El momento de la verdad
La riqueza del futuro depende de la inversi¨®n en conocimiento de hoy
La prosperidad de una naci¨®n, el bienestar de sus ciudadanos y sus perspectivas de futuro descansan en la fortaleza de su sistema educativo, la solidez de sus estructuras democr¨¢ticas y en la vitalidad de su iniciativa cient¨ªfico-tecnol¨®gica. En nuestro tiempo, el entramado ciencia-tecnolog¨ªa afecta a cualquier aspecto de la pol¨ªtica: seguridad nacional, econom¨ªa, energ¨ªa, materias primas, educaci¨®n o salud.
Oleadas de tecnolog¨ªas innovadoras han hecho de las sociedades desarrolladas las m¨¢s avanzadas de la historia y han posibilitado una econom¨ªa m¨¢s competitiva, creado millones de puestos de trabajo y respaldado nuestro est¨¢ndar global de vida. Pero tales logros no aparecieron de la noche a la ma?ana. Son el resultado de un compromiso mantenido a lo largo de decenas de a?os que ha tenido como objetivo fomentar el descubrimiento cient¨ªfico y el desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas. La obligaci¨®n contra¨ªda entre los recursos educativos, formativos y de investigaci¨®n cient¨ªfica de las Universidades, la financiaci¨®n p¨²blica y la transferencia tecnol¨®gica por la industria, ha sido el factor protagonista para mantener el liderazgo tecnol¨®gico para el desarrollo.
La evoluci¨®n del ¡°gasto¡± en I+D en Espa?a no solo ha perdido el ritmo de crecimiento que a duras penas hab¨ªa alcanzado sino que ha ido a la baja. Descenso m¨¢s acentuado en el sector privado, situaci¨®n que debe invertirse con prontitud si se quiere garantizar el crecimiento econ¨®mico y la generaci¨®n de empleo partiendo de la base de un cambio del modelo productivo. En el periodo 2008-2012 se redujo en m¨¢s de una tercera parte el n¨²mero de empresas espa?olas con actividad de I+D, en una cuarta parte aquellas en las que tal actividad se hab¨ªa consolidado y en m¨¢s de la mitad las empresas con actividad innovadora. Del lado de la academia la situaci¨®n ha ido pareja. Adem¨¢s, nuestro pa¨ªs, tradicionalmente, aqueja una debilidad patente en otro aspecto no menos importante: la transferencia tecnol¨®gica. Espa?a se sit¨²a muy por detr¨¢s de otros pa¨ªses de su entorno geopol¨ªtico tanto en el n¨²mero de patentes solicitadas como, lo que es m¨¢s importante, en los porcentajes de las otorgadas y de las licenciadas.
En este escenario, existe un consenso un¨¢nime en que la ¨²nica manera de revertir la situaci¨®n actual es incrementar la ¡°inversi¨®n¡± en I+D. ¡°Se han repartido ya las cartas de la nueva e importante partida que jugaremos en Europa durante los pr¨®ximos siete a?os, en lo que a investigaci¨®n e innovaci¨®n se refiere¡±. El Programa Horizonte 2020 ¡ªen concurrencia competitiva¡ª y los nuevos Fondos Estructurales Europeos ¡ªa priori¡ª ofrecen a Espa?a la posibilidad de obtener una cantidad equivalente al 72% de la partida de subvenciones y cr¨¦ditos al I+D de los PGE que, de todos modos, debe ser incrementada y consolidada internamente. Con ser la financiaci¨®n el elemento que se ha impuesto en el debate, existe otro igualmente importante: la transferencia del conocimiento.
Es necesario promover iniciativas para que los resultados de la investigaci¨®n lleguen al mercado en las condiciones exigidas para invertir en ellos
Transferencia tecnol¨®gica que exige, al menos, dos acciones complementarias. Primero, promover un cambio cultural en el que la b¨²squeda de conocimiento per se y su conversi¨®n en desarrollo e innovaci¨®n sean un objetivo com¨²n de los investigadores que realizan su labor en el sector p¨²blico. A la vez, impulsar la profesionalizaci¨®n de las labores de transferencia desde la detecci¨®n de la idea hasta su comercializaci¨®n, pasando por el correspondiente desarrollo. Tales acciones pretenden ejercer un papel dinamizador en la maquinaria de la transferencia del conocimiento a la sociedad mediante una gesti¨®n profesional de la transferencia y fortaleciendo las relaciones con todos los agentes involucrados en el proceso: investigadores, OTRI, instituciones y empresas. A la par, es necesario promover iniciativas que cubran el vac¨ªo estructural que existe en el sistema espa?ol de I+D que impide que los resultados de la investigaci¨®n con posibilidades de desarrollo lleguen al mercado en las condiciones exigidas para invertir en ellos. En este doble escenario centra sus esfuerzos la Fundaci¨®n Bot¨ªn mediante sus programas de apoyo a investigadores e instituciones (Mind-the-Gap).
De no corregirse las debilidades estructurales del sistema, la financiaci¨®n anhelada seguir¨¢ siendo mero gasto y subvenci¨®n, palabras normalmente utilizadas al hablar del sector e incompatibles con el cambio pretendido. Definir objetivos estrat¨¦gicos; promover una cultura de transferencia tecnol¨®gica; coordinaci¨®n, confianza y, en muchos casos, profesionalizaci¨®n de los actores del sistema; control de los resultados; implementar mecanismos para evitar las diferentes duplicidades y la profusi¨®n de ¡°inmuebles¡±; censurar la protecci¨®n de patentes que nunca debieron serlo; articular un marco financiero adecuado¡ En resumen, potenciar lo que realmente funciona y amortizar lo vano.
La riqueza del futuro, la eficiencia energ¨¦tica, los recursos agropecuarios, la pr¨®xima generaci¨®n de f¨¢rmacos o instrumentos, la comprensi¨®n de patolog¨ªas hoy rebeldes o la aplicaci¨®n de nuevos procedimientos, dependen del conocimiento de hoy. Por todo ello, la reserva estrat¨¦gica imprescindible para construir un futuro esperanzador es el establecimiento de un fondo de garant¨ªa de educaci¨®n, formaci¨®n, cienc¨ªa y tecnolog¨ªa.
Pedro R. Garc¨ªa Barreno es catedr¨¢tico en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid
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