Charlene, santa en vida
Lo que habr¨¢ pasado esa chica con ese marido tan, digamos, ambiguo, esa cu?ada tan perfecta y esos sobrinos procreando mientras ella no concibe ni a tiros, no est¨¢ pagado por muy multimillonario que sea su contrato de matrimonio.
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Me vais a perdonar, queridos, pero hoy voy a hacer poco ruido. El justo para cubrir el expediente y volver al curso de desconexi¨®n digital en un cenobio de Los Monegros que he pillado en un chollo de ¨²ltimo minuto. Y es que en estos curros de hoy en d¨ªa ya no se respetan ni las canas, ni los trienios, ni las fiestas m¨¢s sacras del calendario. ?T¨² te crees que anoche, estando yo meditando superanal¨®gicamente sobre si mamo o lipo, b¨®tox o ¨¢cido, o l¨¢ser o cortac¨¦sped, va mi jefe y me localiza en el puesto de telecomunicaciones avanzadas que han instalado las monjas en el sagrario por si llama el papa Francisco? Que le mande lo que sea ya mismito, echando obleas, porque le han retirado una publi de ¡°Sexo es vida¡± por no ofender el luto del colectivo cat¨®lico y necesita una pieza de relleno, me la clava doblada. As¨ª, sin epidural ni nada, el s¨¢trapa.
Mira, porque estaba superrelajada con el incienso y el orujo de malas hierbas del huerto que destilan las hermanas, que si no, lo mando al G¨®lgota como Judas a su baranda. Porque ya me contar¨¦is ustedes vosotros, que dir¨ªa Kiko Rivera, por muy agn¨®stica que sea la que suscribe, con qu¨¦ cuerpo puede una ponerse a desollar gratuitamente al pr¨®jimo estando todav¨ªa su santo patr¨®n, el Cristo de La Columna, de cuerpo presente. Pero tendr¨¦ que hacer un poder, cual Jes¨²s del Gran ?dem, no sea que me finiquiten y tenga que empezar a mover mis contactos y mis gl¨²teos justo ahora que, entre las torrijas, los pesti?os y las flores de sart¨¦n de las novicias, no quepo ni por las puertas giratorias.
As¨ª que a ver qu¨¦ traen las revistas. Antonio Banderas, la baronesa Thyssen, el clan Rivera-Ord¨®?ez-Pantoja y Gorrones Anexos, y las Campos de Telecinco en pleno: madre, hija y nieta, haciendo balconing procesionario. O sea, lo de todos los a?os. Menos mal que ?Hola!, siempre en vanguardia, apuesta por una santa en vida para su portada: Charlene de M¨®naco, yerma y m¨¢rtir. Amueblada con su Armani Priv¨¦ y con su tiara Ocean de 850 diamantes y 359 zafiros por montera, eso s¨ª, que se mueran los pobres, que los feos siempre pueden operarse como hizo ella para parecerse como un huevo a una casta?a a Su Alteza Seren¨ªsima Su Suegra, la princesa Gracia. L¨¢grimas como pu?os, brotan de las piedras leyendo la entrevista anexa. Esa infancia de ni?a blanca soportando el apartheid de Sur¨¢frica. Esa adolescencia de patito feo plana cual tabla y con dos metros de envergadura de me?ique a me?ique. Esa juventud con el pelo aplastado bajo el gorro de goma tragando cloro por las piletas del mundo. Hasta que lleg¨® ?l, Alberto Piscinas, y empez¨® a saber lo que es tragar quina a hect¨®litros.
Porque lo que habr¨¢ pasado esa chica con ese marido tan, digamos, polis¨¦mico, esa cu?ada tan perfecta y esos sobrinos tan mon¨ªsimos procreando como cobayas mientras ella no concibe ni a tiros, no est¨¢ agradecido ni pagado por muy multimillonario que sea su contrato de matrimonio. Por eso, en cuesti¨®n de royals sobrevenidas, soy m¨¢s de Catalina Pelazo Middleton, que lo mismo te juega al cricquet, que te patronea una regata, que se frota la nariz con un maor¨ª con el culo al aire sin perder esa sonrisa llena de pi?os. Pero, claro, a ella Guillermo la mira. Y apuesto que, en ocasiones, hasta la toca.
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