Pelea de togas
Se supone que la administraci¨®n de la justicia es absolutamente imparcial y que los juicios y sentencias de los diferentes tribunales se basan en algo escrito y com¨²n para las partes, la ley. Esto podr¨ªa llevarnos a la dificultad que entra?a el entender el porqu¨¦ en ocasiones diferentes tribunales, en base a la misma ley, y sin aportaci¨®n de nuevas pruebas o documentos, dictaminen de forma radicalmente opuesta ante un mismo sumario. En esta l¨ªnea la imputaci¨®n de la hermana del Rey por el caso N¨®os est¨¢ teniendo un desarrollo judicial sorprendente. El juez Jos¨¦ Castro imputa a la hermana del Rey bas¨¢ndose en las conclusiones que emanan de sus diferentes investigaciones, pruebas, interrogatorios, etc¨¦tera. Al d¨ªa siguiente el fiscal anticorrupci¨®n Pedro Horrach recurre contra la decisi¨®n del juez de mantener la imputaci¨®n. Y recurre atacando duramente la forma de actuar del juez Castro, tild¨¢ndolo de manipulador de argumentos para ¡°construir unos hechos de apariencia delictiva¡±. Incluso le acusa de ¡°tener el puerto de destino determinado antes de iniciar la investigaci¨®n¡±.
Desconozco qui¨¦n de los dos fajadores tiene la raz¨®n jur¨ªdica. Quiz¨¢ ninguno, pero seguro que no los dos. Esta disparidad de criterios tan exagerada y visceral, donde un juez y un fiscal se atacan indisimuladamente dentro del ejercicio de sus responsabilidades p¨²blicas, ech¨¢ndose en cara mutuamente ?su falta de imparcialidad!, es, no solo pat¨¦tica, sino muy grave. El inmenso poder que tienen los jueces y fiscales, de cuyas decisiones depende la vida y la hacienda de los ciudadanos, no es admisible que se utilice como arma de ataque o defensa, donde se trasluce incluso las obsesiones personales de ambos contendientes. Por otra parte, de todo esto se desprende una consecuencia no menos grave: o el juez o el fiscal es un incompetente, y, por tanto, uno de los dos sobra.¡ª Pedro D¨ªaz G¨®mez.
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