Cr¨ªmenes para la Historia
En una ¨¦poca sin culebrones de television, el suceso desat¨® una curiosidad ciudadana casi insaciable
Hay cr¨ªmenes que son Historia. O que forman parte consustancial de la Historia. Asesinatos con may¨²scula como el del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, que supuso el estallido de la I Guerra Mundial. Y hay asesinatos con min¨²scula que se imbrican tanto en la vida de un pa¨ªs que llegan a fundirse con su historia. La muerte a tiros de los marqueses de Urquijo, el 1 de agosto de 1980, fue uno de los cr¨ªmenes del siglo XX y aun del XXI.
En una ¨¦poca en que no hab¨ªa culebrones de televisi¨®n ni morbosas tertulias del coraz¨®n, lo ocurrido en un lujoso chal¨¦ de Somosaguas (Madrid) desat¨® una curiosidad ciudadana casi insaciable en aquel ya lejano verano de 1980.
En plena can¨ªcula estival apenas hab¨ªa noticias. Tanto es as¨ª que hasta EL PA?S inclu¨ªa en su primera p¨¢gina del 2 de agosto este titular: ¡°Las vacaciones gubernamentales paralizan la actividad pol¨ªtica¡± (el presidente Adolfo Su¨¢rez se iba a descansar a Galicia y muchos de sus ministros segu¨ªan sus pasos en ba?ador). Y en esa misma portada, a dos columnas, la gran noticia del d¨ªa: ¡°La polic¨ªa descarta el m¨®vil terrorista en el asesinato de los marqueses de Urquijo¡±.
Fue as¨ª como, pese a su alcurnia y rancio abolengo, los espa?oles supieron de la existencia de una discreta y hasta entonces desconocida pareja de arist¨®cratas ¡ªMar¨ªa Lourdes Urquijo Moren¨¦s y Manuel de la Sierra Torres¡ª y su vil asesinato a tiros.
El marqu¨¦s consorte era ingeniero, abogado y banquero, adem¨¢s de caballero de la Orden de Malta, del Santo Sepulcro y del Santo C¨¢liz de Valencia. Su esposa era Grande de Espa?a, quinta marquesa de Urquijo, marquesa de Loriana y de Villar del ?guila. Al morir contaba 45 a?os. Era una mujer fr¨¢gil, t¨ªmida, recatada, muy religiosa, y ve¨ªa pasar la vida volcada en obras de caridad y en el ropero de beneficencia.
Los lectores de la ¨¦poca devoraban los diarios y los semanarios, en los que se teorizaba con que el doble homicidio era obra de ETA; m¨¢s tarde, de unos sicarios; despu¨¦s, que el m¨®vil era el dinero... e incluso que el autor de la fechor¨ªa pod¨ªa ser un antiguo sirviente despedido por homosexual... Hasta que en abril de 1981 fue detenido como presunto criminal Rafael Escobedo Alday, un chico de 26 a?os, exmarido de Myriam, hija de los difuntos marqueses.
A partir de ah¨ª, la prensa descubri¨® un ramillete de personajes que de una forma u otra adornaban el drama: la alocada pandilla de Rafi Escobedo, entre ellos el marqu¨¦s de Torrehermosa; el adusto administrador de los Urquijo; una ex¨®tica mucama, y hasta un mayordomo lenguaraz. Pero los periodistas tambi¨¦n investigaron por su cuenta y riesgo, de forma que los dos sumarios que origin¨® el caso est¨¢n plagados de pistas aportadas por los reporteros m¨¢s aguerridos.
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