A?o 31 de la era Madonna
La cantante protagoniza nuevas escandalosas sesiones fotogr¨¢ficas: eso significa que se acerca su nuevo disco
Se alborotan las redes: Madonna usa Instagram para adelantarnos sus fotos para el nuevo n¨²mero de L'Uomo Vogue. Saltan las alarmas: sospechamos que ya empez¨® la promoci¨®n para el pr¨®ximo ¨¢lbum de la Ciccone, hecho ¡ªcomo es habitual¡ª con talento fresco: el sueco Avicii, la brit¨¢nica Natalia Kills.
Tal vez somos ingenuos: ella siempre est¨¢ en promoci¨®n. En t¨¦rminos de cultura pop, vivimos en la era Madonna. Cada vez resulta m¨¢s evidente: desde hace varias temporadas, las mujeres dominan las listas de ventas. Y suelen ser ¡°hijas de Madonna¡±, cantantes que siguen sus ense?anzas.
Se trata de una madre fabulosa, comprensiva e inspiradora. Se retrata en una sesi¨®n de bondage en compa?¨ªa de Katy Perry, para el n¨²mero veraniego de V Magazine. Muchos artistas masculinos tratan con suspicacia a sus j¨®venes competidores, pero Madonna comparte escenario con Britney, Christina o Miley.
Es un modelo inalcanzable: lleva treinta a?os de ventaja. Estamos ante un h¨ªbrido de David Bowie, el de los looks impactantes, y Andy Warhol, que integraba arte y negocio. Imaginen: integra la chica material y la mujer espiritual, alterna la vedette alocada con la businesswoman triunfal.
En general, los cantantes son desastrosos cuando entran en el mundo de los negocios. Ella constituye la excepci¨®n: fund¨® la discogr¨¢fica Maverick, que vendi¨® ventajosamente a Warner en 2004, antes de la crisis. Decidi¨® juntar todas sus actividades productivas bajo un solo techo, en lo que llaman ¡°acuerdos de 360 grados¡±.
La reina del pop calienta su regreso musical en las redes sociales
?Y qu¨¦ produce Madonna? Colecciones de ropa, para H & M o Macy's. Libros, ¨²ltimamente infantiles. Cosm¨¦ticos, bajo la marca MDNA Skin. Una cadena de gimnasios. Discos, aptos para reciclarse en espect¨¢culos que terminan entre las giras m¨¢s rentables de la historia. Merchandising. Pero olvidemos el cine: le ha dado m¨¢s disgustos que alegr¨ªas.
Y bien que lo siente ella, que tanto admiraba a Marilyn y Marlene. Pero eligi¨® Nueva York por encima de Hollywood. En Manhattan intuy¨® que el mundo del pop era accesible para una chica lista. Advirti¨® que el negocio de la m¨²sica aprecia tanto la consistencia como la novedad. Asumi¨® sus l¨ªmites y supo que la renovaci¨®n de su arte requer¨ªa ir eligiendo colaboradores compatibles. Evit¨® las trampas de las drogas y demostr¨® estar dispuesta a sudar.
Lleg¨®, qu¨¦ maravilla, en el momento justo. El formato del videoclip era perfecto ¡ªcorto, contundente, provocador¡ª para mostrar sus virtudes y ocultar sus debilidades. En su arsenal estaba el empoderamiento del feminismo, que consideraba compatible con la explotaci¨®n de su sexualidad. Redefini¨® el ideal femenino, con peque?as rebeld¨ªas: la musculaci¨®n, la ocasional negativa a afeitarse las axilas. C¨®moda entre la tropa gay, hizo suyas sus causas y exhibi¨® una sexualidad fluida.
Hoy dir¨ªamos que Madonna es maestra en fen¨®menos virales. Pero no exist¨ªa Internet cuando ella descubri¨® la naturaleza simplona de los medios, el poder de los tab¨²es, la vulnerabilidad de la Iglesia Cat¨®lica y otras instituciones, la inmensa fuerza de los fans. Con 55 a?os, solo le queda un reto: envejecer con dignidad. Apuesto que ya lo tiene planificado.
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