Derecho al olvido
La sentencia que obliga a borrar ciertos enlaces dirime un conflicto de acceso a la informaci¨®n
El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea ha emitido un fallo que cambia las reglas del juego sobre la privacidad en Internet y el papel de los motores de b¨²squeda como Google o Yahoo. En una sentencia de enorme trascendencia, ha establecido que ¡°en determinadas condiciones¡± los buscadores estar¨¢n obligados a atender las solicitudes de particulares para eliminar los enlaces a informaciones que les perjudican. La sentencia no solo consagra el derecho al olvido en Internet, sino que dirime una vieja controversia sobre qui¨¦n es responsable del acceso a una determinada informaci¨®n y, por tanto, qui¨¦n debe satisfacer ese derecho cuando leg¨ªtimamente se invoque.
Hasta ahora Google y otros buscadores hab¨ªan argumentado que se limitaban a indexar p¨¢ginas web de acceso p¨²blico y que, por tanto, no eran responsables de sus contenidos. Sosten¨ªan que eran los propietarios de las webs ¡ªlos peri¨®dicos, las bases de datos¡ª quienes deb¨ªan eliminar las informaciones problem¨¢ticas. Pero los medios argumentaban que los archivos de prensa son intocables, y que hacerlo ser¨ªa falsear la historia. M¨¢s all¨¢ de la obligaci¨®n de los medios de corregir las informaciones err¨®neas, parece claro que el origen del problema reside en la forma indiscriminada con la que los motores de b¨²squeda las hacen f¨¢cilmente accesibles.
La Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos ha apoyado esta posici¨®n y ha dirigido sus demandas contra los buscadores. La dificultad de la cuesti¨®n llev¨® a la Audiencia Nacional a solicitar el pronunciamiento del Tribunal de Luxemburgo. Para el alto tribunal, los buscadores no son responsables de los contenidos, pero s¨ª de la lista de enlaces que aparecen cuando se teclea el nombre de una persona.
La sentencia plantea grandes dificultades de aplicaci¨®n. En cualquier caso, lo relevante es que a partir de ahora quienes se consideren perjudicados podr¨¢n dirigirse al motor de b¨²squeda para que elimine el enlace, y que este nuevo escenario puede propiciar un alud de demandas muy oneroso para los buscadores. Pero como las herramientas de Internet son cada vez m¨¢s poderosas y omnipresentes, hace faltaarbitrar un sistema eficaz que permita ejercer el derecho al olvido. No parece l¨®gico que en una sociedad democr¨¢tica, donde hasta los antecedentes penales pueden cancelarse pasado un tiempo, Internet sea para algunas personas una condena a perpetuidad.
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