Afici¨®n a la dentellada
La sanci¨®n a Luis Su¨¢rez deber¨ªa estar condicionada a que deje de morder a sus rivales
Luis Su¨¢rez, uruguayo, excelente delantero del Liverpool pretendido por Barcelona y Real Madrid, pierde el control en el campo y muerde a sus rivales. Lo ha hecho en tres ocasiones (a Ivanovic, a Bakkal y a Chiellini); el ¨²ltimo mordisco, marcado en el hombro del defensa italiano en el partido Italia-Uruguay del Mundial, le ha costado una sanci¨®n de nueve partidos internacionales y una suspensi¨®n deportiva de cuatro meses. Los espasmos de antropofagia provocan reacciones de horror incluso en los espectadores m¨¢s curtidos ¡ªrecu¨¦rdese la sangrienta imagen de Mike Tyson arrancando de un bocado la mitad de la oreja de Evander Holyfield en un combate por el t¨ªtulo de los pesados¡ª y evocan una agresividad primordial, alejada del agon codificado del deporte moderno. El an¨¢lisis psiqui¨¢trico es variopinto; revela una ausencia b¨¢sica de control que los adultos suelen integrar desde la infancia. Pero tambi¨¦n es una demostraci¨®n de que el mordedor llegar¨¢ hasta el final de su tarea y no dar¨¢ cuartel. Los berserkers (guerreros vikingos), intoxicados de bele?o negro, multiplicaban su ciega belicosidad mordiendo los escudos de metal y all¨ª dejaban grabadas sus dentaduras como prueba de la fuerza de la locura.
Chistes a un lado ¡ªSu¨¢rez Lecter, Luis El Can¨ªbal o Gol
al Primer Mordisco¡ª, poco graciosos para un aterrorizado Chiellini, lo relevante del caso Su¨¢rez es c¨®mo la repetici¨®n de una conducta psicol¨®gicamente desordenada ha pasado sin tratamiento en un deporte con alto grado de profesionalizaci¨®n, donde abundan los psic¨®logos, los gabinetes m¨¦dicos y la atenci¨®n a los sentimientos m¨¢s nimios del futbolista. Parece imposible que la Federaci¨®n uruguaya, y antes el Liverpool, no conociesen que el jugador est¨¢ dominado por un impulso irresistible a la dentellada; y llamativo que no hayan sido capaces de ofrecer un diagn¨®stico y un tratamiento adecuado.
M¨¢s que un castigo puro y simple, justo pero ciego, un caso como el de las mand¨ªbulas de Su¨¢rez deber¨ªa corregirse con una sanci¨®n condicionada: el jugador volver¨¢ a los campos de juego cuando un terapeuta certifique que su afici¨®n a hincar el diente ha desaparecido. Mientras tanto, que muerda algo en casa.
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