El estado de ¨¢nimo de los espa?oles
La confusi¨®n ciudadana y la falta de l¨ªderes han hecho caer el bipartidismo
?Las elecciones europeas han puesto de manifiesto algo que se viene repitiendo en los ¨²ltimos a?os: nuestro pa¨ªs pasa por una grave crisis pol¨ªtica. Lo que resulta m¨¢s complicado es saber qu¨¦ nos han querido decir los ciudadanos con estos resultados. Dicho en otras palabras, el reto que tenemos por delante es interpretar el estado de ¨¢nimo de los espa?oles.
Arrojar luz sobre este estado de ¨¢nimo no es f¨¢cil. Un an¨¢lisis detallado de las encuestas a lo largo de los ¨²ltimos a?os muestra a una ciudadan¨ªa en estado de confusi¨®n. Por un lado, no entienden lo que est¨¢ pasando. Este desconcierto es fruto de la ausencia de un diagn¨®stico compartido sobre las causas que nos han tra¨ªdo al actual estado de depresi¨®n. As¨ª, no existe un consenso sobre el origen de la crisis y las medidas a adoptar. Algunos culpan a Europa, otros a la ausencia de un proyecto de pa¨ªs. Seguramente todos tienen raz¨®n, pero no hay un relato coherente y compartido.
A ello se ha unido una crisis de liderazgo en todos los ¨¢mbitos (econ¨®mico, pol¨ªtico y social), provocando la ausencia de referentes s¨®lidos. Si miramos a las formas de asociaci¨®n m¨¢s tradicionales (partidos pol¨ªticos, sindicatos o asociaciones empresariales), vemos que no existen l¨ªderes cre¨ªbles ante la opini¨®n p¨²blica. Este problema se agudiza porque los elegidos por los ciudadanos para representarnos son en quienes se focaliza la desafecci¨®n. La ciudadan¨ªa ha interiorizado que los pol¨ªticos actuales son parte del problema. Prueba de ello es el creciente porcentaje de personas que as¨ª lo se?alan en las encuestas del CIS.
Estamos ante un cambio de ¨¦poca que obliga a revisar muchas ideas
Si los ciudadanos han llegado a esta conclusi¨®n es porque se ha extendido la idea de que los pol¨ªticos y la ¨¦lite econ¨®mica son unos privilegiados que no han sufrido la crisis como el conjunto de la poblaci¨®n. En estos momentos, la idea de ¨¦lite frente a ciudadanos es un conflicto mucho m¨¢s relevante que la competici¨®n izquierda-derecha. S¨®lo as¨ª podemos entender el ¨¦xito del partido que ha dado la sorpresa en estas elecciones europeas, Podemos, que ha hecho del concepto de ¡°casta pol¨ªtica¡± el centro de todo su mensaje.
Este estado de confusi¨®n y desconcierto y la ausencia de l¨ªderes s¨®lidos han provocado la ca¨ªda del bipartidismo. Las dos grandes formaciones pol¨ªticas han tenido menos del 50% de los votos, mientras que el porcentaje de eurodiputados de los partidos peque?os ha alcanzado una cifra record: el 44%. La ciudadan¨ªa ha buscado nuevos referentes pol¨ªticos que propicien un cambio, y lo ha hecho mirando a la izquierda. Mientras que el PP se ha quedado como ¨²nico partido n¨ªtidamente conservador con algo m¨¢s de cuatro millones de votantes, las fuerzas pol¨ªticas de izquierdas (PSOE, IU y Podemos) han sumado m¨¢s de 6.400.000 papeletas. Y si incluimos a las nacionalistas progresistas, esta cifra se eleva a m¨¢s de 7.600.000 votos.
La palabra clave en lo que nos est¨¢ sucediendo como sociedad es cambio. Pero no un cambio cualquiera. La etapa hist¨®rica que estamos viviendo no es una ¨¦poca de cambios, sino que estamos ante un cambio de ¨¦poca. Es una transformaci¨®n de gran profundidad que debe llevarnos a revisar muchas ideas.
El problema de los liderazgos ahora mismo no es de personas ni de ideas, es de personas con ideas
Las formas tradicionales de interpretar a la sociedad y sus estados de ¨¢nimo ya no sirven. Prueba de ello es que las encuestas que han recogido sus datos de forma tradicional (telef¨®nicas y presenciales) no han sabido anticipar el estado de confusi¨®n de la sociedad. En cambio, los institutos de opini¨®n que han utilizado formas mucho m¨¢s modernas de entrevistar a la ciudadan¨ªa (on line) ya nos avisaron de lo que estaba por venir: un hundimiento sin precedentes de los dos grandes partidos y la emergencia de Podemos. El ObSERvatorio de la cadena SER, que realiza sus encuentas siguiendo la t¨¦cnica on line, pronostic¨® a finales de febrero un apoyo al PP del 27,5% y al PSOE del 23,2. Cifras muy similares a las que vimos el 25 de mayo. Adem¨¢s, en esa misma encuesta, tres meses antes de las elecciones europeas, aparec¨ªa Podemos como una fuerza pol¨ªtica significativa en la opci¨®n de Otros.
Pero si para analizar a la sociedad necesitamos patrones nuevos, la pol¨ªtica y sus actores tambi¨¦n deben transformarse profundamente. El perfil de los representantes tiene que cambiar en cuatro direcciones. En primer lugar, la ciudadan¨ªa demanda pol¨ªticos que tengan vida m¨¢s all¨¢ de esta actividad y que hayan desarrollado una profesi¨®n en alg¨²n momento de su vida. En segundo lugar, esperan personas intelectualmente s¨®lidas que puedan defender una idea de pa¨ªs, algo totalmente alejado de los pol¨ªticos de argumentario. En tercer lugar, el problema ya no es de cercan¨ªa, sino de representaci¨®n. No esperan que sus representantes sean pr¨®ximos, quieren que los pol¨ªticos sean como ellos. Y finalmente, esperan que quienes les representen no confundan sus intereses particulares o de su partido con los intereses del pa¨ªs.
No es un problema de c¨®mo se elige a los l¨ªderes (primarias o congreso). De hecho, es una cuesti¨®n secundaria, porque tenemos ejemplos de candidatos elegidos por primarias que fracasan y pol¨ªticos salidos de un congreso que triunfan. La dificultad est¨¢ en qu¨¦ perfiles tienen los que quieran liderar una organizaci¨®n y qu¨¦ ideas ponen sobre la mesa. Dicho en otras palabras, el problema de los liderazgos ahora mismo no es de personas ni de ideas, es de personas con ideas.
El estado de confusi¨®n por el que pasa la sociedad y la ausencia de referentes s¨®lidos exige de cambios profundos en la interpretaci¨®n del estado de ¨¢nimo y en las formas de representaci¨®n. Es cierto que no estamos ante un fen¨®meno nuevo y que ya hemos pasado antes por situaciones similares. Pero esta ¨²ltima reflexi¨®n no deber¨ªa llevarnos al conformismo. Si las formaciones pol¨ªticas m¨¢s tradicionales de nuestro pa¨ªs no entienden qu¨¦ est¨¢ pasando, la desafecci¨®n pol¨ªtica se quedar¨¢ una larga temporada entre nosotros y Espa?a ser¨¢ un lugar cada vez m¨¢s dif¨ªcil de gobernar.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de la Fundaci¨®n Alternativas
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