Se¨ªsmo pol¨ªtico indio
Narendra Modi ha obtenido un mandato electoral sin precedentes para reformar el gigante asi¨¢tico
Es dif¨ªcil exagerar la magnitud del se¨ªsmo pol¨ªtico acarreado en India por el arrasador triunfo electoral de Narendra Modi, l¨ªder opositor y jefe del partido nacionalista hind¨² Bharatiya Janata (BJP). La victoria del carism¨¢tico y controvertido Modi, a costa de la virtual destrucci¨®n del hist¨®rico Partido del Congreso, otorga a su formaci¨®n derechista la capacidad de gobernar sola en un pa¨ªs donde eso no ha sido posible en 25 a?os. El BJP tiene 283 esca?os en una C¨¢mara Baja de 543 y un desmesurado 35% del voto nacional. Con sus partidos afines controlar¨¢ 336 diputados. En 2009, el BJP obtuvo 116.
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La dinast¨ªa Gandhi-Nehru, que ha gobernado India desde su independencia con un breve par¨¦ntesis, ha sido pr¨¢cticamente borrada del paisaje. Su Partido del Congreso, muy lejos del centenar de diputados imprescindible, ni siquiera podr¨¢ constituirse oficialmente como el de la oposici¨®n. Las urnas han sentenciado su incapacidad econ¨®mica y su indulgencia con la corrupci¨®n, pero tambi¨¦n su falta de sinton¨ªa con el ansia de cambio de un pa¨ªs que ha incorporado 100 millones de nuevos votantes a estos comicios.
Una victoria tan aplastante y una participaci¨®n r¨¦cord otorgan un mandato abrumador y decisivo a Modi, que no tendr¨¢ que lidiar con socios renuentes para imponer sus promesas de desarrollo y Gobierno fuerte. Pero elevan exponencialmente sus retos.
Los votantes han obviado el oscuro pasado del nuevo primer ministro, referido a las matanzas de musulmanes, en 2002, por fan¨¢ticos hind¨²es en Gujarat. Modi, sin embargo, tendr¨¢ que convencer a la enorme minor¨ªa musulmana de India de que su partido ha abandonado cualquier pretensi¨®n de imponer una agenda hindu¨ªsta. Y har¨ªa bien en mantenerse suficientemente alejado de los grupos extremistas que orbitan en torno al BJP, algunos de los cuales han resultado determinantes en la magnitud de su triunfo.
Gobernar un Estado de 60 millones como Gujarat no es lo mismo que dirigir un complej¨ªsimo pa¨ªs de 1.200 millones. Demasiados indios parecen compartir la idea de que el jefe del BJP no s¨®lo reducir¨¢ los precios de los alimentos y crear¨¢ trabajo para millones de j¨®venes, sino que llevar¨¢ tambi¨¦n r¨¢pidamente a su pa¨ªs a los primeros puestos de la liga de los poderes econ¨®micos. La tarea de casar con logros, al menos en parte, ese c¨²mulo de aspiraciones resultar¨¢ formidable.
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