No me importa qui¨¦n seas, te quiero
Los animales son incapaces de juzgar a alguien por su apariencia o comportamiento. As¨ª lo comprob¨® Anarela Morales, de 29 a?os, que tiene trastorno l¨ªmite de personalidad ¨Cuna condici¨®n mental que afecta su estabilidad emocional y de conducta¨C. Hace un par de d¨ªas, se puso muy nerviosa y, tras una discusi¨®n con un monitor del centro de rehabilitaci¨®n que frecuenta, ¨¦ste tuvo que sujetarla para que no se hiciera da?o. Al mismo tiempo que el monitor se alejaba de Anarela, decidido a dejar de hablarle, una d¨¢lmata de siete a?os llamada Audrey se acercaba a ella para hacerle compa?¨ªa.
Audrey y Lolo ¨Cun labrador de dos a?os que es la personificaci¨®n de la ternura¨C forman parte del ¡°equipo animal¡± de SoulCan. Anarela, que tambi¨¦n tiene inteligencia l¨ªmite, acude a sesiones de Terapia Asistida con Perros (TAP) guiadas por el ¡°equipo humano¡± de esta asociaci¨®n en el Centro de D¨ªa DIEM, para personas con problemas de salud mental y alteraciones de conducta. Es un centro gestionado en Madrid de forma concertada por la Fundaci¨®n Carmen Pardo-Valcarce. Aunque se define como una persona nerviosa y un poco agresiva ¨C¡°tengo un problema que es la impulsividad¡±¨C, Anarela cuenta que con la ayuda de Audrey ha mejorado: ¡°Si est¨¢ al lado me controlo un poco. Me deja m¨¢s tranquila¡±.
Los profesionales de SoulCan, adem¨¢s de tener ¡°formaci¨®n en el mundo del perro¡±, seg¨²n explican las cofundadoras Ana Calvo y Celia Parra, disponen de experiencia en el ¨¢mbito socio-sanitario: son educadores sociales, psicopedagogos y terapeutas ocupacionales. Y es que, por m¨¢s l¨²dicas que puedan parecer, este tipo de intervenciones requieren todo un trabajo previo.
¡°Las terapias asistidas con animales se pueden incorporar a casi todos los colectivos que podemos imaginar¡±, apostilla Maribel Vila, educadora canina y responsable de los Programas de Terapia Asistida de la Fundaci¨®n Affinity, que lleva a cabo proyectos en 16 centros penitenciarios de toda Espa?a. Seg¨²n Maribel, hasta no hace mucho tiempo se trabajaba apenas con los internos que sufr¨ªan depresi¨®n y estaban aislados. ¡°En este perfil hay muchos que no tienen lazos familiares o de amigos, por lo tanto el hecho que los perros siempre est¨¦n de buen humor, que se alegren de verles y no les juzguen, hace que el ¨¦xito de la terapia con animales sea muy grande en las prisiones¡±.
Maribel cuenta que en los ¨²ltimos a?os los programas se han ampliado y ahora se trabaja con perfiles muy variados. ¡°Uno de los que mejor se adaptan a las TAP son los internos conflictivos que muestran problemas de conducta¡±, dice. Los proyectos que se desarrolla con ellos pueden consistir, por ejemplo, en encargarles las tareas propias del cuidado del animal, como la alimentaci¨®n, la higiene o los paseos. ¡°Dentro de una prisi¨®n te dicen que hacer durante todo el d¨ªa, as¨ª que pasas de ser cuidado a ser cuidador. Se puede trabajar desde la disciplina y la responsabilidad de lo que significa cuidar de un animal hasta conceptos como la empat¨ªa, el autocontrol y la paciencia¡±.
El perro constituye el nexo de uni¨®n entre el terapeuta y el paciente. No hay un formato predefinido; se plantean objetivos espec¨ªficos seg¨²n el grupo al que se dirigen y se dise?an maneras de trabajar para lograr alcanzarlos, siempre teniendo los perros como coterapeutas, eso s¨ª. Celia abre el armario de su despacho y saca algunas herramientas de trabajo para ense?ar c¨®mo funcionan las terapias en la pr¨¢ctica. A las personas con problemas de motricidad, por ejemplo, les puede costar abrir una cremallera o despegar un velcro. As¨ª que crearon un peto con estos elementos que se coloca al perro, que por su parte anima a los participantes a manosearlos. ¡°No es igual que darles una camisa y ponerles a abrochar y desabrochar botones. Todo el material con el que trabajamos normalmente se lo colgamos al perro. Se busca actividades en las que el perro intervenga para motivarles¡±, dice Celia.
Motivaci¨®n. Esta es, en fin, la clave de las intervenciones asistidas con animales. Quiz¨¢s el mejor ejemplo para visualizarlo sea el trabajo que desarrollan con ni?os autistas. En este caso, el peto no contiene nada m¨¢s que un bolsillo de pl¨¢stico donde meter una tableta. ¡°Hay muchos que son adictos a los aparatos tecnol¨®gicos, y de all¨ª no lo sacas¡±, cuenta Ana. ¡°Puede que vengan a la sesi¨®n y no vean que aqu¨ª hay un animal. Entonces ponemos un perro debajo de la pantalla y poco a poco se van dando cuenta de que la pantalla anda, que se mueve¡ ya has conseguido que focalice la atenci¨®n en el perro. Y a ra¨ªz de eso, puedes trabajar cualquier cosa a trav¨¦s del perro, porque este aporta al ni?o lo que le gusta¡±.
A finales de 2012 hab¨ªa 161 entidades que desarrollaban este tipo de actividades en Espa?a, de las cuales cerca de 60 se dedicaban precisamente a terapias asistidas con perros, seg¨²n datos publicados por la consultora Humanymal, especializada en la gesti¨®n de programas de Terapias y Educaci¨®n Asistida con animales (TEAA). No obstante, fuentes de Soulcan y de la Fundaci¨®n Affinity, pionera en el sector, coinciden en que esta cifra en realidad es m¨¢s alta, puesto que en los ¨²ltimos a?os ha aumentado progresivamente el n¨²mero de asociaciones y muchas no son reconocidas.
Los precios que se suelen cobrar por sesiones var¨ªan mucho de acuerdo con la entidad. La Fundaci¨®n Affinity, por ejemplo, ofrece todos sus programas de forma gratuita en diversos centros, puesto que esta es una entidad sin ¨¢nimo de lucro creada y patrocinada por una empresa de alimentos para perros y gatos (Affinity Petcare SA). Ana afirma que, en el caso de las asociaciones particulares, por norma general, los precios oscilan entre los 100 y los 400 euros por sesi¨®n para grupos de seis usuarios-es decir, de 20 a 70 euros por persona-. Pero las intervenciones no siempre las pagan los usuarios: en el caso concreto de Soulcan, primeramente se buscan subvenciones para los proyectos. En caso de que no lo consigan, o bien paga el centro que contrata el servicio, o bien se cobra individualmente a los familiares de los usuarios del centro. En este caso, cada sesi¨®n puede costar de 15 a 35 euros por persona.
Desde que la Fundaci¨®n Affinity empez¨®, hace 25 a?os, ha habido un cambio significativo respecto a la difusi¨®n de las TAP en la sociedad espa?ola, afirma Maribel. Cada vez hay m¨¢s estudios sobre los beneficios que aportan ¨C ¡°incluso f¨ªsicos, como el incremento de la oxitocina y del cortisol, hormonas vinculadas a la sensaci¨®n de bienestar¡±. Maribel opina que, aunque ya empiece a haber mascotas en muchos centros educativos y sanitarios, ¡°hasta el d¨ªa en que no haya un perro en cada centro geri¨¢trico, escuela y hospital, todav¨ªa queda mucho trabajo por hacer¡±.
El objetivo final del Centro de D¨ªa DIEM es rehabilitar a los usuarios para que se reincorporen al mercado laboral. All¨ª los proyectos dise?ados por SoulCan se centran en ense?arles las herramientas que pueden necesitar el d¨ªa de ma?ana, cuando accedan a un puesto de trabajo. Una de las actividades, por ejemplo, consiste en la simulaci¨®n de una cita con el veterinario para que los chicos aprendan a manejar el dinero y a resolver problemas. Pero para Anarela, la chica con transtorno l¨ªmite de la personalidad, la TAP significa mucho m¨¢s. Seg¨²n cuenta, siempre ha estado unida al mundo de los perros; su padre, que era adiestrador, falleci¨® hace cinco a?os, y dos a?os despu¨¦s tuvo que sacrificar al perro que ¨¦l le hab¨ªa regalado. ¡°Y ahora estoy con Audrey, la loca. Cuando estoy mal busco a Audrey, es la que me da vida, quien me levanta el ¨¢nimo. Ha sido mi luz¡±, revela.
Que los perros son animales sensibles y fieles, dados a mantenerse al lado del humano que lo necesite, ya se sabe desde mucho antes de conocer los beneficios de la TAP. ¡°Es amor incondicional¡±, resume Celia.
Gatoterapia y sus particularidades
Los felinos tambi¨¦n son maravillosos coterapeutas, asegura Eva Aznar, due?a de La Gatoteca (un caf¨¦ de Madrid donde se puede disfrutar de la compa?¨ªa de gatos en adopci¨®n). El equipo de SoulCan ha empezado recientemente a desarrollar talleres de Terapias Asistidas con Gatos en este espacio y, seg¨²n coinciden Eva, Ana y Celia, las primeras experiencias han sido prometedoras.
Los gatos pueden aportar tantos beneficios como los perros en las terapias asistidas, pero hay algunas diferencias entre los proyectos desarrollados con uno y con otro animal. Se procura, por ejemplo, que los gatos se acerquen de forma m¨¢s natural al usuario, sin tener que usar un arn¨¦s ni correas, porque esto no les gusta, explica Ana.
El problema tambi¨¦n, dice, es que ¡°los gatos son m¨¢s independientes y ariscos, hay mucho m¨¢s desconocimiento sobre el comportamiento de los gatos que de los perros¡±. Pero s¨ª es cierto que ¡°les encanta estar con personas¡±, as¨ª que ¡°a lo mejor hay que respetar m¨¢s los tiempos, o hacer sesiones m¨¢s cortas para que no se agobien tanto¡±, se?ala.
Otra diferencia es que las terapias con perros suelen ser itinerantes, es decir, las asociaciones que las imparten en general se desplazan hasta los centros, mientras que a los gatos les puede producir mucho estr¨¦s el cambio de ambiente. ¡°Por eso hay pocos grupos de terapias con gatos. El nuestro va a ser el primer centro donde este tipo de intervenci¨®n se imparte en un sitio fijo y son los discapacitados que tienen que acudir. Y la verdad es que muchos centros buscan actividades externas, as¨ª que muy bien¡±, cuenta Eva.
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