Obligaci¨®n de pagar
Argentina debe aceptar la sentencia del Supremo estadounidense sobre la deuda nacional
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha fallado en contra del Estado argentino y le condena a pagar de forma inmediata 1.500 millones de d¨®lares (unos 1.100 millones de euros) a una minor¨ªa de acreedores que no aceptaron la reestructuraci¨®n de la deuda argentina decidida a partir del default de 2001. La sentencia va a poner a prueba no solo la capacidad de pago de Argentina, sino tambi¨¦n la cintura pol¨ªtica de Cristina Fern¨¢ndez y del ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof, para gestionar el fallo y sus consecuencias.
La respuesta l¨®gica del Gobierno argentino es solicitar una revisi¨®n de sentencia y, a continuaci¨®n, si as¨ª lo decide el tribunal, pagar la cantidad estipulada; o negociar con los acreedores triunfantes una forma de pago. Este ser¨ªa el camino adecuado para minimizar los da?os sobre la situaci¨®n financiera del pa¨ªs. Cualquier incumplimiento no reglado de la sentencia agravar¨¢ las condiciones financieras argentinas; la calificaci¨®n de su deuda puede hundirse (Standard & Poor¡¯s ya baj¨® la calidad de la deuda a CCC-, pocos escalones por encima de la suspensi¨®n de pagos) y las consecuencias ser¨ªan muy peligrosas para la econom¨ªa real. Eso sin mencionar la capacidad de la pol¨ªtica exterior de Washington para presionar a los Gobiernos morosos.
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La presidenta del pa¨ªs ha tenido una primera reacci¨®n poco acertada. Ha calificado de ¡°extorsi¨®n¡± el fallo judicial, lo cual puede interpretarse bien como una declaraci¨®n de hostilidad a la sentencia o bien como una mera t¨¢ctica para salvar la cara ante los ciudadanos mientras se dispone a pactar una forma de pago. La versi¨®n correcta deber¨ªa ser la segunda.
La situaci¨®n pol¨ªtica actual es delicada. La presidenta no repetir¨¢ mandato y podr¨ªa ceder a la tentaci¨®n de encastillarse en un conflicto est¨¦ril. Es algo que deber¨ªa evitarse a toda costa. Cualquier soluci¨®n debe tomarse de acuerdo con el tribunal y los acreedores; los desaf¨ªos irracionales rara vez acaban bien.
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