Bruselas
Muchos Gobiernos eluden sus propias culpas se?alando a Bruselas. Muchos ciudadanos perciben que ah¨ª se toman decisiones que afectan a sus vidas, tambi¨¦n que Bruselas carece de sensibilidad y cercan¨ªa respecto de sus problemas cotidianos. Bruselas es el chivo expiatorio y parece que todo el mundo est¨¢ contento con este reparto de papeles. Pues bien, todo lo que se decide en Bruselas es decidido por los Gobiernos de los Estados miembros y/o en colaboraci¨®n con un Parlamento Europeo compuesto por pol¨ªticos de los esos Estados. Las instituciones europeas son el lugar donde los pol¨ªticos nacionales hablan, negocian y deciden; las instituciones se ocupan luego de poner en marcha o de vigilar c¨®mo se cumplen las decisiones que esos Gobiernos y esos pol¨ªticos nacionales adoptan. Por tanto, culpar a Bruselas es como acusar a los jardineros y al servicio de mantenimiento del Santiago Bernab¨¦u de los fracasos del Real Madrid.
Cuesti¨®n distinta, pero no menos importante, es asumir que pertenecer a un club con 28 miembros tiene como consecuencia una p¨¦rdida de soberan¨ªa y asumir pol¨ªticas que a veces gustan o benefician m¨¢s y a veces menos. Tambi¨¦n las consecuencias positivas de no andar solos por el mundo, sino de pertenecer a la Uni¨®n Europea.
Mientras los ciudadanos prefieran que les cuenten cuentos, esto no cambiar¨¢. Los ciudadanos deber¨ªamos dejar de creer en hombres del saco, cocos y bur¨®cratas bruselenses, para exigir y luchar porque nos digan la verdad y, sobre todo, por tener otros pol¨ªticos y otras pol¨ªticas.¡ª Javier L¨®pez Ariza.
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