Running femenino: la conquista de la calle

Son las 9 de la ma?ana del 6 de abril. El margen norte del parque del Retiro, en Madrid, est¨¢ hasta la bandera. Unas 19.000 personas calientan, beben agua, se prenden el n¨²mero de inscripci¨®n. Cerca de 17.000 est¨¢n a punto de correr un medio marat¨®n (21 kil¨®metros y 97 metros) y 1.730 una carrera de cinco kil¨®metros. Estos ¨²ltimos van vestidos con camisetas naranja fosforescentes y esperan en cola tras el cartel de salida. M¨¢s de la mitad de los participantes (57%) son mujeres. Sus zapatillas ¨Cverde chill¨®n, amarillo nuclear, naranja intenso y rosa, rosa y m¨¢s rosa¨C no dejan lugar a dudas: estamos en 2014. De pronto se oye un ?pum! Empieza la carrera.

Me pongo en movimiento. Hay que avanzar a pasitos para no chocar con el resto. Poco a poco los corredores se dispersan y se abre el camino. El ¨²ltimo mes ha transcurrido entre una preparaci¨®n para principiantes y un entrenamiento gradual. La respiraci¨®n se regula sola: una inspiraci¨®n profunda seguida de dos expiraciones cortas. Delante se mueven cientos de bultitos naranjas. Empieza la primera carrera de mi edad adulta.

Los habr¨¢n visto. En su barrio, cerca de la oficina, en un pueblo perdido, en el coraz¨®n de la ciudad. En los lugares m¨¢s insospechados, de repente, un corredor. A veces de edades imposibles. Y cada vez m¨¢s, mujeres.

Correr est¨¢ de moda. Cinco millones de personas lo hacen en Espa?a (seg¨²n Sportpanel). En los ¨²ltimos dos a?os miles de mujeres se han sumado a la tendencia. Las marcas lo saben. En Nike han visto duplicarse la asistencia de mujeres a sus entrenamientos gratuitos (Nike+ Run Clubs). Y en las carreras que patrocinan ¨Ccomo la Bombers, de Barcelona, y la San Silvestre, de Madrid¨C el n¨²mero corredoras ha aumentado entre un 20% y un 35% en este corto tiempo. Las zapatillas para correr, la prenda m¨¢s importante de los aspirantes a runner, tambi¨¦n se han multiplicado: el a?o pasado se vendieron en Espa?a tres millones, el 23% para mujer (el 63% para hombre y el 14% para ni?os, de nuevo seg¨²n Sportpanel). Las ventas de zapatillas para mujer crecieron un 44% frente a un 22% las de hombres (seg¨²n Nielsen). Grandes marcas ¨Ccomo Inditex, H&M y Mango¨C han sacado l¨ªneas de textil t¨¦cnico ¨Cpara contener el sudor o ventilar mejor la piel¨C. Se calcula que las mujeres representan el 25% del mercado de ropa deportiva.

Pero lograr que las mujeres empiecen a hacer kil¨®metros llev¨® su tiempo. Aunque ahora pocos lo recuerden, hace apenas 40 a?os les prohib¨ªan correr maratones. Rebobinemos hasta 1967.

El tercer lunes de abril, la joven Kathrine Switzer, de 19 a?os, se prepara para correr el marat¨®n de Boston (Estados Unidos). Hace un d¨ªa de perros y va cubierta de arriba abajo. Lleva el pelo recogido con una felpa y prendido al pecho su n¨²mero de inscripci¨®n: el 261. La acompa?an su novio, el estudiante y lanzador de martillos Tom Miller, y su compa?ero habitual de carreras, Arnie Briggs, que es cartero en su universidad, Siracusa. A sus 50 a?os, Briggs decidi¨® adoptar deportivamente a Switzer cuando la rechazaron en el equipo de atletismo por ser mujer. Durante sus entrenamientos, ¨¦l le cuenta an¨¦cdotas de su experiencia en el marat¨®n, en el que ha participado en 15 ocasiones. Hasta que un d¨ªa sucede lo esperable. Kathrine le propone correrla juntos. La repuesta de ¨¦l la deja de piedra: ¡°Las mujeres tienen prohibido correr el marat¨®n; no podr¨ªas aguantar los 42 kil¨®metros¡±.

Switzer se propuso demostrarle que estaba equivocado y se prepar¨® a conciencia para la carrera. Sab¨ªa que pod¨ªa lograrlo. ?Hab¨ªa empezado a correr con 12 a?os! A esa edad lo que quer¨ªa era ser animadora y que los chicos se fijaran en ella. Se lo dijo a su padre y este le devolvi¨® una respuesta cargada de sentido com¨²n: ¡°La vida es para participar no para observar. Te gusta correr y estar activa. ?Por qu¨¦ no te apuntas mejor a hockey?¡±. Siguiendo el consejo de su padre, Switzer empez¨® a correr para coger fondo y ser una buena jugadora.

Lleg¨® el momento de apuntarse al marat¨®n. Ella sab¨ªa que el a?o anterior Bobbie Gibb, otra mujer, lo hab¨ªa corrido, aunque sin inscripci¨®n oficial. Se escondi¨® detr¨¢s de unos arbustos y se col¨® en la carrera una vez empezada. Switzer le propuso a Briggs hacer lo mismo, pero ¨¦l se neg¨®. ¡°Boston es una carrera seria, t¨² eres una corredora seria, eres miembro de un club de atletismo y tienes que seguir las normas¡±. As¨ª que Kathrine se anot¨® con sus iniciales. Y no se cansa de asegurar que no lo hizo por burlar la norma, sino porque entonces cre¨ªa que firmar as¨ª quedaba ¡°m¨¢s guay¡±.

En Boston la carrera atraviesa el kil¨®metro seis y los participantes pasan delante del autob¨²s sobre el que la prensa hace fotos del evento, muy popular en Estados Unidos. Entonces, alguien la ve. ¡°?Hay una chica corriendo!¡±. Y los fot¨®grafos empiezan a disparar. Jock Semple, uno de los responsables del marat¨®n salta enfurecido para apartar a la intrusa. Semple la roza por la espalda, pero su novio (que no olvidemos lanza martillos) le echa encima sus cien kilos y lo aparta de un golpe lateral. ?Clic, clic, clic, clic, clic, clic! Los fot¨®grafos ¨Cdesde un ¨¢ngulo privilegiado¨C inmortalizan el momento.

Kathrine sigue corriendo aunque est¨¢ muy afectada por lo sucedido. Tarda cuatro horas y 20 minutos en llegar a la meta (su novio, que no se ha preparado para la carrera, llega una hora despu¨¦s). Al d¨ªa siguiente ve las fotos en los peri¨®dicos y se llena de valent¨ªa. ¡°Ten¨ªa mucho miedo y, al ver la prensa, me radicalic¨¦. No me sent¨ª mal por correr el marat¨®n, me sent¨ª maravillosa. En momentos as¨ª o abandonas o abrazas tu responsabilidad. Y fue lo que hice¡±.

Kil¨®metro 1. La carrera avanza a buen ritmo. En las clases para principiantes, Sara Cano, entrenadora de Running Company, nos ha ense?ado a correr manteniendo el abdomen recto. Para la carrera su consejo es que, en caso de necesidad, ande. Pero no m¨¢s de 30 segundos. Por ahora hay fuerzas, aunque m¨¢s y m¨¢s corredores van pasando por delante. Una braga al cuello protege del fr¨ªo de primera hora. El accesorio estaba en la bolsa recogida el d¨ªa anterior con el n¨²mero de inscripci¨®n: 23.730. Todos los participantes tuvieron que recoger el suyo en la Feria del Corredor, una muestra del negocio que rodea el mundo de running: tiendas de calzado, de complementos nutritivos, de salud (algunas empresas ofrecen test gen¨¦ticos ¡°de rendimiento deportivo¡±), ofertas de viajes para participar en m¨¢s carreras¡­

La lucha de las mujeres por ser admitidas en los maratones empez¨® ¨Cseg¨²n algunos relatos¨C en la inauguraci¨®n misma de los Juegos Ol¨ªmpicos, en 1896. Stamata Revithi, una mujer griega, corri¨® los 42,150 kil¨®metros que separan Atenas de Marathon, la ciudad que da nombre a la categor¨ªa en honor a la haza?a del soldado Philipides, que en 490 antes de Cristo corri¨® la distancia entre ambas ciudades y que muri¨® tras informar del ¨¦xito griego frente a los persas. Algunos relatos cuentan que Revithi corri¨® la distancia para ganarse un empleo en la ciudad, pero no la dejaron atravesar la meta: ¡°Las mujeres no pueden correr¡±, le dijeron.

En 1928 los Juegos Ol¨ªmpicos incluyeron la categor¨ªa de 800 metros femeninos que gan¨® la alemana Lina Radke, pero la visi¨®n de algunas de sus competidoras exhaustas y tumbadas en la hierba tras la carrera llev¨® al comit¨¦ ol¨ªmpico a eliminar la categor¨ªa por ser demasiado dura para las delicadas f¨¦minas. Algunos llegaron a decir que se les pod¨ªa desprender el ¨²tero.

Pasaron cerca de cincuenta a?os, hasta que los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² (1972) incluyeron la carrera femenina de 1.500 metros. Ese mismo a?o, Boston ¨Ctras la presi¨®n de mujeres como Switzer¨C daba un paso adelante y permit¨ªa el acceso de las mujeres al marat¨®n. Un a?o m¨¢s tarde, en octubre de 1973, el doctor alem¨¢n Ernst van Aaken ¨Cgran defensor de la capacidad femenina para correr largas distancias¨C organizaba el primer marat¨®n exclusivo para mujeres. Cuarenta mujeres de siete pa¨ªses participaron en el evento en Waldniel (Alemania). Van Aaken sosten¨ªa que gracias a su mayor reserva de grasa, las mujeres pod¨ªan terminar en mejores condiciones que un hombre, aunque no corrieran tan r¨¢pido como ellos.

Empezar a correr es duro, especialmente a partir de cierta edad. Alessia Rodi, de 40 a?os, se lanz¨® hace un a?o para superar una depresi¨®n al ver c¨®mo ca¨ªan los encargos que le llegaban. Un a?o despu¨¦s se siente mucho mejor y est¨¢ pensando en hacer una carrera de 10 kil¨®metros. Y se r¨ªe al escuchar que el comit¨¦ ol¨ªmpico les prohibiera correr los 42 kil¨®metros.

Finalmente, en 1984 la estadounidense Joan Benoit gana el primer marat¨®n de unos Juegos Ol¨ªmpicos, en Los ?ngeles, aunque la mayor¨ªa de los espectadores recordaran mejor a la suiza Gabriela Andersen-Schiess, que lleg¨® a la meta retorcida y acalambrada, avanzando paso a paso y a punto de desplomarse como de hecho hizo nada m¨¢s atravesar la meta. Gabriela se neg¨® a recibir ayuda para no ser expulsada de la prueba.

Kil¨®metro 2. Cada zancada se hace m¨¢s dura. ?Qu¨¦ ganas de parar! ?Qu¨¦ pensar¨¢n los dem¨¢s? Tras una curva aparece la cuesta de la calle de Alfonso XII. ?Venga! Pero a mitad de la cuesta no puedo m¨¢s y empiezo a andar. Mirada al reloj: 1, 2, 3, 4¡­ ?30! Vuelta a correr.

?Por qu¨¦ han empezado las mujeres a calzarse zapatillas de running? Para adelgazar, para estar en forma, para evitar problemas de salud (recomiendan correr para prevenir el c¨¢ncer de mama), para olvidarse de sus problemas, para quemar frustraciones, para relajarse, para luchar contra una depresi¨®n, para tener tiempo para s¨ª mismas, para superarse¡­ Si le preguntas a Switzer por un hito que haya animado a muchas de ellas a ponerse a correr, no duda: ¡°En 1994, cuando Oprah [la popular presentadora estadounidense] corri¨® su primer marat¨®n en 4 horas y 29 minutos¡±. Desde 2007, dice, nota especialmente el auge del running. ¡°Se est¨¢ expandiendo como un incendio¡±.

Estados Unidos es el pa¨ªs en el que el vuelco ha sido m¨¢s brutal. Mientras que en 1970 las mujeres eran menos del 20% de los participantes en carreras, en 2012 suponen ya el 56%. Y m¨¢s y m¨¢s de ellas se apuntan a carreras de larga distancia. ¡°Es realmente incre¨ªble¡±, dice Hern¨¢n Silva, doctor y profesor de un m¨¢ster de medicina manual de la Universidad Complutense, corredor habitual y colaborador de la versi¨®n espa?ola de la revistar Runner¡¯s World. ¡°Particip¨¦ en marzo en el ¨²ltimo medio marat¨®n de Nueva York y vi de cerca la fortaleza psicol¨®gica de las mujeres. A mis cincuenta a?os qued¨¦ en el puesto 277 y fui todo el rato rodeado de mujeres; pueden retener su potencia y sacarla a partir de mitad de carrera. Llegaron a la meta m¨¢s mujeres que hombres: 10.989 de ellas frente a 9.761¡±.

En Europa tambi¨¦n est¨¢ aumentando el n¨²mero de corredoras, aunque a menor ritmo que en Estados Unidos. En el marat¨®n de Berl¨ªn de 2013, el 25% de los 40.000 participantes fueron mujeres. Ese mismo a?o, el 43% de los 15.000 corredores en el medio marat¨®n de Estocolmo (Suecia) fueron del sexo femenino.

En Espa?a da muestra de la locura por correr el n¨²mero de carreras que se celebra cada semana: unas cincuenta. Valgan de ejemplo los datos de la San Silvestre, que desde 1964 cada 31 de diciembre recorre 10 kil¨®metros en Madrid. En 1999, 7.000 corredores se apuntaron y el n¨²mero de corredoras era bastante t¨ªmido, apenas superaba el 8%. En 2004, rozando ya los 20.000 participantes, hab¨ªa aumentado considerablemente el n¨²mero de mujeres: el 14,7%. En 2009, con unos 30.000 inscritos, su participaci¨®n subi¨® hasta el 22%. Y en la pasada edici¨®n, con 40.000 corredores, llegaron al 30,2%. Podemos decir que en Espa?a el boom se est¨¢ viviendo en estos momentos.

En 1999 tres corredores habituales propusieron a Motorpress Ib¨¦rica crear la revista Sport Life, cuya intenci¨®n era llegar al deportista popular. En el tr¨ªo est¨¢ Yolanda V¨¢zquez, bi¨®loga y corredora por necesidad: se calz¨® las zapatillas para compaginar su vida laboral con la maternidad. Quer¨ªa seguir haciendo deporte, pero invirtiendo menos horas, as¨ª que se baj¨® de la bicicleta y empez¨® a correr, que quema m¨¢s calor¨ªas. ¡°Por entonces me di cuenta de que muchas amigas no participaban en carreras porque quedaban las ¨²ltimas¡±, cuenta V¨¢zquez. ¡°Llegaban con los abuelos, y casi que no las dejaban terminar porque quer¨ªan abrir r¨¢pido el paso a los coches¡±, cuenta. ¡°As¨ª que empec¨¦ a darle vueltas. Si las animamos correr¨¢n aunque de otra manera, me dec¨ªa. Nosotras no competimos, competimos contra nosotras mismas. Simplemente somos diferentes¡±.

En 2004, Sport Life crea La Carrera de la Mujer, de 7,2 kil¨®metros. ¡°?Y se puede hacer sin l¨ªmite de tiempo!¡±, exclama V¨¢zquez. ¡°Si una abuela quiere hacerla andando y tarda un a?o y medio, pues que lo tarde¡±. Unas 3.500 mujeres se apuntaron a la primera convocatoria en Madrid, cuenta Fernando Sebasti¨¢n, del ¨¢rea de eventos de Sport Life, que supone el 25% de los ingresos de la revista (que vende 42.000 ejemplares y 20.000 su hermana peque?a, Runner¡¯s World). ¡°Los tres primeros a?os fueron deficitarios¡±, dice Sebasti¨¢n. ¡°Ten en cuenta todo lo que hay que pagar: seguro de accidentes, seguro de montaje¡­ Son 30.000 cosas que tenemos que tener en cuenta¡±.

La Carrera de la Mujer se ha ido expandiendo por la geograf¨ªa espa?ola. Actualmente se celebra en ocho ciudades espa?olas: Valencia (donde se tuvo lugar el pasado 6 de abril), Madrid (11 de mayo), Vitoria (8 de junio), Gij¨®n (22 de junio), A Coru?a (21 de septiembre), Sevilla (5 de octubre), Barcelona (19 de octubre) y Zaragoza (9 de noviembre). Este a?o prev¨¦n vender cerca de 100.000 inscripciones (a 10 euros cada una).

Kil¨®metro 3. ¡°?Sois muy grandes, chicas!¡±, exclama un corredor que derrocha alegr¨ªa. ¡°?Lo est¨¢is haciendo muy bien, cop¨®n!¡±. Tiene unos cuarenta a?os, lleva un pa?uelo blanco en la cabeza y gafas de sol oscuras. Corre junto a una mujer que avanza despacio, sufriendo y sin levantar la cara del suelo. Nada indica que ella escuche al hombre que la ¨Cy nos¨C anima. ¡°?Venga chicas, que esta carrera es nuestra! ?Al ataque!¡±.

Cambio de escena. Estamos en un descampado al norte de Madrid. Un camino de tierra serpentea entre un parque y una carretera, y muere en una gasolinera. Son las 14.20 del pasado 20 de febrero. Una mancha multicolor se acerca a toda velocidad. ?Fiunggg!

Y desaparece en sentido contrario.

La espectadora se cansa solo de mirarla: Cristina Mitre corre como si no hubiera un ma?ana. A sus 36 a?os, esta asturiana morena y espigada ha hecho mucho por animar a otras mujeres a correr. Es periodista de la revista Elle, autora del blog The Beauty Mail y del libro reci¨¦n publicado Mujeres que corren, de Temas de Hoy, y lidera un grupo que organiza ¡°quedadas¡± (¡°no carreras¡±, puntualiza) en las que se anima a las mujeres a sumarse al running. Pero antes tuvo que vivirlo, sufrirlo y disfrutarlo.

Han pasado cuatro a?os desde que sali¨® a correr por primera vez, en septiembre de 2009. Cinco a?os antes le diagnosticaron un c¨¢ncer de ovarios. ¡°Entonces ducharme era para m¨ª como escalar un 8.000, as¨ª que correr¡­ Y f¨ªjate ahora¡±, dice abriendo la boca en una sonrisa. ¡°Me siento poderosa, due?a de mi cuerpo, a tope de power. Mi c¨¢ncer, al ser hormonodependiente, est¨¢ muy relacionado con el c¨¢ncer de mama y vivo sabi¨¦ndolo. Por eso me alimento bien, controlo mis niveles de estr¨¦s y hago ejercicio. Y me gustar¨ªa animar a las mujeres a que se den cuenta de que correr no es una moda, es salud. Adem¨¢s, a m¨ª me ha ense?ado a no tener miedo, a ser disciplinada y a no rendirme¡±.

Por la ma?ana y a medio d¨ªa es cuando Mitre encuentra tiempo para entrenar. Se cambia en un ba?o de Elle, se pone el puls¨®metro, se echa a la calle y corre como si le fuera la vida en ello. Despu¨¦s, se ducha en el ba?o del estudio fotogr¨¢fico de la revista.

En su libro, Mitre explica los pasos a seguir para empezar a correr. Con su tono habitual (lleno de expresiones como ¡°a tope de power¡±, su preferida) y prestando mucha atenci¨®n a lo femenino (dedica tres p¨¢ginas a los sujetadores deportivos), a los cuidados f¨ªsicos (mismo espacio para el protector solar), pero tambi¨¦n al entrenamiento que la ha convertido en una ¡°supercorredora¡±. La semana pasada particip¨® en Londres en su primer marat¨®n (a cierre de este reportaje todav¨ªa no lo hab¨ªa corrido).

En su hora de entrenamiento, Mitre obedece a cada pitido del reloj que lleva en la mu?eca, un Smart Run de Adidas, en el que previamente ha metido el programa que le manda su preparador, que vive en Gij¨®n, su ciudad. ¡°Tengo que correr 500 metros en tres minutos y 35 segundos para que mi coraz¨®n coja fuerza para el marat¨®n¡±, explica Mitre. Y echa a correr de nuevo. A los tres minutos regresa resoplando. Dobla un poco las rodillas y mira el suelo. A los 30 segundos su reloj ¨C?pi, pi!¨C pita. Y vuelve a desaparecer dejando una estela de polvo detr¨¢s.

Al igual que ella, muchas mujeres han entrenado lo suficiente como para correr un marat¨®n. A ellas quiso dirigirse la empresa SMM (Sports Marketing Management), que el pasado 30 de marzo celebr¨® en Palma de Mallorca el primer marat¨®n para mujeres de Espa?a. ¡°Viendo la experiencia en Estados Unidos y de los pa¨ªses n¨®rdicos, y sabiendo que las tendencias que empiezan all¨¢ acaban llegando ac¨¢, decidimos lanzarnos¡±, cuenta Jos¨¦ Luis Carrera. En una lluvia de ideas se les ocurri¨® bautizarlo con el n¨²mero de inscripci¨®n de Switzer all¨¢ por 1967, el 261, y decidi¨® escribirla pidiendo su colaboraci¨®n.

Kathrine acept¨® ceder su n¨²mero de participaci¨®n y su ayuda para promocionar la carrera a cambio del 25% del proyecto. El pasado 30 de marzo vitore¨® a cada una de las 143 participantes en el marat¨®n y a las 498 de la carrera de 10 kil¨®metros. Estuvo siete horas en la meta recibiendo a corredoras, y las participantes no olvidar¨¢n sus palabras: ¡°You¡¯re wonderful, you have done it!¡± (eres maravillosa. ?Lo has conseguido!).

Kil¨®metro 4. ¡°?Venga, chicas, que ya estamos en la recta final!¡±. Mientras el entregado marido se desga?ita, su mujer sigue con la mirada clavada al suelo. ¡°Es el ¨²ltimo kil¨®metro, ten¨¦is que saborearlo. Hay que vivirlo. ?Degustarlo! ?Venga, que lo que queda est¨¢ chupado!¡±. Aprieto el ritmo para no perder la fuerza que transmite este portento de animador al que un grupo de mujeres nos hemos acoplado.

En 2003, Paula Radcliffe, una brit¨¢nica con una fuerza y preparaci¨®n f¨ªsica portentosa, bate en Londres el r¨¦cord mundial femenino de marat¨®n en 2 horas y 15 minutos. Han pasado 11 a?os y Radcliffe sigue sacando m¨¢s de tres minutos a cualquier otra mujer. Muy pocos hombres son capaces de lograr el mismo tiempo, lo que llev¨® a muchos a preguntarse: ?podr¨¢ una mujer llegar a correr m¨¢s r¨¢pido que los hombres? ¡°Lo que logr¨® Radcliffe fue un salto de gigante, algo que estaba fuera de todas las previsiones¡±, dice Alex Calabuig, director de Runner¡¯s World. ¡°No se puede medir el rendimiento femenino por su actuaci¨®n. Desde entonces, 40 hombres han bajado la marca que en aquel momento era el r¨¦cord masculino, 2 horas, 5 minutos y 38 segundos. Ahora es de 2 horas, 3 minutos y 23 segundos. Ella se qued¨® a 9 minutos del hombre m¨¢s r¨¢pido, sin embargo ahora las mujeres est¨¢n a 12 minutos de distancia del hombre m¨¢s veloz porque ninguna ha batido a Radcliffe¡±. La corredora contesta v¨ªa correo electr¨®nico: ¡°No creo que nunca lleguemos a superar a los hombres en un marat¨®n¡±, empieza. ¡°Pero s¨ª que creo que las mujeres tienen m¨¢s posibilidades gracias a su resistencia y a sus reservas f¨ªsicas y mentales conforme aumenta la distancia de la carrera¡±.

Hace unos meses, en agosto, la esta?dounidense Rory Bosio quedaba s¨¦ptima en la carrera de ultra trail (o carrera de ultrafondo) m¨¢s importante del mundo: la del Mont Blanc, de 168 kil¨®metros. Fundada en 2003, para vencer esta carrera hay que, adem¨¢s de correr como un demonio, ganar 9.600 metros de desnivel. Bosio complet¨® la carrera en 22 horas y 37 minutos; fue la mujer m¨¢s r¨¢pida y bati¨® el r¨¦cord femenino. Su s¨¦ptimo lugar en la clasificaci¨®n ha vuelto a dar alas a quienes esperan el ¨¦xito de las mujeres en las carreras de largu¨ªsima distancia. ¡°En potencia el hombre es mejor que la mujer, pero en resistencia ganan ellas¡±, dice el doctor Silva. ¡°Un marat¨®n no es lo suficientemente largo para que podamos comprobar la resistencia femenina, pero en competiciones de ultrafondo empezamos a verlo¡±, contin¨²a. ¡°En carreras por encima de los cien kil¨®metros, las mujeres est¨¢n obteniendo muy buenos resultados. Y esto es gracias a la anchura de su pelvis, corren de forma m¨¢s eficiente, y no influye tanto la masa muscular. Adem¨¢s, a partir del kil¨®metro 30, cuando has agotado los hidratos de carbono, el cuerpo tira de la grasa para producir estr¨®genos y las mujeres tienen m¨¢s. En el futuro nos llevaremos una sorpresa con las mujeres¡±.

Kil¨®metro 4,5. Aparecen los arcos que marcan el final de la carrera. A punto de llegar es imposible no pensar en los 17.000 valientes que corren al mismo tiempo el medio marat¨®n de Madrid. Cerca del 15% (2.391) son mujeres, supercorredoras como Mitre. Todos ellos est¨¢n esforz¨¢ndose al m¨¢ximo. Se ve la meta. Ha llegado el momento de apretar, de acelerar el ritmo. Ser¨ªa bonito contar que el p¨²blico se desvive animando, pero casi nadie est¨¢ viendo el final de esta triste carrera. Qu¨¦ m¨¢s da. La alegr¨ªa va por dentro. Los brazos se suben solos en el momento de atravesar la meta. 36 minutos y 30 segundos. ?Prueba conseguida!