La piedra del tiempo

La piedra de la t¨ªa Rosa es tan antigua como pueda serlo un objeto de nuestro mundo. Su historia se remonta a 4.600 millones de a?os atr¨¢s, cuando nuestra barriada c¨®smica no era mucho m¨¢s que una nube difusa de hidr¨®geno y helio y el Sol apenas estaba empezando a condensarse a partir de uno de sus grumos por mera atracci¨®n gravitatoria entre sus partes. Otras zonas m¨¢s afortunadas de la misma nube pudieron escapar de aquella protoestrella colosal y se fueron agregando m¨¢s lentamente como briznas ¨ªnfimas de materia s¨®lida y despu¨¦s granos de polvo hasta generar los embriones de nuestra Tierra y los dem¨¢s planetas del Sistema Solar; y tambi¨¦n de los asteroides que ahora ocupan un cintur¨®n el¨ªptico entre las ¨®rbitas de Marte y J¨²piter. Uno de los habitantes de ese cintur¨®n, el asteroide 1.272 Gefion, vio desestabilizada su ¨®rbita por el influjo gravitatorio de esos grandes vecinos y emprendi¨® un rumbo de colisi¨®n con nuestro planeta, en cuya atm¨®sfera penetr¨® el 9 de julio de 1.931, desintegr¨¢ndose en decenas de fragmentos y enviando uno de ellos a solo unos metros de una ni?a de 11 a?os que caminaba por el pueblo leon¨¦s de Ard¨®n para llevarle la comida a un t¨ªo suyo que estaba envasando vino en las cercan¨ªas. La ni?a se llamaba Rosa Gonz¨¢lez P¨¦rez, y hoy tiene 94 a?os. La t¨ªa Rosa.

Gracias a la diligencia de la ni?a Rosa, que recogi¨® la piedra sin saber bien lo que era y se la llev¨® a casa pas¨¢ndosela de una mano a la otra para no quemarse, y de un sobrino suyo que hace un par de a?os puso el objeto en conocimiento de los cient¨ªficos, una l¨¢mina del meteorito est¨¢ expuesta ahora en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Se trata de una condrita, como la mayor¨ªa de los meteoritos que caen a tierra. Pese a su aparatosa penetraci¨®n en la atm¨®sfera, la piedra nunca super¨® los 800 grados de temperatura, y por eso sus componentes ¡ªsilicatos, sulfuros, metales y las peque?as esf¨¦rulas, o c¨®ndrulos, que le dan nombre¡ª han permanecido casi inalterados. Son testigos directos de los primeros materiales s¨®lidos que se formaron en el Sistema Solar, hace 4.565 millones de a?os. Y, salvo por la fina l¨¢mina expuesta en el museo, la piedra del tiempo vuelve a reposar en la casa de la t¨ªa Rosa como un homenaje a la curiosidad cient¨ªfica de una ni?a.