No sali¨® Alemania
Valenciano logr¨® marcar la agenda. Ca?ete le¨ªa lo que tra¨ªa escrito, incluso los chistes
Con todas sus limitaciones (el reparto de los tiempos, la lectura nacional de los problemas, la ausencia de algunos temas centrales,...) los dos debates sobre Europa en TVE ¡ªcasi tres horas¡ª resultaron interesantes para quienes son conscientes de lo que se juega en el Europarlamento. Lo m¨¢s sorprendente de ellos fue la clamorosa ausencia de Alemania en las intervenciones: la falta de un an¨¢lisis p¨²blico sobre lo que est¨¢ significando la pol¨ªtica econ¨®mica interna germana, y la impuesta por Alemania al resto de los socios.
Es imposible explicar a los ciudadanos esa grieta en la que tanto abundaron los cinco candidatos a la presidencia de la Comisi¨®n Europea, y los cabezas de lista del PP y del PSOE (Ca?ete apenas dijo nada de esto) entre el Norte y el Sur, entre acreedores y deudores, sin hacer menci¨®n a la pol¨ªtica econ¨®mica alemana que la ha propiciado y ensanchado, estimulando las medidas de ¡°perjuicio al vecino¡± para aprovecharse de ellas. Por eso ha sido reelegida Merkel dos veces mientras los dem¨¢s l¨ªderes pierden continuamente las elecciones: porque ella hace lo que quiere (en los debates se mencion¨® solo de pasada su gran poder), cuando los dem¨¢s no pueden aplicar los programas por los que fueron elegidos por sus conciudadanos.
En el debate de los candidatos, el conservador Juncker fue el defensor del statu quo: primero sanear y consolidar fiscalmente para luego crecer. En el de los espa?oles, la socialista Elena Valenciano comenz¨® comparando la pol¨ªtica de EE UU (crecimiento y ocho millones de empleos creados) con la de Merkel (estancamiento y siete millones m¨¢s de parados en Europa). Ca?ete cay¨® demolido dial¨¦cticamente una y otra vez por Elena Valenciano, no s¨®lo porque el exministro estuviese muy mal (leyendo lo que tra¨ªa de casa, incluso las aparentes ocurrencias, y no atendiendo a lo que se discut¨ªa), sino porque Valenciano marc¨® la agenda una y otra vez.
La principal limitaci¨®n de los socialistas en los dos debates es de credibilidad: intentan despegarse desesperadamente de esa p¨¢tina de complicidad que muchas veces han tenido con la pol¨ªtica de los conservadores (o que incluso han liderado, como la reforma del art¨ªculo 135 de la Constituci¨®n espa?ola, para dar prevalencia absoluta al pago de la deuda p¨²blica sobre cualquier otra obligaci¨®n). Por ello, Mart¨ªn Schulz brill¨® menos que el griego Tsipras ¡ªa quien tantos en la izquierda aspiran a parecerse en Espa?a¡ª o que la verde Keller, que lograron colocar asuntos muy importantes para Europa: Grecia, como pa¨ªs cobaya para el resto del Sur, y el cambio clim¨¢tico como el problema m¨¢s importante que tiene la humanidad.
Muy interesante la ¨²ltima intervenci¨®n de los candidatos a la presidencia de la Comisi¨®n, en la que expusieron sus prioridades: la verde, el empleo; el liberal (Guy Verhofstadt), el liderazgo; el conservador, contener las divisiones en el seno de la propia Europa; el izquierdista, echar a la troika de las instituciones; y el socialdem¨®crata, los j¨®venes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.