Las concubinas del siglo XXI son la perdici¨®n de los corruptos en China
El 95% de los funcionarios chinos detenidos por este delito tiene amantes Algunas de ellas han protagonizado sonados esc¨¢ndalos pol¨ªticos y sociales
Hay asuntos en los que prima la cantidad sobre la calidad. Uno de ellos es el concubinato chino, que, adapt¨¢ndose a los tiempos, ha sobrevivido a la ca¨ªda de las dinast¨ªas que lo alumbraron, a la abolici¨®n que lleg¨® en 1912 con la rep¨²blica, a la instauraci¨®n del comunismo, que lo consider¨® depravado, y a la llegada de un confuso siglo XXI en el que China mezcla el ayer y el ma?ana en un peligroso c¨®ctel. Porque no importa si lo que impera es la ense?a de la hoz y el martillo o el s¨ªmbolo del d¨®lar: cualquier gerifalte corrupto que se precie tiene que lucir amante, a ser posible mucho m¨¢s joven que ¨¦l y mejor si es en plural.
Como cuando miles de concubinas llegaron a servir en la Ciudad Prohibida a los emperadores Qing, las actuales ernai ¡ªliteralmente segundas esposas¡ª son un s¨ªmbolo de estatus que se suma al de los coches de alta gama, las botellas de vino de 2.000 euros, y los viajes de shopping a Europa. De hecho, un informe publicado el a?o pasado por la prestigiosa Universidad Renmin de Pek¨ªn certific¨® que el 95% de los funcionarios arrestados por corrupci¨®n durante 2012 manten¨ªa relaciones extramatrimoniales, y que m¨¢s del 60% incluso conviv¨ªa con sus amantes. Y la extravagancia no tiene l¨ªmites: diferentes fuentes aseguran que, en 2006, un funcionario lleg¨® a juntar a todas sus queridas para organizar un peculiar concurso de belleza en el que compet¨ªan entre ellas.
De media, las ernai reciben efectivo y regalos por valor de unos 25.000 yuanes (3.000 euros) al mes, equivalente a ocho meses del sueldo de un agricultor chino, que generalmente proceden de la malversaci¨®n de fondos p¨²blicos o de sobornos. As¨ª se demostr¨® en el juicio que el a?o pasado tuvo en vilo al mundo durante cinco d¨ªas, y que termin¨® con la condena a cadena perpetua del mandam¨¢s de la ciudad de Chongqing, Bo Xilai. En uno de los inesperados quiebres de este culebr¨®n de sobornos, celos y asesinato, una amante veintea?era apellidada Li irrumpi¨® como origen de la ruptura del matrimonio Bo. Y todo apunta a que no era la ¨²nica. Incluso se baraj¨® la posibilidad de que la actriz Zhang Ziyi ¡ªde la pel¨ªcula El tigre y el drag¨®n¡ª hubiese mantenido alguna relaci¨®n con ¨¦l. Pero ella lo neg¨® y demand¨® con ¨¦xito a quienes as¨ª lo aseguraron.
En 2006, un funcionario lleg¨® a juntar a todas sus queridas para organizar un peculiar concurso de belleza en el que compet¨ªan entre ellas
Antes, todos estos tejemanejes se manten¨ªan en relativo secreto. Pero la era de Internet y la explosi¨®n de las redes sociales provocan disgustos impensables hace solo una d¨¦cada. Lo sabe bien Lei Zhengfu, que fue secretario del Partido Comunista en el distrito de Beibei ¡ªChongqing¡ª hasta que su vida se desmoron¨® por culpa de un v¨ªdeo en el que aparec¨ªa practicando sexo con su amante, una joven de 18 a?os llamada Zhao Hongxia a la que Lei sacaba 36 primaveras. Su caso supuso hace dos a?os un punto de inflexi¨®n, y demuestra que las ernai se han convertido en tal¨®n de Aquiles de los pol¨ªticos corruptos.
Porque, en realidad, Zhao hab¨ªa sido entrenada por un promotor inmobiliario para seducir a Lei y conseguir grabar sus encuentros amorosos. No le fue dif¨ªcil. Luego, el empresario utiliz¨® el jugoso material audiovisual para chantajear a Lei y conseguir contratos del Gobierno. C¨®mo y por qu¨¦ el v¨ªdeo acab¨® en la Red todav¨ªa no est¨¢ claro, pero su consecuencia s¨ª: Lei fue destituido dos d¨ªas despu¨¦s de que se hizo p¨²blico y ha sido condenado a 13 a?os de c¨¢rcel.
El caso del exsecretario del Partido ha dejado en evidencia el poder que el ciberespacio ha dado a las amantes. De hecho, incluso se ha acu?ado un t¨¦rmino ¡ªqingfu fanfu¡ª para referirse a las mancebas despechadas que se vengan de los hombres que las mantienen revelando sus desmanes por Internet, sobre todo en Weibo, el Twitter chino. Ji Yingnan es una de las m¨¢s conocidas. Nacida en 1987, fue presentadora en un canal de televisi¨®n dedicado a la informaci¨®n econ¨®mica y, en 2009, se convirti¨® en la ernai de Fan Yue, director del Departamento de Regulaci¨®n del Bur¨® Estatal de Archivos.
Durante los cuatro a?os que dur¨® su relaci¨®n, Fan pag¨® los 9.000 yuanes (1.050 euros) del alquiler del apartamento de Ji, a quien regal¨® un Audi valorado en unos 80.000 euros y a la que agasajaba con grandes sumas de dinero ¡ªhasta 10.000 yuanes (1.200 euros) al d¨ªa¡ª y con productos de lujo. Demasiado, sin duda, para quien, te¨®ricamente, era poco m¨¢s que un mileurista. El problema surgi¨® cuando Ji certific¨® que Fan estaba casado, ten¨ªa un hijo y no estaba dispuesto a abandonar a su esposa para casarse con ella. Esa era una aspiraci¨®n habitual entre las concubinas de dinast¨ªas pret¨¦ritas, y, ahora, a las mujeres que buscan la ruptura de un matrimonio se las conoce como xiaosan.
El enfado de Ji la llev¨® el a?o pasado a hacer p¨²blico su affaire en Weibo con todo lujo de detalles y de im¨¢genes. Obviamente, lo que revel¨® fue mucho m¨¢s all¨¢ del terreno sentimental: qued¨® claro que incluso un funcionario de nivel medio es capaz de amasar ingentes sumas de dinero procedentes de fuentes ilegales. El Gobierno consigui¨® censurar todos sus mensajes al respecto, prohibi¨® a los medios de comunicaci¨®n que se hiciesen eco del caso, Fan ha desaparecido y Ji sufre constantes amenazas y ha considerado incluso pedir asilo pol¨ªtico. Pero, sin duda, su valent¨ªa ha surtido efecto.
Hace unos d¨ªas, en el ciberespacio chino volvi¨® a correr como la p¨®lvora el presunto testimonio de la amante de un pol¨ªtico ante un tribunal. La veracidad del caso no ha sido confirmada, pero su popularidad muestra lo extendida que est¨¢ la problem¨¢tica de las concubinas del siglo XXI. Seg¨²n diferentes fuentes, la joven Wei Junzi, que tambi¨¦n trabajaba como prostituta ¡ªalgo que es ilegal en China¡ª, estall¨® frente al juez: ¡°Los funcionarios corruptos que pagan por sexo deber¨ªan sentirse mucho m¨¢s avergonzados que las prostitutas que los sirven. ?Algunos de mis clientes son los jueces que me est¨¢n juzgando ahora!¡±, exclam¨®. El hecho de que sus palabras hayan circulado durante d¨ªas sin ser borradas por la censura parece avanzar que el Gobierno se ha planteado erradicar de una vez por todas con esta pr¨¢ctica que parece fuertemente enraizada en la machista sociedad china. De momento, la semana pasada cay¨® un pez gordo: el poderoso presidente de la compa?¨ªa estatal China Resources, Song Lin. Se le acusa de corrupci¨®n, pero se le ha descubierto porque era su ernai quien le lavaba el dinero negro. Y una vez m¨¢s, ha sido una foto de ¨¦l en la cama con otra mujer lo que le ha delatado por completo.
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