Johansson y otras chicas del mont¨®n
El Photoshop borra cualquier indicio de humanidad que convierte a la mujer en un ser deseable
?Se ha fijado usted en el marcado espacio que suele haber entre los muslos de las modelos que anuncian ba?adores? Es como si el pubis de esas chicas estuviera dibujado con un tiral¨ªneas que definiera una l¨ªnea recta entre las ingles. Pobres, esas modelos que vemos en la publicidad no pueden experimentar el placer que las mujeres del mont¨®n sentimos cuando en verano, yendo con vestido, la mollita interior de un muslo acaricia la mollita del otro. Es un placer barato y valioso.
Despu¨¦s del invierno tan jodido que hemos sufrido sue?a una con darse un paseo nocturno entre madreselvas, con las piernas desnudas bajo una falda ligera, sintiendo esa caricia secreta que aumenta la sensualidad de un paseo.
Ver a la se?orita Johansson desnuda, en mi humilde opini¨®n, es una enorme alegr¨ªa para los sentidos
?C¨®mo se puede hablar de esto con la que est¨¢ cayendo? Ay, qu¨¦ se puede hacer si cuando llega la primavera el cuerpo tiene razones que la raz¨®n no entiende. El asunto es que yo pensaba, ingenua de m¨ª, que ese hueco era producto de la delgadez de las modelos. Pues no: las modelos est¨¢n esquel¨¦ticas, pero los editores de moda y publicidad decidieron hace tiempo que no era suficiente y fueron eliminando con esa cuchilla virtual que es el Photoshop curvas de la cadera, celulitis ligeras, culos, cinturas, pechos; adelgazaron brazos y los alargaron, alargaron piernas, pulieron el cutis hasta dejarlo sin la textura de piel de melocot¨®n que exuda tanta sensualidad y eliminaron el delicioso vello que abriga las sienes; borraron, por resumir, cualquier indicio de humanidad que convierte a la mujer en un ser deseable.
No, las mujeres, por huesudas que est¨¦n, no suelen tener un espacio tan marcado en la cara interna del muslo. Es una alteraci¨®n decidida por aquellos que moldean el cuerpo de la mujer y crean estereotipos artificiales a trav¨¦s de la moda. En este caso, ha sido Victoria¡¯s Secret, la ic¨®nica marca americana, quien se ha convertido en objeto de cr¨ªticas y ha animado al Gobierno a establecer normas en el uso del Photoshop. Dudo que eso sea algo que se puede legislar por decreto, deber¨ªan ser criterios de sensatez, cuando no de belleza, los que favorecieran que las mujeres no se dejen arrastrar por semejante disparate.
De cualquier forma, hay algo que no entiendo en el deseo de las publicaciones de moda o de los modistas de convertir a las mujeres en perchas andantes: al p¨²blico, en general, no le gusta esa est¨¦tica. Las mujeres tenemos la peculiaridad de amar el cuerpo femenino, de sentirnos atra¨ªdas por ¨¦l, sean cuales sean nuestras inclinaciones sexuales, y, dejando a un lado a las adolescentes con problemas psicol¨®gicos, no nos identificamos con ese tipo de flaca fantasmal que parece flotar en la pasarela, a la que se le exagera la palidez para que d¨¦ la impresi¨®n de que por sus venas no fluye esa sangre roja que da salud y lustre a la piel. Tampoco parece ser un tipo de mujer por el que los hombres se sientan atra¨ªdos: ?de verdad alguien cree que sus sue?os er¨®ticos est¨¢n llenos de hueso y m¨²sculos?
No entiendo el deseo de las publicaciones de moda o de los modistas de convertir a las mujeres en perchas andantes
Esta semana circularon por la Red, a nivel planetario, unas fotos de la se?orita Johansson, la actriz, en un desnudo integral robado en el rodaje de la pel¨ªcula Under the skin. Johansson hab¨ªa discutido con el director largo y tendido sobre la necesidad de aparecer desnuda en la pel¨ªcula. Las actrices americanas tienen una precauci¨®n, un pudor, en mostrarse en pantalla como Dios las trajo al mundo, y adem¨¢s de ser frecuente la utilizaci¨®n de dobles para escenas sexuales, tambi¨¦n hay mucho juego de s¨¢banas a fin de que el espectador tenga la sensaci¨®n de que ve algo cuando en realidad tiene que imaginarlo. Pero Scarlett, esa estrella que provoca tanta calentura en los espectadores, decidi¨® en este caso que el desnudo estaba justificado. Y alguien le rob¨® la imagen. Lo extraordinario no ha sido que su difusi¨®n se disparara o se viralizara, como ahora se dice, sino los comentarios cr¨ªticos que su cuerpo provoc¨®.
Ver a la se?orita Johansson desnuda, en mi humilde opini¨®n, es una enorme alegr¨ªa para los sentidos. Sin el temible Photoshop que nos recorta lo m¨¢s carnoso, podemos disfrutar de la actriz en toda su plenitud: caderas, culo resping¨®n, cintura marcada, curvilla en el vientre y esos pechos que Umbral, en un acierto expresivo de alto vuelo, denomin¨® "ca¨ªdos hacia arriba". Como respuesta, Twitter alberg¨® estos d¨ªas a un n¨²mero importante de los resentidos del mundo. Los resentidos del mundo dijeron sentirse decepcionados por el cuerpo de la que, hasta esta foto robada, hab¨ªan considerado el prototipo de la belleza sublime e inalcanzable, de la curva perfecta. Que si los pechos no eran todo lo turgentes que imaginaban, que si ten¨ªa barriga, que si era del mont¨®n. Del mont¨®n. Muchas gracias por la parte que me toca.
Esto me lleva a concluir que todas las individuas que opinaban sobre la actriz gozaban de un cuerpo similar al de ella, y que todos los hombres que rumiaban su decepci¨®n se acostaban cada noche con se?oritas como Johansson. En fin. Siempre se ha comparado el runr¨²n de las redes con las charletas de bar. Este caso es un paradigma. Me imaginaba a todos esos tipos que opinaban sobre ella con el palillo en la boca. Cu¨¢nto hubiera dado por verlos en pelotas. A ellos y a sus contrarias. Seguro que tambi¨¦n son del mont¨®n.
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