Cuentas

Hay en Espa?a una instituci¨®n esencial para el buen funcionamiento de la democracia, que es el Tribunal de Cuentas, responsabilizado de seguir las buenas o malas pr¨¢cticas con el dinero p¨²blico. Y en esa instituci¨®n se han gastado unos dineros en reparaciones que, su presidente, Ram¨®n Mar¨ªa ?lvarez de Miranda, ha tenido a bien detallar para que sepamos que siempre han estado dentro de la ley.

Pero el jefe del asunto todav¨ªa no ha despejado algunas dudas importantes. Por supuesto, la de que la empresa que se ha llevado una buena parte de los contratos haya hecho obras a precio ventajoso en las casas particulares de algunos directivos de la entidad.

Tampoco se ha acordado el se?or ?lvarez de Miranda de explicar cu¨¢l ha sido el mecanismo sorprendente que ha llevado a una proliferaci¨®n alarmante de cu?ados, primos y otros parientes a ocupar plazas de contratados, opositores o no, con buenos sueldos. Porque las oposiciones se han hecho dentro de la ley. Y resulta que esos allegados han resultado ser m¨¢s listos que la mayor¨ªa de los espa?oles.

Y, sobre todo, el presidente, pero tambi¨¦n los partidos pol¨ªticos, nos tienen que explicar por qu¨¦ es tan dif¨ªcil que se haga una inspecci¨®n seria sobre las cuentas de las instituciones que nombran a los 12 miembros del tribunal, que no son sino esos mismos partidos, a trav¨¦s del Parlamento y del Senado.

A Luis B¨¢rcenas y compa?¨ªa (incluidos Cospedal y Rajoy) no les ha puesto en cuesti¨®n el Tribunal de Cuentas, sino denuncias que ven¨ªan de otros lados. Eso es solo el m¨¢s escandaloso ejemplo, porque hay m¨¢s, que afectan a casi todos los partidos pol¨ªticos. ?A cu¨¢l le ha pillado el tribunal? Ni el Tribunal de Cuentas ni sus 17 r¨¦plicas auton¨®micas. Cementerios de elefantes, sobrinos y cu?ados. Bien pagados.