Mucho en juego
El empe?o de convertir la elecci¨®n europea en un examen nacional compromete a los partidos
Los partidos pol¨ªticos han conducido decididamente la campa?a electoral hacia el intento de convertir la votaci¨®n del domingo en una gran consulta sobre la pol¨ªtica espa?ola, a modo de examen de mitad de mandato. Apenas se han molestado en explicar las encrucijadas europeas y lo f¨ªan todo a que sus respectivos electorados comprendan que se trata de votar a favor o en contra de Mariano Rajoy y del PP, por o contra Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y el PSOE, a favor o en contra del bipartidismo. Como los partidos han sostenido esa l¨®gica, los resultados les comprometen mucho m¨¢s all¨¢ del n¨²mero de esca?os que alcancen en el Parlamento Europeo.
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La estabilidad del Gobierno de Mariano Rajoy no depende del resultado del 25 de mayo, pero s¨ª el cr¨¦dito que merece para continuar con la pol¨ªtica de austeridad y en pro de una recuperaci¨®n econ¨®mica con la que hacerse perdonar los incumplimientos del programa electoral de 2011 y sacar pecho por haber evitado ¡°el rescate de Espa?a¡±.
Todo ese dise?o se ha visto complicado por el error del n¨²mero uno de la lista popular, Miguel Arias Ca?ete, quien se ha tomado nada menos que cinco d¨ªas para pedir excusas por su declaraci¨®n machista. El intento de pasar el trago de puntillas no ahorrar¨¢ problemas a Rajoy a la hora de nominar para la Comisi¨®n a Arias Ca?ete, cuya idoneidad puede ser cuestionada cuando haya de pedir la ratificaci¨®n de la Euroc¨¢mara. Aunque al presidente del Gobierno le parezca un problema menor en relaci¨®n con lo que le preocupa prioritariamente, que es quedar el domingo por delante del PSOE.
Los socialistas tambi¨¦n se juegan mucho. Aprovechar el gol en propia puerta del candidato adversario, Arias Ca?ete, y criticar la pol¨ªtica de austeridad no puede ocultar las tensiones que pesan sobre la conducci¨®n del partido. Por m¨¢s sordina que hayan puesto a la batalla, los aspirantes a las primarias de oto?o trabajan discretamente en la preparaci¨®n de los dispositivos con los que prev¨¦n lanzarse a la pelea. Es dudoso que la mayor¨ªa de sus electores voten el domingo con esa clave en la cabeza, pero sin duda habr¨¢ quien utilice los resultados como si fueran un refer¨¦ndum sobre la continuidad o no de la actual direcci¨®n socialista.
En cuanto a los avances que los sondeos pronostican a varios de los partidos medianos y peque?os, es cierto que se basan en las inmensas bolsas de indecisi¨®n observadas entre los otrora simpatizantes de las fuerzas m¨¢s grandes, lo cual favorece la fragmentaci¨®n; pero nada indica un vuelco en el mapa electoral general, salvo sorpresa may¨²scula. La excepci¨®n m¨¢s interesante es la de Catalu?a, porque est¨¢ en juego la determinaci¨®n de cu¨¢l va a ser el primer partido en esa comunidad. El empuje independentista de ERC puede rebasar en votos al nacionalismo tradicional de CiU y Artur Mas, en una decisi¨®n abierta a muchas lecturas sobre el futuro del liderazgo del proceso soberanista.
Los partidos pol¨ªticos, que han desviado el objetivo europe¨ªsta de los comicios y quieren usarlos como ajuste de cuentas interno, quedan comprometidos tambi¨¦n por el nivel de participaci¨®n que se alcance. Lo cual resalta a¨²n m¨¢s la absurda interpretaci¨®n de la Junta Electoral sobre el derecho a no votar, que ha obligado a cambiar en Espa?a el dise?o de la campa?a institucional europea de incitaci¨®n al sufragio. El vencedor del domingo puede ser la abstenci¨®n, no solo porque as¨ª lo dicen los sondeos, sino por el indicio que supone el bajo seguimiento de los dos debates electorales transmitidos por La 1 (9,5% y 4,2%). Nadie podr¨¢ entregarse a la euforia por obtener m¨¢s respaldo que el adversario si seis de cada 10 electores pasan de las urnas.
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