Ucrania sin freno
Las t¨ªmidas sanciones econ¨®micas de EE UU y la UE no hacen mella en el guion de Putin
El drama de Ucrania se ensombrece por d¨ªas. La sucesi¨®n de enfrentamientos y su gravedad acent¨²a el deterioro y acerca la posibilidad de un conflicto armado a gran escala. Los ¨²ltimos incidentes ¡ªla captura por separatistas prorrusos y posterior exhibici¨®n de un grupo de observadores militares de la OSCE y el atentado contra el alcalde de la segunda ciudad del pa¨ªs¡ª abonan un conflicto ante el que la diplomacia gira en el vac¨ªo. Las promesas hechas por Mosc¨² en Ginebra el 17 de abril para contener la crisis son papel mojado; una mera distracci¨®n ante la determinaci¨®n de Vlad¨ªmir Putin de desestabilizar Ucrania.
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Las nuevas sanciones econ¨®micas contra individuos y empresas rusas pr¨®ximas al poder, anunciadas ayer por EE UU y la UE, no van a cambiar la situaci¨®n. La pretensi¨®n de Obama de coordinar con Europa el castigo al Kremlin est¨¢ diluida por la falta de voluntad pol¨ªtica occidental. El t¨ªmido gradualismo de las sanciones y su falta de convicci¨®n, sobre todo por parte europea ¡ªdonde Alemania ejerce un decisivo papel de freno en el que confluyen culpabilidades hist¨®ricas y la influencia de sus lobbies pol¨ªticos e industriales¡ª hace de ellas una herramienta m¨¢s propagand¨ªstica que real. El rotundo desaf¨ªo de Putin en Ucrania asume que las discrepancias europeas y la aversi¨®n de Obama por la confrontaci¨®n act¨²an como disolventes de la respuesta internacional.
Los heroicos d¨ªas de Kiev que precedieron a la huida del presidente Yanuk¨®vich ¡ªsaludados por los cr¨¦dulos como el triunfo de la democracia y los valores europeos sobre el agujero negro ruso¡ª han favorecido una lectura equivocada del guion de Ucrania. M¨¢s de dos meses despu¨¦s, un pa¨ªs dividido y arruinado, con un Gobierno provisional impotente, un Ej¨¦rcito simb¨®lico y 40.000 soldados rusos listos en su frontera, asiste a la multiplicaci¨®n de graves incidentes que presagian su rotura. El escenario anticipa las dificultades tit¨¢nicas que habr¨¢n de vencerse para hacer de las elecciones presidenciales de mayo un ejercicio representativo.
Pese a Bosnia, pese a Georgia, los europeos han venido dando por hecho que su seguridad y sus libertades eran inmutables. Ucrania vuelve a demostrar que no. Todav¨ªa se discute en el Pent¨¢gono y Europa sobre las intenciones reales del presidente Putin. Pero tanto si la escalada en marcha es una exhibici¨®n de fuerza para aplacar despu¨¦s la tensi¨®n y afianzar las ganancias, como si las maniobras rusas en la frontera anticipan una intervenci¨®n militar, es Mosc¨² quien gana por la mano y escribe el tr¨¢gico guion a remolque del cual act¨²an Europa y Estados Unidos.
Los acontecimientos en Ucrania muestran la necesidad de que Occidente se replantee en un contexto amplio la actuaci¨®n de Rusia. El oscuro poder que Putin representa no solo pretende reparar antiguos agravios de los que se considera v¨ªctima. Es el de un r¨¦gimen personal y autoritario decidido a reinterpretar las reglas de la posguerra fr¨ªa, y no solo en Europa.
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