No se trata de reescribir la historia
La nueva edici¨®n del ¡®Libro de Estilo¡¯ recoge el llamado ¡°derecho al olvido¡± en Internet, una iniciativa desligada de la sentencia europea
La misma semana que se conoc¨ªa la sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea sobre el llamado ¡°derecho al olvido¡± este diario publicaba una actualizaci¨®n del Libro de Estilo que, por primera vez, regula la administraci¨®n del mismo. Se trata de una iniciativa pionera desligada de la sentencia europea que, precisamente, traslada la responsabilidad de gestionar este tipo de peticiones a los buscadores. Y lo hace con un argumento contundente que distingue claramente el impacto de una noticia en un medio period¨ªstico con su indexaci¨®n en los buscadores, mucho mayor y distinto. Seg¨²n la sentencia, el tratamiento de los datos que hacen los buscadores ¡°permite a cualquier internauta obtener mediante la lista de resultados una visi¨®n estructurada de la informaci¨®n relativa a esta persona que puede hallarse en Internet, que afecta potencialmente a una multitud de aspectos de su vida privada, que, sin dicho motor, no se habr¨ªan interconectado o s¨®lo podr¨ªan haberlo sido muy dif¨ªcilmente y que le permite de este modo establecer un perfil m¨¢s o menos detallado de la persona de que se trate. Adem¨¢s, el efecto de la injerencia en dichos derechos del interesado se multiplica debido al importante papel que desempe?an Internet y los motores de b¨²squeda en la sociedad moderna, que confieren a la informaci¨®n contenida en tal lista de resultados car¨¢cter ubicuo¡±.
La sentencia aclara que las personas tienen derecho a solicitar, atendiendo a circunstancias concretas, la ocultaci¨®n de enlaces por parte del buscador aunque esta informaci¨®n no haya sido eliminada por su editor ni ¨¦ste haya solicitado su desindexaci¨®n ya que el tratamiento de los datos es distinto ¡°y las consecuencias sobre su vida privada no son necesariamente las mismas¡±. Como han escrito Marc-Fran?ois Bernier y Meghann Dionne de la Universidad de Otawa (Canad¨¢), ¡°un gran n¨²mero de art¨ªculos y reportajes que en su d¨ªa tuvieron una visibilidad y longevidad ef¨ªmeras pueden ahora ser reactivados a voluntad¡± gracias al poder¨ªo de los algoritmos, cuya f¨®rmula se desconoce, de los motores de b¨²squeda.
La sentencia ha sido recibida de forma muy distinta en los medios continentales europeos, aunque hay m¨¢s de una divergencia, y los anglosajones. Der Spiegel lo resum¨ªa de forma contundente. Mientras, dec¨ªa, las actitudes ante la sentencia en Europa pueden rayar en el ¨¦xtasis, los comentarios provenientes de Estados Unidos rozan la histeria. The New York Times afirmaba que los legisladores no deben crear un derecho tan poderoso que podr¨ªa limitar la libertad de prensa. Una sentencia que presenta aspectos complejos en su aplicaci¨®n, pero que decide sobre un largo contencioso.
El ¡°derecho al olvido¡±no es absoluto, tiene
La sentencia se conoc¨ªa el 13 de mayo. Tres d¨ªas antes, este diario publicaba un art¨ªculo sobre la nueva edici¨®n, revisada, del Libro de Estilo, entre cuyas novedades destaca el reconocimiento, bajo determinadas condiciones, del citado derecho. No se trata de borrar una noticia. Se trata de a?adirle un c¨®digo que la haga invisible para los robots de los buscadores y evite su indexaci¨®n. La noticia seguir¨¢ viva en el archivo del diario.
Bajo el ep¨ªgrafe ¡°Derecho al olvido¡± el Libro de Estilo contempla dos situaciones muy distintas, aunque la primera no entra exactamente dentro de este concepto. Se trata de informaciones que dan cuenta de investigaciones, imputaciones, detenciones, encarcelamientos o condenas que hayan sido revocadas por una decisi¨®n policial o judicial posterior. Si esta ¨²ltima informaci¨®n no se hubiera publicado en su momento y, por tanto, no fuese igualmente localizable en los buscadores, ¡°la persona perjudicada podr¨¢ reclamar que la noticia en cuesti¨®n incluya un texto aclaratorio y un enlace con la notificaci¨®n o la sentencia de que se trate¡±. En este caso, lo que se hace es corregir el abandono de un seguimiento informativo, una anomal¨ªa que se da con cierta frecuencia en las redacciones, explicando la conclusi¨®n del caso. El problema no est¨¢ en la cr¨®nica de la imputaci¨®n o de la sesi¨®n oral del juicio, una noticia totalmente veraz el d¨ªa que se publica. El problema radica en no haber atendido al desenlace. Cuando el protagonista es declarado inocente tiene derecho a que el diario informe de ello, de la misma manera que lo hizo, por ejemplo, cuando fue imputado. No se trata, en este caso, de anular la indexaci¨®n en los buscadores de la primera noticia. Hay que a?adir a la misma la informaci¨®n que la completa y cambia de signo. Por otra parte, las noticias err¨®neas deben llevar la pertinente aclaraci¨®n correctora. De ah¨ª la importancia de administrar con rigor las fe de errores.
Para considerar el llamado ¡°derecho al olvido¡±, el diario aplicar¨¢ una serie de criterios cuando un particular pida la desindexaci¨®n de una noticia veraz que afecte a su imagen: nunca se producir¨¢ el borrado de los archivos digitales del diario, la hemeroteca permanece inalterada, pero ¡°se puede considerar la posibilidad de ocultar esa informaci¨®n a los buscadores de Internet¡±; la informaci¨®n debe haber sido publicada m¨¢s de 15 a?os atr¨¢s respecto del momento en que se reclama su ocultaci¨®n en los buscadores; la informaci¨®n ha de perjudicar a la persona reclamante en su vida familiar o profesional y no se considerar¨¢n las que afecten a hechos que figuren en sentencias firmes y se refieran a actos de violencia.
La Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos, en los an¨¢lisis que ha dedicado a la cuesti¨®n, siempre ha insistido en que el derecho al olvido ¡°no es un derecho absoluto, como a veces se ha intentado presentar para descalificarlo, tiene alcance limitado¡± y es compatible con las libertades de expresi¨®n e informaci¨®n ¡°y su car¨¢cter prevalente en las sociedades democr¨¢ticas¡± e insiste en que no es aplicable en noticias que ¡°versan sobre hechos de relevancia p¨²blica¡±. No se trata de atender, como argumentan los cr¨ªticos del citado derecho, a quienes buscan censurar o reescribir la historia. Ello ser¨ªa una petici¨®n inaceptable. Otra cosa es contemplar la necesidad de mantener la visibilidad y acceso permanente desde los buscadores de noticias que con los a?os han perdido relevancia p¨²blica y, sin embargo, resultan altamente lesivas para la privacidad de las personas. Una definici¨®n muy popular, pero restrictiva, de periodismo dice que consiste en publicar las noticias que alguien no quiere que se sepan. El derecho al olvido no impone estos silencios, que tendr¨ªan un alto precio social. ?nicamente se considera en noticias que el tiempo ha convertido en irrelevantes y, sin embargo, su difusi¨®n en los buscadores, a trav¨¦s de una b¨²squeda con el nombre de su protagonista, es da?ina a nivel personal.
Cuando el protagonista es declarado inocente tiene derecho a que el diario informe de ello
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