¡°Provocaci¨®n¡± con una camiseta madridista
El Diccionario no aclara si el acto de incitar a otro debe ser voluntario o no
El televisor mostraba a un pac¨ªfico seguidor del Real Madrid sentado en la grada del Camp Nou el 3 de mayo pasado. Vest¨ªa una camiseta de su equipo y le acompa?aba un amigo que luc¨ªa los colores azulgrana. Varios espectadores recriminaron al madridista que llevase la camisola blanca, aun sin haber mediado ninguna otra actitud por su parte sino la de presenciar el partido Barcelona-Getafe. Uno de ellos lleg¨® incluso a empujarlo.
Llegaron luego varias personas ataviadas con chalecos reflectantes y le invitaron a abandonar el lugar, cosa que hizo junto a su amigo.
Las im¨¢genes se mostraron en uno de esos programas nocturnos de trifulca dial¨¦ctica. Dos contertulios cruzaban all¨ª sus opiniones irreconciliables al respecto. Una de las dos personas discutidoras insist¨ªa en considerar la camiseta de aquel seguidor blanco como ¡°una provocaci¨®n¡±, lo mismo que debieron de pensar quienes lo desalojaron de su asiento.
Todo aquel que ejerce sus derechos merece el respeto, nunca la exclusi¨®n del lugar donde se encuentre
En la misma jornada de Liga, Pape Diop, jugador senegal¨¦s del Levante, se dispon¨ªa a golpear el bal¨®n desde el cornijal junto al que se hallaban unos enfadados hinchas del Atl¨¦tico (que perd¨ªa 2-0). Varios de ellos se dirigieron al futbolista africano imitando los sonidos de un mono. Tambi¨¦n en este caso apareci¨® la palabra ¡°provocaci¨®n¡± en los medios informativos.
"Provocaci¨®n" y "provocar" son t¨¦rminos llamados a conflicto, porque a menudo entran en el grupo de las palabras que no s¨®lo describen sino que tambi¨¦n juzgan. Sus significados nos remiten a "incitar": "Hacer que una cosa produzca otra como reacci¨®n o respuesta a ella". Pero las definiciones no entran en si el acto de provocar ha de tener car¨¢cter voluntario o no. A veces la voluntad es hacer algo, y ciertas personas toman ese hacer como provocaci¨®n. Y otras en ocasiones la voluntad consiste directamente en hacer para provocar. Hay mucha diferencia.
Ese matiz importa porque de ¨¦l depende que la culpa de la provocaci¨®n resida en quien hace algo o, al contrario, en quien se da por aludido sin motivo. En este ¨²ltimo grupo se congregan las personas de nuestra penosa historia reciente que consideraban una "provocaci¨®n" que las mujeres fumasen o que vistieran minifalda; o que los muchachos se dejaran el pelo largo o se pusieran un pendiente en la oreja.
En el caso del Camp Nou, el uso del t¨¦rmino "provocaci¨®n" endilgaba por s¨ª mismo al pac¨ªfico seguidor madridista la indemostrada intenci¨®n de molestar o de crear tensi¨®n. Se tachaba as¨ª de provocaci¨®n voluntaria un mero acto de libertad de expresi¨®n.
El hincha s¨®lo estaba expresando su identificaci¨®n con un equipo. Y si otros se sintieron provocados por ello, no pod¨ªan recriminarle nada; del mismo modo que el comprador de una lata de sardinas no puede considerar una provocaci¨®n que el dependiente le reclame el dinero por querer llev¨¢rsela. Se sentir¨¢ provocado si lo desea, pero no estar¨¢ en su derecho. Quien est¨¢ en su derecho es el tendero.
Por el contrario, los hinchas que profer¨ªan gritos de chimpanc¨¦ no ejerc¨ªan la libertad de expresi¨®n, pues la Constituci¨®n no ampara ni el insulto ni el racismo.
En los dos casos futbol¨ªsticos hubo quien vio provocaci¨®n, s¨ª. Pero una cosa es sentirse provocado por el ejercicio inocuo de la libertad, y otra sentirse provocado por cualquier acci¨®n ileg¨ªtima de un ciudadano que muestra adem¨¢s una clara intenci¨®n de agredir, no solamente de hacer. Diop s¨ª pod¨ªa denunciar una provocaci¨®n.
Todo aquel que ejerce sus derechos merece el respeto, nunca la exclusi¨®n del lugar donde se halle, a diferencia de quien insulta o denigra a otro por su color (sea el de la piel o el de la camiseta). Por tanto, no deber¨ªamos aceptar siempre la frase "eso es una provocaci¨®n" como una oraci¨®n descriptiva cuyo significado da por hecha la voluntad de provocar. Al rev¨¦s: tal aserto entra?a en algunas ocasiones un juicio injusto, presenta las interpretaciones personales como si fueran hechos objetivos y puede constituir un acto de intolerancia ante quien se muestra diferente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.