Responsabilidad, empresa y sociedad¡ Un tri¨¢ngulo irregular (controvertido)
La forma diferente de entender la palabra ¡°responsabilidad¡± por empresas y ONG¡¯s no ha impedido el desarrollo de la Responsabilidad Social Corporativa
Hace casi quince a?os particip¨¦ en una de las primeras conferencias espa?olas sobre la Responsabilidad Social Corporativa (RSC); en ella, se debat¨ªa el alcance de esa ¡°responsabilidad¡± y el rol de la empresa en la sociedad.
Recuerdo que el auditorio se polarizaba en torno a dos tesis. Para unos -el mundo empresarial- su ¡°responsabilidad¡± consist¨ªa en cumplir la ley y su objeto social ante sus accionistas, y su ¡°responsabilidad social¡±, de haberla, consist¨ªa en un ejercicio voluntario de ¡°devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad le ha dado¡±. Para otros ¨CONG¡¯s sobre todo¨C la ¡°responsabilidad¡± de una empresa lo era en sentido amplio y deber¨ªa tener efectos jur¨ªdicos por todos los impactos, incluso los negativos, que pudiera producir en el ejercicio de sus operaciones, en todo su teatro de operaciones y directa o indirectamente.
?Por qu¨¦ esa polarizaci¨®n? Sencillamente porque la palabra ¡°responsabilidad¡± no tiene el mismo significado para unos y para otros, lo que ha condicionado el futuro de la Responsabilidad Social Corporativa. Sin embargo, aunque este debate a¨²n no est¨¢ resuelto (y creo que no lo estar¨¢ en mucho tiempo) el mundo empresarial y la sociedad civil, por necesidad o por convicci¨®n, han ido aproximando posturas para comprender el rol de la empresa en la sociedad actual, sin renunciar a su propio concepto de ¡°responsabilidad¡±,
?Por qu¨¦ esa aproximaci¨®n? Porque los hecho son tozudos. Es un hecho que, sin empresa, no hay riqueza: la empresa hoy es un motor de desarrollo econ¨®mico y social, y sus innovaciones mejoran la vida de las personas. Es un hecho, tambi¨¦n, que no hay mejor, o peor, regulador que la opini¨®n p¨²blica: en un mundo hiperconectado ninguna empresa mantendr¨¢ sus ingresos si act¨²a de espaldas a la sociedad y con la opini¨®n p¨²blica en contra. Y es un hecho, por ¨²ltimo, que un cliente de cualquier marca no es un ¡°ente aislado¡±: adem¨¢s de cliente es ciudadano y consumidor y puede ejercer su poder como tal.
?Qui¨¦n ha contribuido a esta aproximaci¨®n? En primer lugar, el mundo acad¨¦mico, que ha evolucionado de Friedman (Milton) a Freeman (Edward), autores clave de este movimiento. En 1970, Milton Friedman escribi¨® en el New York Times Magazine, que ¡°hay una, y s¨®lo una, responsabilidad social en las empresas, que es usar y alinear sus recursos y sus actividades para incrementar sus beneficios, siempre que cumpla con las leyes, lo que es tanto como decir que opera en libre competencia evitando cometer fraude¡±. A?os m¨¢s tarde, en 2007 Edward Freeman, lanzar¨ªa la teor¨ªa de los ¡°stakeholders¡±, en la que afirmaba que ¡°hacer negocios tiene que ver con c¨®mo clientes, proveedores, empleados, inversores (accionistas, bonistas y bancos), sociedad, medios de comunicaci¨®n y directivos¡ interact¨²an entre ellos y crean valor para todos¡±.
En segundo lugar, han contribuido tambi¨¦n las instituciones multilaterales que, junto con las empresas, desarrollaron movimientos como el Global Compact, (una iniciativa lanzada en enero de 1999 por el anterior Secretario General de la ONU, Koffi Annan, basada en 10 principios universales para las empresas en materia de derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y pr¨¢cticas de anticorrupci¨®n); o el Global Reporting Iniciative (GRI), (una instituci¨®n independiente lanzada en junio de 2000 que cre¨® el primer marco mundial estandarizado para la elaboraci¨®n de memorias de RSC o sostenibilidad).
En tercer lugar, los inversores han contribuido a acercar posturas al utilizar los criterios denominados, en ingl¨¦s, ESG (Environment, Social, and Governance). Con ellos los inversores toman, o abandonan, posiciones en empresas por su gesti¨®n del riesgo en estas materias, para evitar ¡°sorpresas¡± de ¨²ltima hora que pudieran impactar negativamente en su inversi¨®n. En este campo, los m¨¢s conocidos son el Dow Jones Sustainability Index, el FTSE4Good o el Carbon Disclosure Project (CDP), un ¨ªndice que act¨²a en nombre m¨¢s de 380 inversores que mueven cerca de 57 billones (europeos) de US d¨®lares y que tienen en cuenta las estrategias clim¨¢ticas de las empresas.
Y, por ¨²ltimo, la legislaci¨®n tambi¨¦n ha jugado su papel para clarificar de qu¨¦ ¡°responsabilidad¡± hablamos cuando hablamos de RSC. En mi opini¨®n, destacan dos.
La primera, poco conocida en el mundo de la RSC, es la ¡°Companies Act 2006¡± del Reino Unido, que, en su art¨ªculo 172, establece que el deber del director para promover el ¨¦xito de su empresa pasa por ¡°promover el beneficio de sus miembros como un todo¡±; ¡°tener en cuanta posibles consecuencias de cualquiera de sus decisiones en el largo plazo¡±; ¡°velar por los intereses de los empleados e impulsar las relaciones de la empresa con proveedores, clientes y otros¡±; y tener en cuenta ¡°el impacto de las operaciones de la compa?¨ªa en la comunidad y el medioambiente¡±.
La segunda, y m¨¢s conocida, es la ¡°Estrategia renovada de la UE para 2011-2014 sobre la responsabilidad social de las empresas¡±, que, en su punto 3.1 establece que la RSC es ¡°un proceso destinado a integrar las preocupaciones sociales, medioambientales y ¨¦ticas, el respeto de los derechos humanos y las preocupaciones de los consumidores en sus operaciones empresariales¡± para, por una parte, ¡°maximizar la creaci¨®n de valor compartido¡± para todos, y, por otra, ¡°identificar, prevenir y atenuar sus posibles consecuencias adversas¡±. Eso s¨ª; esa idea de responsabilidad solo aplica si, previamente, se ha respetado ¡°la legislaci¨®n aplicable y los convenios colectivos entre los interlocutores sociales¡±.
Esta es la foto. Creo que hemos avanzado. Algunos dir¨¢n que demasiado; otros, que muy poco. Lo importante es que, en mi opini¨®n, el debate de la Responsabilidad Social Corporativa ya est¨¢ en el carril adecuado gracias a todo este entramado acad¨¦mico, inversor, institucional y legislativo. ?Queda mucho por hacer? Pues¡ ?saben lo que les digo? Que s¨ª; que queda mucho por hacer¡ afortunadamente.
Alberto Andreu es director global de reputaci¨®n y responsabilidad corporativas, Telef¨®nica S.A. Y profesor visitante de la Facultad de Economicas & Administraci¨®n de Empresas, Universidad de Navarra.
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