Veinte hombres con alas
Retrato en sepia del cuerpo masculino de la Compa?¨ªa Nacional de Danza, que estrena este mes en el Teatro Real de Madrid su repertorio m¨¢s vers¨¢til, al abrigo de Shiseido, su empresa benefactora

Aitor Arrieta es el bailar¨ªn m¨¢s joven de la Compa?¨ªa Nacional de Danza (CND). Cuenta 19 primaveras y le queda un a?o para concluir sus estudios superiores en el Conservatorio de Madrid. Comparte piso con colegas en La Latina, uno de los barrios m¨¢s castizos de la capital. Y en su habitaci¨®n de Renter¨ªa, su pueblo de origen, a siete kil¨®metros de San Sebasti¨¢n, guarda con mimo una bandera jamaicana, consecuencia de su admiraci¨®n por Bob Marley. De su oreja izquierda, cuelga un tosco pendiente plateado. ¡°Me lo quitar¨¦ el d¨ªa del espect¨¢culo¡±, confiesa. A finales de mayo (los d¨ªas 24, 26, 27, 29 y 30) y el d¨ªa 1 de junio, tanto ¨¦l como el resto de sus compa?eros (21 chicas y 20 chicos m¨¢s) escenificar¨¢n ante el p¨²blico, en el Teatro Real de Madrid, la nueva identidad de la CND: tras dos d¨¦cadas consagrada al baile contempor¨¢neo, bajo la direcci¨®n de Nacho Duato, la instituci¨®n cambia de rumbo y se abre a la danza cl¨¢sica, para abrazar un repertorio vers¨¢til, donde caben por igual una coreograf¨ªa del modern¨ªsimo Mats Ek (Casi-Casa) que del tit¨¢n del ballet George Balanchine (Allegro brillante). Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez, Premio Nacional de Danza, es el hombre tras la transformaci¨®n. Conocemos al resto de los nombres maculinos que se esconden en la marea de saltos y movimientos.
Si alguien ajeno a la historia presenciara la llegada de los chicos de la CND al set dispuesto por ICON en el Teatro Real, dif¨ªcilmente podr¨ªa adivinar que se trata del cuerpo de baile m¨¢s c¨¦lebre de nuestro pa¨ªs. Los chavales, de entre 19 y 34 a?os, no delatan maneras de estrella, aunque al subir al escenario deban comportarse como tales. Cobran entre mil y 1.800 euros al mes y cumplen una vulgar jornada laboral: de 10 a 16.30 horas, de lunes a viernes, m¨¢s el tiempo que requieran las giras. Cuando acaban los ensayos, como ocurre en las oficinas de medio pa¨ªs, se forman grupos por afinidad para enfilar el camino a la cafeter¨ªa m¨¢s cercana, donde beben cerveza, se fuman un pitillo o pican de una raci¨®n grasienta sin ning¨²n remordimiento. ¡°?R¨¦gimen, nosotros? Esto es gen¨¦tica¡±, exclaman al ser preguntados.

Lo de darle al cigarrillo es otro asunto: ¡°S¨ª, fumamos casi todos. No deber¨ªamos, porque somos atletas y los atletas no fuman. Pero es que tambi¨¦n somos artistas, y ellos s¨ª que fuman¡±, reflexiona, entre risas, Alessandro Riga, italiano y una de las figuras principales del grupo. Entre carcajadas, burlas c¨®mplices y arranques de exhibicionismo (¡°no me importa cambiarme de ropa delante de todos. Es m¨¢s: me gusta cambiarme de ropa delante de todos¡±, bromea uno de ellos con nuestro estilista), se oculta, sin embargo, una existencia de sacrificio en muchos de los casos. Mattia Russo se fue a vivir a Roma con 11 a?os, porque en su pueblo, Avellino, al sur de Italia, no hab¨ªa academias de baile. ¡°Lloraba cada noche porque quer¨ªa volver a casa¡±, rememora. Su paisano Alessandro ha estado alguna vez a punto de tirar la toalla: ¡°Hay momentos en que quieres ser como tus amigos. Instalarte en una ciudad, ir a la universidad¡ Pero algo dentro de ti te obliga a continuar¡±, evoca.
Hacemos las producciones que queremos, aunque con menos decorado y vestuario.? Ya no es como antes, que estabas mal en una compa?¨ªa y pod¨ªas permitirte el lujo de largarte y encontrar hueco en otra. -Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez, Premio Nacional de Danza
Francisco Lorenzo, alias Pancho, parti¨® de su Argentina natal con 23 a?os. El veterano de la CND (tiene 34) asegura que ha roto con novias, abandonado casas que le gustaban y desasistido a la familia en beneficio de su profesi¨®n. ¡°Ahora que solo me quedan dos o tres a?os de carrera, he decido aflojar y centrarme m¨¢s en los asuntos del coraz¨®n: no permitir¨¦ que vuelvan a pasar seis meses sin visitar a mi madre¡±, narra. En su memoria m¨¢s negra, aquella vez durante un espect¨¢culo en Francia, con Nacho Duato al frente de la CND, en que cay¨® mal de un salto y son¨® el espantoso crack. ¡°Tuvimos que bajar el tel¨®n. Y abandon¨¦ el teatro en camilla, con el p¨²blico aplaudi¨¦ndome en el hall¡±, recuerda. Al final, solo fue un esguince. El miedo a la lesi¨®n siempre est¨¢ presente en la mirada juguetona de estos hombres que bailan. Evitan los deportes de riesgo y se les encoge el coraz¨®n con un leve tir¨®n muscular. A Mois¨¦s Mart¨ªn, zaragozano de 33 a?os, los m¨¦dicos le exhortaron a abandonar la danza por una hernia discal. En su a?o de retiro, se machac¨® con pilates y gyrotonic. Hoy protagoniza uno de los pasos a dos de Delibes suite en la CND.
La piel del bailar¨ªn
¡°Cuando cuidas tu piel, alcanzas una sensaci¨®n de placer f¨ªsico que no solo es necesaria para el bailar¨ªn, siempre ensayando frente a un espejo, sino para cualquier persona, porque esta clase de cuidados ayudan al relax y al bienestar¡±, medita Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez sobre el uso que hace la CND de productos Shiseido. La empresa de cosm¨¦ticos japonesa es benefactora de la instituci¨®n y, adem¨¢s, cede un lote de productos personalizados a cada bailar¨ªn (otra entidad, la Fundaci¨®n Loewe, es la patrocinadora oficial). Cuando de festejar se trata, el director art¨ªstico, que vela por su cutis seg¨²n los criterios orientales de Shiseido, sigue, sin embargo, el consejo que le dio un hom¨®logo sueco: ¡°Tienes que ir a las fiestas con los dem¨¢s, pero debes marcharte el primero para dejar al grupo a su aire. Esa es la t¨¢ctica. A veces, me gustar¨ªa quedarme un poco m¨¢s, pero me mantengo al margen¡±.
Cuando trabaj¨¦ en Holanda, sal¨ªa por ah¨ª y me preguntaban: ¡®?A qu¨¦ te dedicas?¡¯. Al responder, la cara de mi interlocutor era de asombro, de admiraci¨®n. Aqu¨ª te sueltan: ¡®?En qu¨¦ discoteca bailas? -Javier Monz¨®n, bailar¨ªn principal
Mart¨ªnez sue?a con un espacio propio de representaci¨®n para la CND, pero entiende que la maldita crisis ha venido a fastidiarnos un poco la vida a todos. ¡°Me he tenido que mover en despachos. Y eso ha sido nuevo para m¨ª. En un contexto tan dif¨ªcil tienes que comunicar muy bien lo que quieres. Pero la depresi¨®n econ¨®mica no nos ha afectado art¨ªsticamente. Hacemos las producciones que queremos, aunque con menos decorado y vestuario¡±, expresa. Por su parte, los bailarines se agarran al empleo con m¨²sculos hiperflexibles. ¡°Porque ya no es como antes, que estabas mal en una compa?¨ªa y pod¨ªas permitirte el lujo de largarte y encontrar hueco en otra¡±, cuentan. Incluso aunque en la CND el buen rollo sea la norma (¡°esto no es Cisne negro¡±), los chavales apuntan hacia nubarrones negros sobre sus cabezas. ¡°Faltan compa?¨ªas de danza. Falta voluntad pol¨ªtica¡±, clama el director. ¡°La CND es de las compa?¨ªas peor pagadas de Europa¡±, a?ade Pancho. ¡°Cuando trabaj¨¦ en Holanda, sal¨ªa por ah¨ª y me preguntaban: ¡®?A qu¨¦ te dedicas?¡¯. Al responder, la cara de mi interlocutor era de asombro, de admiraci¨®n. Aqu¨ª te sueltan: ¡®?En qu¨¦ discoteca bailas?¡±, zanja el madrile?o Javier Monz¨®n, bailar¨ªn principal de la CND.
Pero el grupo de magn¨ªficos es m¨¢s dado al jolgorio que a la queja. Sin dar nombres ni apellidos, relatan que, entre las horas de ensayo y autob¨²s, se ha fraguado alguna historia de amor. Lo sueltan Iv¨¢n y Roberto S¨¢nchez, gemelos de sonrisa permanente, 27 a?os, que abandonaron La Scala de Mil¨¢n para trabajar cerca de su familia. ¡°Cuando esto se acabe, queremos dedicarnos a la administraci¨®n de empresas. Se nos dan bien los n¨²meros¡±, vuelven a coincidir. Las figuras paterna y materna son asidero recurrente en las conversaciones con los chicos, que no olvidan que, a menudo, progenitores totalmente ajenos al mundo del arte (auxiliares de cl¨ªnica, amas de casa o propietarios de tiendas de juguetes) tuvieron el buen ojo de apuntarlos a clases de baile aquellas tarde de trabajo en que apenas pod¨ªan atenderlos. A¨²n se emocionan al hablar de ello. Al fin y al cabo, hace no tanto que dejaron de ser cr¨ªos, y comparten fortalezas y debilidades con todos los miembros de su generaci¨®n. S¨ª, esto incluye bailar, cada s¨¢bado, pachanga en la discoteca de turno. Sin zapatillas de punta.
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