Elpidio ap¨®stol
?A qu¨¦ test¨ªculos voy a ir yo al Vaticano a la santificaci¨®n de dos santos padres, valga la redundancia, teniendo aqu¨ª al juez iniciando su camino de santidad en directo?
Ah¨ª va una exclusiva planetaria, para que luego digan que no doy noticias bomba. Nunca, jam¨¢s, en la vida, he cenado con Gabo. Vale, es penoso tener que confesar que una, a sus lustros, no ha tomado ni un agua del grifo con el finado. Justo ahora, adem¨¢s, que, con sus obituarios, aparte de deforestar la Amazonia, ha quedado acreditado que el mito alternaba con todo pichichi. Pero s¨ª, me acuso: yo a ese se?or no le conoc¨ªa nada m¨¢s que de sus libros. Esos s¨ª que me los he metido en vena uno detr¨¢s de otro desde que en 1? de BUP ¡ª3? de ESO en el Mundo Antes de Twitter¡ª un profe me pusiera de lectura obligatoria La incre¨ªble y triste historia de la c¨¢ndida Er¨¦ndira etc¨¦tera y me inoculara el vicio, compulsiva que es una.
Y el caso es que alguna vez le vi por el curro en loor de jerarcas y disc¨ªpulos rumbo a sus homil¨ªas laicas, lo juro por Aureliano Buend¨ªa. A Gabo, digo. Pero, como resulta que solo me he hecho mit¨®mana a la vejez, de Beyonc¨¦, Floriano y Guindos, por orden alfab¨¦tico, me dio cosa entrarle al genio a lo tonto y le dej¨¦ irse vivo. As¨ª que ahora, por mi culpa, soy la ¨²nica juntaletras del globo que no ha departido con Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez ni siquiera de Macondo. S¨ª, as¨ª, con todas las letras, que aqu¨ª en cuesti¨®n de confianza nos dan la mano, nos cogemos el brazo, y acabaremos llamando a Su Santidad Francisco el papa Paco, al tiempo.
Por cierto, que ya ten¨ªa yo preparadas la peineta y la mantilla de las bodas pijas para ir a la canonizaci¨®n de Juantxo XXIII y Juampa II el domingo en Roma, cuando me ca¨ª de las plataformas Marypaz tal que Tamara Falc¨® de los stilettos Louboutin y me paraliz¨® esa luz cegadora que exhala la nueva estrella medi¨¢tica, perd¨®n, pol¨ªtica. S¨ª, fue entonces, en ese raro momento de clarividencia, cuando hice examen de conciencia y lo vi cristalino: ?a qu¨¦ test¨ªculos voy a ir yo al Vaticano a la santificaci¨®n de dos santos padres, valga la redundancia, teniendo aqu¨ª al Ap¨®stol Elpidio Silva iniciando su camino de santidad en directo?
Porque no me digas que lo del otro d¨ªa en la sala de vistas no fue un martirio a un indefenso. Ten¨ªas que ver al bueno de Elpidio ¡ª¡°el que tiene esperanza¡±, significa, en griego, hay nombres bien puestos¡ª, suplicarle a su se?or¨ªa un receso para llorar l¨¢grimas de sangre porque ni siquiera su abogado, un tal Conde-Pumpido j¨²nior que quita el hipo, todo hay que decirlo, quer¨ªa representarle. Hasta a Blesa se le alegraron las pajarillas cuando se suspendi¨® por fin la vista, no se sabe si de alivio por el pobre Silva, o de no creerse que al final se va a ir de rositas gracias al sacrificio del nuevo m¨¢rtir de la justicia. Y encima algunos malmeten con que si lo que pasa es que el magistrado en excedencia y candidato a las europeas ha perdido el juicio y solo quiere ganar tiempo hasta las elecciones, hay que ser malpensado.
Ay, Elpidio, nadie es profeta en su tierra. Ya lo dijo tu hom¨®logo Isa¨ªas: ¡°Hay un camino tan recto que, por muy torpe que sea quien lo anduviere, no se extraviar¨¢ porque ?l lo gu¨ªa¡±. No me digas que lo con lo de ?l no queda claro a qui¨¦n se refer¨ªa, aunque sea en diminutivo. Y te dejo, que rabio. Julia Otero me ha levantado el contrato de chica Densia que me correspond¨ªa en pura justicia premenop¨¢usica. Eso va a ser por no haber cenado con Gabo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.