?Tienen en realidad alg¨²n proyecto?
Todo aquello contra lo que naci¨® la Comunidad Europea vuelve a asomar el hocico, sin que nadie explique c¨®mo combatirlo
Nada est¨¢ nunca seguro, estemos prevenidos sobre las consecuencias de una vuelta atr¨¢s, advert¨ªa Jacques Delors. Las elecciones europeas del domingo muestran que, en medio de una crisis y bajo la direcci¨®n de Angela Merkel, vuelve a aflorar todo aquello para cuyo combate naci¨® la propia Comunidad: los nacionalismos, el populismo, la demagogia, la xenofobia y el racismo. Todo aquello a lo que la Europa comunitaria se opuso con crecimiento, empleo y armonizaci¨®n, todo, vuelve a asomar hoy el hocico.
Sin memoria no hay futuro, dec¨ªa tambi¨¦n Delors. Europa se construy¨® con dos obsesiones, la paz y el empleo. Con la idea obsesiva de los pol¨ªticos alemanes, franceses o italianos de la posguerra de que los europeos ten¨ªan que poder trabajar en condiciones dignas y de que Europa ten¨ªa que poder crecer equilibradamente, es decir, sin la fractura social y geogr¨¢fica que se est¨¢ dibujando, de nuevo, en el mapa.
No se trata de tener nostalgia, sino de recuperar la capacidad de imaginar alternativas y la capacidad de defenderlas pol¨ªticamente, escribi¨® Tony Judt. "Rechace la idea de que no existe alternativa", propuso hasta el d¨ªa de su muerte.
Pod¨ªan haber advertido que la falta de legitimidad democr¨¢tica de las instituciones es uno de los motivos del aumento del euroescepticismo. Pero no
Hay otra manera de hacer las cosas, insiste otro de los l¨ªderes de aquella otra Europa, Felipe Gonz¨¢lez, que tiene memoria: "?Cu¨¢ndo se va a enterar el Consejo Europeo de que no puede seguir adelante con su actual pol¨ªtica? ?Cu¨¢ndo se comprender¨¢ que en la Uni¨®n no puede decidir Alemania, con el consentimiento pasivo del resto de los pa¨ªses? No se puede seguir adelante en Europa con un modelo que es totalmente inaceptable para la socialdemocracia y que adem¨¢s no es sostenible econ¨®micamente, porque genera una monstruosa destrucci¨®n de empleo y de tejido productivo".
No es cierto que hayamos fracasado, parece ser la respuesta de Merkel y su equipo: hemos salvado al euro. Cierto. ?Y creen que ese mensaje har¨¢ que los ciudadanos pierdan su muy justificado miedo? ?Creen que, por el mero hecho de existir, el euro crear¨¢ empleo, relanzar¨¢ el crecimiento, ofrecer¨¢ alternativas pol¨ªticas a los ciudadanos? ?O m¨¢s bien est¨¢ resultando lo contrario? Seguramente no es justo acusar al Gobierno alem¨¢n de ego¨ªsmo. No se trata de eso, se trata de una escandalosa falta de visi¨®n, como la que denunci¨® Franklin D. Roosevelt al hacerse cargo de la presidencia de EE UU en medio de la Gran Depresi¨®n.
En una situaci¨®n parecida a la que sufre hoy el sur de Europa, Roosevelt lanz¨® el new deal: "Millones de ciudadanos desempleados se enfrentan al problema de una existencia sombr¨ªa, y otra gran multitud contempla c¨®mo su trabajo recibe muy poco salario. Solo un optimista tonto puede negar las realidades oscuras del momento". "La Uni¨®n necesita acci¨®n y acci¨®n r¨¢pida", determin¨® Roosevelt, para anunciar inmediatamente su m¨¢s importante tarea: crear empleo y mejorar sus condiciones.
?Creen los dirigentes de la Uni¨®n Europea que la victoria del Frente Nacional tiene algo que ver con este mensaje? ?Les importa la sombra de la bestia? Seguramente s¨ª, pero la realidad es que los ciudadanos no les hemos o¨ªdo una palabra al respecto. De lo que se ocupan ahora es de mantener una buena pelea para aclarar qui¨¦n elige al presidente de la Comisi¨®n, si el Parlamento o el propio Consejo.
Por el momento, han decidido retrasar la designaci¨®n de Jean Claude Juncker, cabeza de lista del partido que gan¨® las elecciones, en una muestra m¨¢s de la pasmosa falta de sentido pol¨ªtico que padecen. Pod¨ªan haber advertido que la falta de legitimidad democr¨¢tica de las instituciones es uno de los motivos del aumento del euroescepticismo. Pero no. A la ligera, completamente ciegos, han optado por pasar algunas semanas (o meses) en una lucha descarnada por el poder, cuchicheando y cambiando naipes. ?Por qu¨¦ no Christine Lagarde? ?Y Pascal Lamy, que es tan listo? No hay por qu¨¦ contar papeletas. Basta, por lo que se ve, con "interpretar" el sentido del voto. Y mientras esperamos, at¨®nitos, que el juego de manos no llegue a producirse, nadie nos dice palabra de lo que importa. ?Tienen alg¨²n proyecto?
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