?a, rubia y regordeta, agarrada a una mujer que tiene su misma cara y su mismo peinado. Ambas tendr¨ªan tambi¨¦n la misma biograf¨ªa. Una vida salpicada de relaciones impulsivas con los hombres, matrimonios repentinos y desencantos con sus familias directas. Una en la que las drogas y la maternidad servir¨ªan de refugios igual de efectivos. Una ligada por algo tan b¨¢sico como lo que contaba el pie de foto: ¡°Yo y mi mam¨¢¡±, dec¨ªa. Era lunes, 7 de abril, y hab¨ªan pasado 14 a?os desde que esa madre, Paula Yates, apareciera muerta por sobredosis de hero¨ªna. Y horas despu¨¦s de publicar aquella foto, a las 13.35, hora local en Wrotham, Kent (Reino Unido), la polic¨ªa entr¨® en la casa que Peaches hab¨ªa construido recreando la de su infancia y comprob¨® que el c¨ªrculo se hab¨ªa cerrado. Peaches Honeyblossom Geldof hab¨ªa muerto como su madre: antes de tiempo y dejando hu¨¦rfana a una progenie demasiado joven.
Por eso mismo, esta muerte ha conmovido a Reino Unido m¨¢s de lo que le corresponder¨ªa a una joven modelo que analizaba las tendencias de las alfombras rojas en televisi¨®n y que acababa de empezar a escribir sobre maternidad en la revista Mother and Baby. Porque conecta con el pasado. Porque convierte los paralelismos entre madre e hija en una maldici¨®n imaginaria. Y Bob Geldof, padre de Peaches y exmarido de Yates, pasa a ser algo m¨¢s que el sexagenario cantante de los Boomtown Rats, propulsor de la vena solidaria del rock brit¨¢nico antes de Bono y motivo del inter¨¦s medi¨¢tico en esta familia. Ahora es el epicentro de esta maldici¨®n Geldof. Y todas las muestras de afecto emitidas por familiares y famosos (¡°era la m¨¢s salvaje, la m¨¢s divertida, la m¨¢s ingeniosa y la m¨¢s loca de todas¡±, escribieron sus tres hermanas) tienen un cierto aroma a d¨¦j¨¤ vu.
No es que Peaches haya muerto por sobredosis de drogas como su madre. No hay una causa definitiva de la muerte; al menos no una que haya revelado la primera autopsia que le ha realizado el equipo de Darent Valley Hospital. Es c¨®mo, vista ahora en perspectiva, la vida de Peaches, parece ser, toda ella, una consecuencia directa de aquella tragedia p¨²blica que fue el atormentado ¡ªcasi mitol¨®gico de lo tr¨¢gico que resultaba¡ª matrimonio de Yates y Geldof en los ochenta.
Bob Geldof fue un chico de familia sin madre (como parece dictar la macabra tradici¨®n familiar, esta muri¨® joven, cuando Bob ten¨ªa siete a?os) y casi sin progenitor. Su padre se dedicaba a vender toallas a domicilio y solo pasaba por casa los fines de semana. ¡°Estas circunstancias le hicieron astuto, extra?amente sensible, intenso, complejo y, sobre todo, le llevaron a no confiar en la autoridad¡±, explica Adrian Deevoy, periodista y amigo suyo de la infancia.
He encontrado el equilibrio perfecto, escribi¨® en su ¨²ltima columna
Quiz¨¢ por eso estaba condenado a acabar entregado al rock and roll. En 1975 mont¨® un grupo, los Boomtown Rats, compuso cl¨¢sicos como I don¡¯t like Mondays, un fijo de las cadenas de radio los lunes, y se convirti¨® en una estrella del pop. Luego, seis a?os despu¨¦s, se distanci¨® del grupo, tuvo una hija con una cantante llamada Paula Yates y se obsesion¨® por el hambre en ?frica. En 1985 organiz¨® el famoso concierto Live Aid, que reuni¨® a los m¨¢s grandes de la m¨²sica inglesa para recaudar fondos para la causa, y en donde pronunci¨® su frase m¨¢s famosa y determinante: ¡°Dadnos vuestro puto dinero¡±, le espet¨® al entregado p¨²blico. Es dif¨ªcil retratar m¨¢s con menos.
¡°Por aquella ¨¦poca, Paula ya hab¨ªa empezado a tontear con Paul Hutchence¡±, cuenta Paul Vallely, en referencia al l¨ªder del grupo australiano INXS. ¡°Iba a verlo a todos los conciertos, su affaire era algo m¨¢s o menos p¨²blico, pero Paula segu¨ªa escribiendo libros de autoayuda sobre c¨®mo criar hijos, y hasta 1995 no se divorci¨® de Bob¡±. La batalla legal que sigui¨® por la custodia de sus hijos fue amarga, pero Bob siempre tuvo a su favor que Hutchence fuera un entusiasta de los narc¨®ticos, cuando no directamente un politoxic¨®mano que arrastr¨® a Yates con ¨¦l. En 1996 se descubri¨® que Yates guardaba hero¨ªna en un tubo de Skittles (versi¨®n inglesa de los Lacasitos) bajo la almohada. En 1997, Hutchence fue hallado muerto en la habitaci¨®n de su hotel en Sidney; Yates entr¨® en una espiral autodestructiva. En 2000, estaba muerta.
El d¨ªa que muri¨® mi madre nos llevaron a casa de mi padre y fuimos al colegio, porque mi padre era muy de keep calm and carry on [mantenga la calma y contin¨²e]
Peaches Geldof ten¨ªa 11 a?os. ¡°El mismo d¨ªa, nos llevaron a casa de mi padre y fuimos al colegio, porque mi padre era muy de keep calm and carry on [mantenga la calma y contin¨²e]¡±, contar¨ªa en miles de ocasiones. Nunca superar¨ªa aquella muerte ni la ausencia de su progenitora. Es m¨¢s, parec¨ªa que estaba condenada a recrearla. En 2006, justo diez a?os despu¨¦s de la aparici¨®n del bote de caramelos con hero¨ªna, se publicaron unas fotos de Peaches esnifando algo en una fiesta. En 2008 se filtr¨® un v¨ªdeo en el que se la ve¨ªa comprar droga en una esquina. Ese mismo a?o se mud¨® a Los ?ngeles, lejos de su padre. All¨ª fue ingresada repetidas veces por sobredosis de hero¨ªna (una de ellas, por parada respiratoria). Se cas¨® impulsivamente en Las Vegas con Max Drummery, un m¨²sico del que se divorciar¨ªa 156 d¨ªas despu¨¦s. En 2010 era com¨²n verla en bares, borracha, explic¨¢ndole a quien quisiera escuchar que el tatuaje de margaritas que le recorr¨ªa de un muslo hasta el pecho era un homenaje a su madre, con la cual recog¨ªa margaritas. Ese mismo a?o, un tal Ben Mills public¨® fotos de Peaches desnuda en su cama. Asegur¨® que acababan de tener relaciones sexuales bajo la influencia de la hero¨ªna.
Pero parec¨ªa que Peaches viv¨ªa la vida de su madre al rev¨¦s: donde Yates sucumbi¨® a las drogas, Peaches logr¨® superar la adicci¨®n. Donde Yates se distanci¨® de sus hijas tras divorciarse impulsivamente para estar con un m¨²sico venido a menos, tras Drummers, Peaches se cas¨® con Tom Cohen, tambi¨¦n m¨²sico, en la misma iglesia donde se hab¨ªa realizado el funeral de su madre. Tuvo con ¨¦l dos hijos. Se compraron una casa en Kent, donde Peaches se hab¨ªa criado, y un golden retriever, como el que Peaches hab¨ªa tenido de peque?a. En redes sociales, donde era conocida casi principalmente en los ¨²ltimos a?os, se defini¨® a s¨ª misma como madre. A Instagram sub¨ªa fotos de sus dos hijos comiendo pur¨¦ de patatas o paseando. En Twitter comentaba c¨®mo su d¨ªa era una batalla continua contra los pa?ales sucios.
Y, lo que quiz¨¢ sea m¨¢s relevante, empez¨® a perder peso. Dram¨¢ticamente. Peaches lo achacaba a que hab¨ªa dejado de comer comida basura. En realidad, se alimentaba de zumos. ¡°Lo que de verdad ten¨ªan en com¨²n Peaches y Paula era que com¨ªan fatal¡±, recuerda Gerry Agar, agente de Paula y amiga de la familia. ¡°Paula era muy anor¨¦xica hasta que conoci¨® a Paul Hutchence y se quiso lo suficiente a s¨ª misma como para parar¡±.
Hace unas semanas, Peaches se estren¨® como columnista en la revista Mother and Baby. Escribi¨® una ¨²nica columna. Antes de morir, antes de que los rumores apuntaran a que hab¨ªa reca¨ªdo en las drogas o que su coraz¨®n no pudo con la p¨¦rdida de peso, antes de convertir a la saga familiar en una mitolog¨ªa, dej¨® escrito: ¡°He encontrado el equilibrio perfecto. Ahora mismo la vida es bella. Y ser madre es la mejor parte¡±.
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