La gran ¡®benefactora¡¯ del sexo con fustas y azotes
Bajo la apariencia de ¡°una se?ora decente¡± se oculta la ¡®dominatrix¡¯ m¨¢s reputada de Francia. A sus 83 a?os Catherine Robbe-Grillet tiene un seud¨®nimo, Jeanne de Berg,a trav¨¦s del cual materializa deseos, propios y ajenos, en cuidadas y privadas ceremonias sexuales en las que da rienda suelta a su fantas¨ªa. Su vida ser¨¢ pel¨ªcula
Ella elige el lugar: la cita es en el hotel R¨¦gina de Par¨ªs, uno de esos hist¨®ricos palacetes con un encanto de otro tiempo. Aqu¨ª se rod¨® Belle toujours, la secuela que Oliveira realiz¨® de Belle de jour, de Bu?uel. Catherine Robbe-Grillet es hoy la m¨¢s reputada maestra de ceremonias sadomasoquistas de Francia. Iniciada como sumisa por su esposo, el fallecido escritor y cineasta Alain Robbe-Grillet, las relat¨® primero en C¨¦r¨¦monies de femmes (1985), bajo el seud¨®nimo de Jeanne de Berg, a?os despu¨¦s de publicar la novela er¨®tica L¡¯image (1956), entonces censurada. De la clandestinidad ha pasado a una popularidad que a¨²n le sorprende. ¡°De camino me ha parado una chica joven y alta toda emocionada. Me ha dicho que le he iluminado el d¨ªa¡±, cuenta seg¨²n llega.
A sus 83 a?os, desborda vitalidad y felicidad, y sigue materializando sus fantas¨ªas y las de los dem¨¢s. ¡°En cierto sentido me siento como una benefactora¡±, dice al respecto. Mide poco m¨¢s de metro y medio ¡ª¡°?la mayor dominatrix de Francia es min¨²scula!¡±, bromea¡ª, es divertida y muy educada. Multiplica adem¨¢s los proyectos de toda ¨ªndole. El ¨²ltimo fue a finales de marzo en Estambul con la artista francesa Dominique Gonz¨¢lez-Foerster y Tristan Bera. Y la cineasta sueca Lina Mannheimer ultima una pel¨ªcula sobre su vida, La ceremonia, para la que la ha seguido durante a?os.
¡°Me definir¨ªa como una se?ora mayor muy decente ¡ªpone cara seria¡ª, en la que no se fijar¨ªa uno por la calle, que detr¨¢s de esa apariencia muy decente tiene unos deseos y unas formas de ser que no lo son¡±, resume. ¡°Esa dualidad es bastante divertida y se materializa por el hecho de que tengo dos nombres: el de mi estado civil y mi seud¨®nimo. Y es necesario. En el d¨ªa a d¨ªa soy bastante alegre. En las ceremonias, para nada. No podr¨ªa ser Jeanne de Berg siempre. Ser¨ªa muy pesado¡ ?para todo el mundo!¡±.
Hace algo m¨¢s de medio siglo que public¨® su primera novela er¨®tica relatando una experiencia sadomasoquista. Entonces utiliz¨® el masculino de su nombre falso, Jean de Berg. ¡°Todos pensaban que solo un hombre pod¨ªa haber escrito algo as¨ª¡±. Cuando sali¨® C¨¦r¨¦monies de femmes, hizo una aparici¨®n misteriosa en el programa literario de Bernard Pivot Apostrophes, con el rostro cubierto por un sombrero de velo de encaje negro que dejaba en evidencia su punzante mirada de ojos verdes. ¡°Quer¨ªa desmontar algunos t¨®picos sobre el sadomasoquismo. Era la ocasi¨®n de decir que puede haber amor y por supuesto pasi¨®n en estas relaciones¡±, explica ahora. No fue hasta 2002 que revel¨® su identidad, para entonces ya un secreto a voces, en Entretien avec Jeanne de Berg.
Tras enviudar, comparte su vida con una actriz de 51 a?os que le jur¨® lealtad
¡°Cuando sali¨® C¨¦r¨¦monies¡, pens¨¦ que recibir¨ªa cantidad de cartas de mujeres dici¨¦ndome que hac¨ªan lo mismo, pero no. He de decir que para poder hacer este tipo de cosas hay que tener cierta disponibilidad de tiempo¡ y de cerebro, como dir¨ªa alguno¡±. Cada una de estas particulares fiestas privadas ¡ªno autoriza espectadores ni fotograf¨ªas, ni acepta nunca dinero¡ª las prepara con esmero. Elabora un guion detallado y elige una tem¨¢tica. Se define como un director de orquesta o escen¨®grafo que aborda cada velada con cierto nerviosismo antes de entrar a escena. Las m¨¢s logradas est¨¢n en su Libro de felicidad, un cuaderno de hojas blancas unido con un delicado hilo rojo.
¡°La comparaci¨®n que me gusta hacer es la de la ceremonia del t¨¦. Si va a Jap¨®n, a un templo, ver¨¢ que es toda una ceremonia en la que cada gesto est¨¢ codificado y todo es muy refinado¡±, explica. ¡°Eso es lo que hago yo: transformar algo que podr¨ªa ser banal en algo que no lo es para nada. Y, sobre todo, intento que se entre en una experiencia casi m¨ªstica: para ello la m¨²sica es b¨¢sica¡±.
La ¨²ltima la celebr¨® en casa de una amiga, articulada en torno al tema del castigo. Seleccion¨® ocho cuadros del siglo XVIII en los que se utilizan cuatro elementos diferentes: un ramo de rosas, las cuerdas, las fustas y el azote. Entre los cinco participantes hab¨ªa una joven primeriza, comisaria de arte, a la que puso, como siempre, previamente a prueba. Le pidi¨® que se colocara de noche en un lugarde los muelles del Sena. Al paso de un barco, iluminada por el foco, ten¨ªa que abrir su abrigo y mostrar su pecho al descubierto, y un amigo deb¨ªa fotografiarla desde la embarcaci¨®n. ¡°?Pas¨® primero una lanzadera de la polic¨ªa! Pero no sucedi¨® nada, seguro que se echaron unas risas¡ Ella sigui¨® adelante con su prueba y la cumpli¨®¡±.
Cuando no est¨¢ ocupada con los preparativos ¡ªpasan unas semanas entre los encuentros, ¡°?tengo otra vida!¡±, dice¡ª, disfruta de la escritura de su diario, los viajes, la lectura, el cine y el teatro. Vive a caballo entre su apartamento de Neuilly, en la periferia elegante de Par¨ªs, y el ¡°peque?o castillo¡± de Le Mesnil-au-Grain en Normand¨ªa, en el que su marido, ingeniero agr¨®nomo de formaci¨®n, pasaba horas cuidando de sus amplios jardines. Desde que falleci¨® en 2008, Catherine Robbe-Grillet comparte su vida con la actriz sudafricana Beverly Charpentier, de 51 a?os, quien le hizo un juramento de lealtad. ¡°Tenemos muchos intereses comunes, es alguien con quien no me aburro nunca. Toco madera [lo hace], pero tengo mucha suerte¡±.
La tuvo tambi¨¦n con su marido, con quien comparti¨® una at¨ªpica historia de amor. La cuenta en varias publicaciones, empezando por su diario, Jeune Mari¨¦e: Journal 1957-1962 (2004), sobre sus primeros a?os de matrimonio, y m¨¢s recientemente, con la publicaci¨®n de las cartas de la pareja y en Alain (2012). Alterna escenas de pareja t¨ªpicas con otras m¨¢s exc¨¦ntricas, como el manuscrito de cinco p¨¢ginas que el padre del nouveau roman le dej¨® en un caj¨®n titulado Contrato de prostituci¨®n conyugal que ella nunca lleg¨® a firmar. Explica sin tapujos los problemas de virilidad de su esposo, que le dio carta libre para dar rienda suelta a su imaginaci¨®n con otras personas y al que relataba luego sus experiencias. ¡°En este mundo tan trist¨®n, en el que todas las mujeres son v¨ªctimas, en el que las parejas se deshacen, quer¨ªa decir que s¨ª, que las cosas se han desarrollado bien, que han sido felices¡±.
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