Barcelona desgobernada
Obsesionados por el soberanismo, el alcalde y el presidente Mas est¨¢n atenazados en el d¨ªa a d¨ªa
Pocas veces se ha visto una gesti¨®n tan desastrosa de un conflicto como el que ha protagonizado el Ayuntamiento de Barcelona en el caso de Can Vies, un edificio propiedad de la empresa metropolitana de transportes situado en zona verde, que se hab¨ªa convertido en s¨ªmbolo del movimiento okupa tras 17 a?os de funcionar como centro c¨ªvico en r¨¦gimen de autogesti¨®n.
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Tras infructuosas negociaciones, el Ayuntamiento orden¨® su desalojo y demolici¨®n, desencadenando la reacci¨®n del movimiento okupa. La intervenci¨®n de los Mossos d¡¯Esquadra, desmesurada, seg¨²n las entidades vecinales, pero ajustada a la gravedad de los incidentes seg¨²n el departamento de Interior, provoc¨® una espiral de protestas que acabaron en violencia. Durante varias noches el barrio ardi¨® y la violencia se extendi¨® m¨¢s all¨¢ de Barcelona.
La actuaci¨®n municipal ha oscilado entre la criminalizaci¨®n de las protestas y la oferta de di¨¢logo, para terminar cediendo en toda regla. El Ayuntamiento utiliz¨® la fuerza arguyendo la ineludible aplicaci¨®n de una sentencia que despu¨¦s se permiti¨® ignorar en una evidente claudicaci¨®n.
Adem¨¢s de incoherencia, el equipo que preside el alcalde Xavier Trias ha hecho exhibici¨®n de un p¨¦simo conocimiento de la ciudad y de una escasa sensibilidad ante el malestar de fondo que se vive en sus barrios. Pero al final, tanto las autoridades municipales como las gubernativas de la Generalitat han ofrecido id¨¦ntica imagen de torpeza y de debilidad. Despu¨¦s de hacer ostentaci¨®n de una idea r¨ªgida y en ocasiones arbitraria y excesiva del orden p¨²blico, han pasado a un tacticismo oportunista que les deja exhaustos y sin estrategia.
El mismo d¨ªa en que se orden¨® el desalojo dimiti¨® el director de los Mossos tras perder el apoyo de ERC, el partido que tiene un pacto parlamentario con Artur Mas para la consulta, pero, a la vez, desde la oposici¨®n, dirige la movilizaci¨®n soberanista en la calle. Esta dualidad tambi¨¦n la vive el alcalde Trias, subordinado a la fuerza pol¨ªtica que le atornilla pensando en quitarle la alcald¨ªa en las pr¨®ximas municipales.
Tanto el alcalde barcelon¨¦s como el presidente Mas se hallan atenazados por el mismo s¨ªndrome de los gobernantes acomplejados, atentos exclusivamente a la reacci¨®n de la calle y a la h¨¢bil vigilancia de unos socios que hacen de Gobierno en lo que sirve a su prestigio y de oposici¨®n en las decisiones impopulares. Nada se entiende sin el obsesivo lugar que ocupa el proyecto soberanista en la cabeza de quienes gobiernan a ambos lados de la plaza de Sant Jaume, deslumbrados por su propia propaganda acerca de esa panacea independentista que resolver¨¢ todos los males e incapaces, mientras tanto, de gobernar en el d¨ªa a d¨ªa con un m¨ªnimo de coherencia.
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