Milagro
Juan XXIII y Juan Pablo II ha sido canonizados, sus prodigios no han ido m¨¢s all¨¢ de sanar alguna f¨ªstula
Cada vez el Vaticano abarata m¨¢s los milagros que se necesitan para ser santo. Hoy te pueden beatificar por haber curado una jaqueca o un panadizo a una monja, incluso por pasarte una estampa por un juanete y notar cierta mejor¨ªa. Milagros, los de antes. Hubo un tiempo en que era imposible subir a los altares si el futuro santo no realizaba un prodigio espectacular, p¨²blico y notorio, que asombrara a los fieles, por ejemplo, que te creciera una pierna nueva si te la hab¨ªan cortado con una sierra o que un mudo se destapara cantando un corrido despu¨¦s de haber hecho g¨¢rgaras con agua bendita. Encima, los milagros hab¨ªa que realizarlos en vida. Mi paisano San Vicente Ferrer era un superdotado en este oficio. En una ocasi¨®n ten¨ªa que ir a predicar a Morella y sus heraldos le precedieron para advertir a la familia encargada de hospedarlo de que el santo era de buen diente y hab¨ªa que ofrecerle para comer lo mejor de la casa. Lo mejor de la casa era un ni?o de pocos meses. A la hora del banquete le fue presentado el beb¨¦ asado como un cochinillo en una cazuela. Vicente Ferrer se conmovi¨® ante semejante devoci¨®n y no tuvo m¨¢s remedio que resucitarlo. Sus prodigios causaban tantos problemas de orden p¨²blico que el obispo le prohibi¨® hacer m¨¢s milagros, pero un d¨ªa el santo caminaba por el barrio del Carmen de Valencia y vio que un alba?il se estaba cayendo desde un tejado. ?P¨¢rate ah¨ª!¡ª le grit¨®. El alba?il qued¨® suspendido en el aire. Vicente Ferrer fue a pedirle permiso al obispo y una vez conseguido el visto bueno, hizo que el alba?il aterrizara suavemente en la acera ante el pasmo de la gente. Recientemente han sido canonizados Juan?XXIII y Juan Pablo?II, dos papas antit¨¦ticos, cuyos prodigios no han ido m¨¢s all¨¢ de sanar alguna f¨ªstula. Pero el surrealismo del santoral ha cogido una mala deriva, porque en octubre se va a beatificar a Pablo?VI, a quien se le atribuye el milagro de haber curado el feto mal formado de una mujer californiana, que despu¨¦s de invocarle, dio a luz a un ni?o lindo y sonrosado. Este hipot¨¦tico prodigio ya tiene una p¨¦rfida connotaci¨®n ideol¨®gica de propaganda antiabortista. Pero el argumento es mal¨¦fico. De hecho, se da por supuesto que un feto malformado para nacer sano y salvo necesita siempre un gran milagro.
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