El seductor adolescente no quiere ser ¡®hijo de¡¯
Rafferty Law conoce bien los peligros de ceder algo de intimidad ante la prensa
?Un famoso de vocaci¨®n?
Rafferty Law tiene nombre extravagante de hijo de famoso y, muy consecuentemente, apellido de famoso; cara de ni?o y cuerpo de modelo; una madrina tan influyente como Kate Moss; y una vocaci¨®n tan correcta como la m¨²sica. Todo en la vida de este ingl¨¦s de 17 a?os, hijo del actor y sex symbol Jude Law y de la exactriz, hoy dise?adora, Sadie Frost, es tan armonioso, est¨¢ tan soberbiamente exento de arrugas que le afeen la imagen, que la semana pasada el chaval no tuvo m¨¢s remedio que debutar en el sector al que est¨¢n destinados los que desprenden tan impoluta inaccesibilidad: la moda. El 15 de junio Rafferty recorri¨® su primera pasarela. Era en la serie de desfiles masculinos llamada London Collections, y ¨¦l visti¨® de Donna Karan de la cabeza a los pies. La mirada clavada en el horizonte, con ese rictus de tedio aristocr¨¢tico que caracteriza a los profesionales del posado. Hab¨ªa salido de entre bastidores como un adolescente con suerte en esta vida y volvi¨® a ellos hecho un famoso.
?Sus padres le animan a ser famoso?
Sus progenitores no fueron al desfile, acaso para no distraer la atenci¨®n que esa tarde le pertenec¨ªa a ¨¦l; y el chico, a cambio, tampoco los mencion¨® en la entrevista que acompa?¨® a su primera sesi¨®n de fotos para una revista que se public¨® el jueves. En su lugar, Raff habl¨®, con cierto don para la estrategia, de c¨®mo Joe Strummer, el cantante de The Clash, le hab¨ªa influido en tanto que cantante y guitarrista de un grupo de m¨²sica llamado Dirty Harry¡¯s (traducible como Los Harry el Sucio). La fama que le puede reportar ser hijo de es ef¨ªmera y el trato que recibir¨ªa si hablara de detalles de su vida personal, como que su novia es o fue la hija de una estrella del rugby llamada Lawrence Dallaglio con la que comparte colegio (con una cuota de 12.000 euros el trimestre), ser¨ªa todo lo sanguinolento que los tabloides brit¨¢nicos quisieran. Hablar de Strummer y de su grupo de m¨²sica es lo suficientemente aburrido como para que este fuera el principio de una fama con intenci¨®n de ser duradera.
?Seguir¨¢ su huella?
Rafferty conoce bien los peligros de ceder algo de intimidad ante la prensa: el divorcio de sus padres, en el a?o 2003, fue cubierto con grandes dosis de bilis. Lo m¨¢s suave que se cont¨® de aquella familia fue que la hermana peque?a de Rafferty, cuando ten¨ªa dos a?os, se trag¨® una pastilla de ¨¦xtasis en una fiesta para ni?os. Once a?os despu¨¦s, no ser¨¢ la prensa quien domine a este chico. Ser¨¢ al rev¨¦s.
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