Las estudiantes nigerianas cerca de usted
Miles de chicas son forzadas a prostituirse en los pa¨ªses que condenan el rapto de Boko Haram
El secuestro de cientos de j¨®venes nigerianas por el grupo radical isl¨¢mico Boko Haram ha ocupado los titulares noticiosos durante semanas. La comunidad mundial siente indignaci¨®n ante la violaci¨®n de principios y sensibilidades fundamentales: la prohibici¨®n de la esclavitud, la protecci¨®n de la integridad personal, la obligaci¨®n de proteger a los menores y el derecho de las adolescentes a recibir educaci¨®n y escoger con qui¨¦n y cu¨¢ndo casarse.
Sin embargo, la presencia de j¨®venes prostitutas en las calles de las ciudades occidentales apenas genera reacciones. De hecho, la mayor¨ªa simplemente evita el contacto visual con ellas y los medios apenas mencionan el tema.
Cada a?o, miles de chicas nigerianas son atrapadas por mercenarios fan¨¢ticos que las obligan a prostituirse, a menudo en los mismos pa¨ªses ricos que hoy ofrecen magn¨¢nimamente su ayuda al gobierno de Nigeria. Seis de cada diez v¨ªctimas del tr¨¢fico humano en Occidente proceden de Nigeria, como tambi¨¦n al menos un 60% de las trabajadoras sexuales de B¨¦lgica e Italia. En Europa, Am¨¦rica del Norte, Rusia y Oriente Pr¨®ximo estas j¨®venes est¨¢n a la vista de todo el que se tome la molestia de mirarlas, y as¨ª ha sido por d¨¦cadas.
?Por qu¨¦ nadie est¨¢ indignado? La inconsistencia tiene sus ra¨ªces en las circunstancias de las ni?as: las estudiantes son v¨ªctimas inocentes que piden angustiosamente protecci¨®n, mientras que las menores trabajadoras sexuales son inmigrantes ilegales a las que se deporta en cuanto se las atrapa.
Pero son las mismas chicas: todas vienen de comunidades empobrecidas y conservadoras con oscuras perspectivas de futuro debido al matrimonio infantil, la violencia dom¨¦stica permanente, la falta de oportunidades de educaci¨®n y el desempleo generalizado.
De hecho, seg¨²n un estudio nigeriano, el pa¨ªs tiene algunos de los mayores ¨ªndices de matrimonio adolescente del mundo: en su regi¨®n noroeste cerca del 48% de las chicas se casan antes de los 15 a?os y un 78% antes de los 18. M¨¢s a¨²n, un 81% de las mujeres casadas reconocen haber sufrido abusos verbales o f¨ªsicos por parte de sus maridos.
Si se consideran los altos ¨ªndices de matrimonio adolescente, no deber¨ªa sorprender que la escolaridad neta en la educaci¨®n secundaria de las j¨®venes nigerianas en 2008-2009 haya llegado a apenas un 22%, en comparaci¨®n con el 29% para los adolescentes masculinos. Aunque el fantasma del desempleo pende sobre todos los nigerianos (apenas un 10% de los cerca de 6 millones de j¨®venes que ingresan al mercado laboral cada a?o logran un puesto en el sector formal) el problema es mucho peor para las mujeres, que representan solo un tercio de quienes buscan un trabajo formal. La mayor¨ªa de los 54 millones de j¨®venes y mujeres nigerianas que viven y trabajan en ¨¢reas rurales se ven obligadas a aceptar empleos precarios en la econom¨ªa informal.
La radical desigualdad de g¨¦nero en Nigeria refleja una tolerancia generalizada a la discriminaci¨®n contra las chicas, que facilita las brutales acciones de grupos extremistas como Boko Haram y crea un terreno f¨¦rtil para los traficantes. En circunstancias tan dif¨ªciles, no es dif¨ªcil atraerlas con falsas promesas de trabajos atractivos en el exterior, a menudo en bares, restaurantes y clubes. De all¨ª a condenarlas a una vida entera de explotaci¨®n extrema hay solo un paso.
Como resultado, y a pesar de los valientes esfuerzos de los activistas por los derechos humanos, cada mes se trafican a Rusia al menos 200 j¨®venes nigerianas para trabajar como prostitutas, seg¨²n el embajador de Nigeria en Rusia, Asam Asam. El Instituto Interregional de las Naciones Unidas para Investigaciones sobre la Delincuencia y la Justicia reporta que en Italia existen al menos 10.000 (quiz¨¢s unas 20.000) trabajadoras sexuales nigerianas, la mayor¨ªa j¨®venes v¨ªctimas de tr¨¢fico humano.
Como si no fuera suficiente, para asegurarse de que las chicas no huyan ni denuncien a sus victimarios, se las somete a los llamados rituales juju, en los que deben jurar mantener el secreto so pena de duros castigos.
Aunque los organismos de polic¨ªa, combate al tr¨¢fico y protecci¨®n infantil saben desde hace mucho sobre estos abusos, siguen faltando soluciones como planes de empleo, legalizaci¨®n del estatus migratorio y mejor acceso a la sanidad. Los dirigentes nacionales y globales no est¨¢n dando pasos para romper el ciclo de la violencia.
El problema no es invisible, sino que la gente sencillamente no quiere verlo. Las autoridades pol¨ªticas y policiales de Occidente y otros pa¨ªses saben c¨®mo llegan a sus ciudades las prostitutas adolescentes nigerianas, pero prefieren no hacer nada por ayudarlas... o, lo que es peor, las castigan.
Lo ideal ser¨ªa que el secuestro de las colegialas por Boko Haram logre dar ¨ªmpetus a una iniciativa mundial para proteger los derechos de las adolescentes africanas, tal como los disparos de los talibanes paquistan¨ªes a Malala Yousafzai ayudaron a luchar contra la complacencia sobre la educaci¨®n a las ni?as en el Sur de Asia. La pregunta en el aire es si la comunidad global exigir¨¢ medidas para proteger los derechos y libertades b¨¢sicos de las ni?as nigerianas o seguir¨¢ meramente condenando una brutalidad que se comete all¨¢ lejos, al tiempo que no hace nada por la que ocurre en sus propias ciudades.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen
Jacqueline Bhabha es profesora de Pr¨¢ctica de Salud y Derechos Humanos en la Escuela de Salud P¨²blica de Harvard, Directora de Investigaci¨®n del Centro Fran?ois-Xavier Bagnoud para la Salud y los Derechos Humanos y Profesora de la Escuela de Derecho de esta prestigiosa universidad. Es autora del libro Child Migration and Human Rights in a Global Age (Migraci¨®n y derechos humanos infantiles en la edad de la globalizaci¨®n), de pr¨®xima aparici¨®n.
Copyright: Project Syndicate, 2014.
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