La m¨¢s crucial de las votaciones en Europa
Ninguna de las elecciones que se celebran esta semana importa tanto como la de Ucrania. Ah¨ª cabe esperar poco de la UE, pero Alemania tiene la ocasi¨®n de demostrar si quiere ejercer su responsabilidad internacional
Olvid¨¦monos de los candidatos a la presidencia de la Comisi¨®n Europea. Ucrania es el yunque de Europa, y Alemania, su martillo.
Esta semana, Europa va a celebrar 30 elecciones: 28 en los Estados miembros de la UE para el Parlamento Europeo, una votaci¨®n en toda la Uni¨®n para designar al candidato a encabezar la Comisi¨®n, y la elecci¨®n presidencial del 25 de mayo en Ucrania. Entre todas, dibujar¨¢n el mapa de un continente en pleno desbarajuste.
Si los sondeos de opini¨®n no se equivocan, las 28 elecciones en los Estados miembros van a dar un gran n¨²mero de votos a una colecci¨®n variopinta de partidos anti, desde el UKIP en el Reino Unido hasta Jobbik en Hungr¨ªa, pasando por el Frente Nacional en Francia y Syriza en Grecia. La mayor¨ªa de ellos pertenece a la derecha xen¨®foba, aunque no es el caso de Syriza ni el del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo en Italia. Lo ¨²nico que tienen todos en com¨²n es que son anti. Antiorden establecido; antipartidos tradicionales; anti-Uni¨®n Europea tal como est¨¢ hoy. Antiparo, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Antiinmigraci¨®n, sobre todo desde la derecha. Antiaburrimiento tambi¨¦n, y la mayor parte de los pol¨ªticos europeos tradicionales son capaces de aburrir a las ovejas.
Todos estos partidos obtendr¨¢n un buen n¨²mero de votos porque reflejan la indignaci¨®n y la desilusi¨®n de muchos europeos. La gente tiene la sensaci¨®n de que su vida est¨¢ empeorando, por unos motivos o por otros, y de que Europa ha dejado de ser la soluci¨®n para convertirse en parte del problema. Seg¨²n las encuestas habituales del Eurobar¨®metro, la confianza de los ciudadanos de los Estados miembros en la Uni¨®n Europea ha ca¨ªdo del 50% en oto?o de 2004 al 31% a finales del a?o pasado. Aunque un sondeo reciente de Pew muestra un ligero incremento de las opiniones favorables sobre la UE, tambi¨¦n revela que dos tercios de sus ciudadanos creen que no se tienen en cuenta sus voces y que la UE no comprende sus necesidades. En todas las elecciones al Parlamento Europeo, desde 1979, la participaci¨®n ha ido disminuyendo, al mismo tiempo que aumenta la desconfianza que inspira. Y, sin embargo, de acuerdo con el Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo va a tener m¨¢s poderes que nunca. Desde el punto de vista oficial, la mayor parte de lo que hace hoy la UE necesita la aprobaci¨®n de la Euroc¨¢mara.
Los euroidealistas tienen una forma l¨®gica de resolver este problema: m¨¢s democracia. De ah¨ª que haya surgido la idea de proponer como candidatos a la presidencia de la Comisi¨®n Europea a los que en alem¨¢n se denominan los spitzenkandidaten, los aspirantes a los que han designado los grandes grupos paneuropeos formados por los partidos pol¨ªticos de los Estados miembros.
Vuelve a haber guerra en Europa. No las grandes de 1914 ni 1939, sino una peque?a pero sangrienta
?Vieron ustedes el debate entre los cinco televisado el jueves pasado? ?De verdad? ?Y no se durmieron? Dir¨¢n lo que quieran sobre el Festival de Eurovisi¨®n, pero el montaje es espectacular, y siempre hay n¨²meros divertidos como los de las falsas campesinas procaces de Polonia y la drag queen austriaca Conchita Wurst. Resulta dif¨ªcil creer que fuera esa misma Eurovisi¨®n la que produjo el deprimente debate, bajo una cortina azul que amenazaba con caerse encima de los candidatos en cualquier momento. La candidata de los Verdes, Ska Keller, ofreci¨® una imagen y un estilo lleno de sensatez que destacaban entre los cuatro hombres vestidos de traje, hasta que empez¨® a decir cosas como: ¡°Por desgracia, perdimos la oportunidad en el ¨²ltimo Marco Financiero Multianual¡±.
Quien crea que la mezcla de los candidatos designados y un mayor poder para el Parlamento Europeo va a resolver el problema de desconfianza popular que aqueja a la UE se equivoca. De todas formas, el candidato que venza puede no ser la persona m¨¢s apropiada para dirigir la Comisi¨®n Europea, que en teor¨ªa debe estar por encima de la rivalidad entre partidos pol¨ªticos. Y si, como parece muy posible, los dirigentes nacionales deciden proponer a otra persona, todo esto habr¨¢ sido una farsa. En 1979 era totalmente razonable suponer que unas elecciones directas al Parlamento Europeo iban a crear poco a poco unos partidos, una pol¨ªtica, unos medios y, al final, un demos de dimensi¨®n europea. Pero no ha sido as¨ª. La pol¨ªtica europea sigue teniendo un alcance sobre todo nacional y se desarrolla en distintos idiomas y en medios de comunicaci¨®n nacionales.
Si la colecci¨®n de zool¨®gico de los partidos anti obtiene buenos resultados, los edificios del Parlamento Europeo en Bruselas y Estrasburgo se llenar¨¢n de pol¨ªticos dedicados a arrojar piedras contra su propio tejado; pero entonces los partidos tradicionales se unir¨¢n para crear una gran coalici¨®n de facto. La f¨¢brica del ¨®rgano legislador europeo se volver¨¢ m¨¢s impenetrable que nunca, con el agravante de que ofrecer¨¢ a los grupos de presi¨®n extraordinarias oportunidades para inmiscuirse en el proceso. Eso, sin hablar de un sistema de gastos y dietas tan despilfarrador que ha permitido al l¨ªder de UKIP, Nigel Farage, pagar a su esposa, alemana, para que le ayude a morder la mano que les da de comer a los dos.
En conjunto, es muy poco probable que estas 28 elecciones m¨¢s una representen la sacudida imaginativa que necesita nuestra Uni¨®n para empezar a actuar con eficacia en nombre de sus 500 millones de ciudadanos.
Los candidatos a la UE se limitan a soltar generalidades cuando les preguntan por Ucrania
Y mientras tanto, vuelve a haber una guerra en Europa. No la Gran Guerra de 1914 ni la de 1939, sino una peque?a pero sangrienta, como la de la antigua Yugoslavia en los a?os noventa. La anexi¨®n de Crimea fue posible gracias a una operaci¨®n militar rusa, y la espiral de violencia paramilitar en el este de Ucrania recuerda terriblemente al comienzo del conflicto bosnio.
Por eso, la m¨¢s importante de todas las elecciones de esta semana es la n¨²mero 30, que se va a celebrar en Europa, pero no en la UE. Si Ucrania consigue llevar a cabo una elecci¨®n presidencial democr¨¢tica en la mayor parte de su territorio el pr¨®ximo domingo, entonces tendr¨¢ una posibilidad ¡ªsolo una posibilidad¡ª de regresar a un proceso constitucional pac¨ªfico y negociado. El resultado de esa negociaci¨®n deber¨ªa ser una Ucrania soberana e inequ¨ªvocamente independiente, pero con un elevado grado de autonom¨ªa para sus provincias.
?Y qui¨¦n en la poderosa UE, con la mayor econom¨ªa del mundo, puede influir para que sea as¨ª? No los candidatos, desde luego, que se limitaron a soltar generalidades cuando les preguntaron por Ucrania. ¡°Necesitamos mucho di¨¢logo¡±, dijo Keller. ¡°No debemos dejar que haya fascistas all¨ª¡±, exclam¨® Alexis Tsipras, de Syriza. (?A qui¨¦n se refer¨ªa?) Ni tampoco el Parlamento Europeo. No, los que pueden influir son los Gobiernos nacionales, controlados por sus respectivos Parlamentos y ciudadanos. Lo que hace la UE, con sus Consejos de Ministros y su servicio exterior, es proporcionarles medios para trabajar juntos y, en el mejor de los casos, dise?ar una estrategia com¨²n.
Y, sobre todo, es Alemania. Si hay un pa¨ªs en Europa al que Vlad¨ªmir Putin puede hacer caso, es Alemania. Si hay un pa¨ªs en Europa capaz de blandir los palos y las zanahorias econ¨®micas de la UE, con toda su posible magnitud, es Alemania. Las autoridades alemanas han declarado recientemente que desean afrontar la responsabilidad internacional derivada del poder que tiene su pa¨ªs. La oportunidad de demostrarlo ha llegado antes de lo que imaginaban, y de la manera m¨¢s angustiosa posible.
La pol¨ªtica europea actual es, al mismo tiempo, asombrosamente compleja y sorprendentemente sencilla. Tal vez no se puede explicar ni con miles de palabras, pero al mismo tiempo se puede explicar con tres: depende de Alemania.
Timothy Garton Ash est¨¢ escribiendo un libro sobre la libertad de expresi¨®n y dirige la p¨¢gina web freespeechdebate.com, en 13 idiomas.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.