Por fin Reina

Estar¨¦is contentos, ladrones. Despu¨¦s de tanto sugerirlo en vuestros amables comentarios, vais a estar en lo cierto: soy un pend¨®n desorejado. Seg¨²n Las Tablas de la RAE ¡ªy a pesar de que pend¨®n es ¡°una bandera m¨¢s larga que ancha¡±; y desorejado, ¡°prostituido, infame, abyecto¡±¡ª, tama?o sintagma significa: ¡°mujer de comportamiento descarado o imp¨²dico¡±. As¨ª, en femenino, para que luego me llamen sexista por se?alar que Susana D¨ªaz es jaquetona. Pues vale, aceptamos macho como animal de compa?¨ªa. Pero es que ahora, encima de en el figurado, lo soy en el sentido literal del t¨¦rmino. Os cuento, que acabo antes.

D¨ªa D, hora H menos dos ¨ªdem largas. Resuelto el contencioso de c¨®mo calzarme para El Eventazo ¡ªunas Casta?er-joya para aguantar a pie derecho sin perder altura de miras¡ª, arribo al Per¨ªmetro Fortificado. Salgo del taxi. Me ciegan los pendones tama?o Torres Petronas que Ana Botella ha colgado del Ayuntamiento. Se me cruzan las cu?as. Me embalo cuesta abajo y me doy tal casta?azo contra un sem¨¢foro que me dejo una oreja a la plancha. Sangre, sirenas, Samur. Un cortazo. Cuatro puntos a vainica doble, me pusieron unos MIR que pod¨ªan ser mis nietos. Y, a todo esto, Ellos tomando posesi¨®n de Lo Suyo y yo fuera de cobertura. Total, que a falta de datos propios, paso de ser la graciosa de turno y voy a hablar sin careta. Habiendo dos Papas, dos reyes, dos reinas y dos capitanes generales de todos los ej¨¦rcitos, ?no puede haber dos porteras?

Vadeados los r¨ªos de miel y de hiel que han vertido sobre Ella, yo la primera, una cosa queda cristalina: ha nacido una reina. No se hab¨ªa visto tal metamorfosis desde la de Kafka. Es otra. Sonr¨ªe. Dobla el espinazo. Toca a todo pichichi. Con decirte que hasta creo que le vi alguna arruga en el Felipe Varela, ya que no en el c¨®digo de barras. Para m¨ª que, al punto de las cero coma cero del 19 de junio, se puso la corona por montera, se quit¨® el refajo virtual que llevaba puesto hasta ahora como la banda g¨¢strica esa que anuncia Caritina Goyanes, y dijo, hasta aqu¨ª hemos llegado. Ahora soy yo la primer¨ªsima dama y aqu¨ª se hacen las cosas a mi estilo. Vamos, que se ha empoderado en esa Casa. Y yo que me alegro.

Superado el debate sucesorio por la v¨ªa de los hechos consumados, si el marido est¨¢ legitimado para el cargo, la consorte no lo est¨¢ menos. Y si el c¨®nyuge est¨¢ preparado, la esposa ah¨ª le debe de andar despu¨¦s de 10 a?os de recibir lecciones de diestro y siniestro. As¨ª que, arreando, que es participio. Si quer¨¦is a las ni?as igualitas, tomad pasteles distintos. Si quer¨¦is bandas, pedruscos y tiaras, tomad cristales de pega. Si no quer¨¦is Felipe Varela, tomad dos tazones. Y si el suegro no la saluda, como sucedi¨® la v¨ªspera del Acto, ya va ella a besarle a la otra punta del balc¨®n y de paso dejarle en evidencia. Para soberana, ella.

Dicho esto, aprovecho para postularme como primera caballero-se?ora del Tois¨®n de Oro, como V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, ap¨®stol de Nuestra Se?ora de la RAE. ?Que no doy el tipo? Si hace falta, me opero. De momento, acredito un tropiezo que r¨ªete de los del padre, y la autoinmolaci¨®n de un pabell¨®n auditivo el mism¨ªsimo d¨ªa de la proclamaci¨®n del hijo. Otros, con menos, son duques de Palma.