El embajador y el se?or Smith
James Costos representa una nueva forma de hacer diplomacia. Exdirectivo de HBO, gay, vegetariano y defensor de los animales
El recibidor de la residencia del embajador de Estados Unidos en Espa?a es, en apariencia, caprichoso. Tal vez extravagante. Lo preside un lienzo de casi seis metros cuadrados de Robert Rauschenberg, en tonos pardos. Se titula Apuntes sobre Bilbao y lo pint¨® en 1997, para una retrospectiva en el Guggenheim. Frente a ¨¦l, a modo de espejo, un ¨®leo amarillo en un bastidor circular, de Roy Lichtenstein. En un lateral, una de las pinturas con palabras de otra estrella del pop art, Edward Ruscha: Screaming in Spanish (gritando en espa?ol). A su derecha, una acuarela sobre papel de arroz de la minimalista y ermita?a Agn¨¨s Martin, fallecida en Nuevo M¨¦xico en 2004.
No es una mezcla casual, fruto del automatismo decorativo. Los lienzos han sido escogidos con sumo cuidado, en una suerte de homenaje al desenfado y a la fusi¨®n cultural. Toda una declaraci¨®n de intenciones de quienes ocupan desde hace menos de un a?o esta vivienda de dos plantas ubicada en el paseo de la Castellana: James Costos y ?Michael S. Smith.
Costos es un embajador at¨ªpico, y no porque sea gay, vegetariano o defensor de los animales. Antes de asumir el cargo diplom¨¢tico, era uno de los directivos de la cadena de televisi¨®n HBO, productora de series emblem¨¢ticas como Los Soprano o Juego de tronos. Michael Smith, su pareja desde hace casi 15 a?os, es una figura internacional del dise?o y la decoraci¨®n.
Lo primero que destacan las cr¨®nicas es que ambos fueron grandes donantes en la campa?a electoral de Barack Obama. Lo segundo, que son amigos de todo Hollywood y que Michael Smith es el decorador de cabecera de Cindy Crawford o Steven Spielberg, y que Michelle Obama le confi¨® la reforma del Despacho Oval de la Casa Blanca. Lo tercero, que la pareja reina ahora en la noche madrile?a y encandila a las celebrities patrias, m¨¢s o menos rutilantes.
Pero todo ese envoltorio de frivolidad, y las prevenciones que suscita, se desvanece en los primeros minutos de conversaci¨®n. Como buenos estadounidenses, Costos y Smith tienen un trato cordial y sin pretensiones. Forman un equipo todoterreno y eficaz. El embajador se licenci¨® en Ciencias Pol¨ªticas. Smith es experto en arte. Proceden del mundo competitivo e implacable de los negocios de alto nivel, donde la cuenta de resultados deja poco resquicio para las trivialidades. Y han asumido este desaf¨ªo con el mismo empe?o.
¡°Ser embajador no era algo que yo buscara. Cuando el presidente te pide que te unas a su Administraci¨®n, en un puesto oficial, la ¨²nica respuesta posible es s¨ª. Por eso lo hice. Porque me lo pidi¨®. Yo ten¨ªa una carrera formidable en HBO y una vida maravillosa con Michael en California¡±, explica James Costos.
Queremos abrir la embajada, igual que la Casa Blanca se abri¨®
con Obama¡±
Imposible obviar la vieja tradici¨®n por la que los presidentes estadounidenses suelen recompensar con embajadas las contribuciones financieras a las campa?as electorales. Y Costos y Smith recaudaron para Obama, seg¨²n The New York Times, 3,4 millones de d¨®lares. ?Qu¨¦ reacci¨®n suscitan los outsiders en el Departamento de Estado? ¡°Creo que precisamente gracias a esa mezcla de perfiles el sistema funciona tan bien. Los embajadores de carrera hacen un trabajo sacrificado, generoso e incre¨ªble. Michael y yo no venimos de la diplomacia, pero esta tarea es tambi¨¦n una actitud. Se trata de construir relaciones, de colaborar y de llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes¡±.
Espa?a, desde luego, no les era ajena. Les fascina este pa¨ªs y lo hab¨ªan visitado con cierta asiduidad en los ¨²ltimos a?os. Pero el estreno no pudo ser m¨¢s complicado. Nada m¨¢s aterrizar en Madrid, estall¨® el esc¨¢ndalo del espionaje masivo de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos. Costos fue convocado por el Ministerio de Exteriores en octubre de 2013 para que diera las explicaciones pertinentes. Un episodio dif¨ªcil para alguien sin experiencia previa.
¡°Tengo que estar en desacuerdo con usted respecto a la falta de experiencia, porque todas las experiencias vitales entran en juego como embajador. Todo lo que he hecho en mi vida me ha preparado para este papel. Y cuando este asunto estall¨®, tuve que lidiar con ello. Espa?a es un gran socio, y fuimos capaces de manejar bien las cosas¡±. Incluso, a?ade el embajador, la relaci¨®n sali¨® fortalecida.
En la mirada afable de James Costos hay de vez en cuando un destello de determinaci¨®n que permite imaginarlo como un negociador implacable y distante. Y cuando se trata de asuntos bilaterales, no se sale del guion. De esperar una indiscreci¨®n o un off the record, mejor ni hablamos.
El caso NSA est¨¢ resuelto, dice, y no va a influir en las negociaciones del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Uni¨®n Europea (el Acuerdo Transatl¨¢ntico de Comercio e Inversi¨®n, TTIP en sus siglas en ingl¨¦s). El propio Mariano Rajoy, recuerda, lo dej¨® claro en Washington. ¡°Estamos en la quinta ronda de negociaciones, y habr¨¢ otra, o quiz¨¢ dos m¨¢s, antes de fin de a?o. Todo evoluciona bastante bien, tambi¨¦n en agricultura y energ¨ªa. Soy muy optimista¡±.
La cooperaci¨®n militar avanza sin fisuras, con la instalaci¨®n en Mor¨®n de una unidad de despliegue r¨¢pido del Cuerpo de Marines, que tendr¨¢ su campo de operaciones en el norte de ?frica, y la llegada de cuatro destructores a la base de Rota, como parte del escudo antimisiles de la OTAN. Los buques est¨¢n provistos con el sistema de combate Aegis, capaz de seguir y derribar cohetes enemigos. Dos de ellos, el Donald Cook y el Ross, ya est¨¢n anclados en aguas espa?olas. El Porter y el Carney vendr¨¢n el pr¨®ximo a?o. ¡°Lo que me sorprende es que no se hable m¨¢s de esto. Deber¨ªa ser motivo de orgullo. No es un asunto bilateral entre Espa?a y Estados Unidos, es un asunto de la OTAN. Espa?a es responsable de la seguridad de todos sus aliados¡±.
El embajador insiste en los beneficios econ¨®micos de la llegada de cientos de militares y sus familias, as¨ª como en la importancia del intercambio de informaci¨®n y tecnolog¨ªa. Y recuerda los grandes logros en el combate conjunto a la pirater¨ªa en el Cuerno de ?frica, en el que Espa?a ha desempe?ado un papel preponderante.
Y de la pirater¨ªa marina a la digital. El cargo exacto de Costos en HBO era vicepresidente de licencias y comercio minorista global. Si algo ha agrietado las relaciones bilaterales ha sido justamente la laxitud con la que Espa?a ven¨ªa tratando la propiedad intelectual. En 2008, Estados Unidos incluy¨® a Espa?a en el Informe Especial 301, una lista negra de pa¨ªses con carencias legislativas y susceptibles de sanciones comerciales. De ah¨ª salimos en 2012, con la llamada ley Sinde, que apenas fue un primer paso en la defensa de los derechos de autor en Internet. Pero no nos quitan el ojo de encima. ¡°Esta es una de mis grandes prioridades. He hablado de ello con el presidente Rajoy, la vicepresidenta y los ministros de Cultura e Industria. Se est¨¢n dando pasos importantes. Ha habido cierta vaguedad en los t¨¦rminos legales, pero espero que las leyes que se est¨¢n revisando tipifiquen adecuadamente los delitos¡±.
Pero eso no basta. El problema de base, se?ala el embajador, es la educaci¨®n. ¡°Una de las cosas que me gustar¨ªa ver es una campa?a de informaci¨®n sobre la pirater¨ªa, que se ha convertido en algo aceptado en este pa¨ªs. La gente tiene que entender que si robas este contenido, est¨¢s impidiendo que alguien pueda ganarse la vida. Creo que eso no se ha trasladado lo bastante a la opini¨®n p¨²blica¡±.
Hasta aqu¨ª la parte can¨®nica de la entrevista con el embajador Costos. En la heterodoxa, es Michael Smith el que lleva la voz cantante. El decorador pasa la mitad del tiempo fuera, entre sus estudios de Nueva York y Londres, donde atiende proyectos en todo el mundo. Pero su implicaci¨®n en las tareas de la Embajada es absoluta.
¡°Preguntaba antes por las relaciones bilaterales, que es un t¨¦rmino rimbombante, pero quiero a?adir algo sobre la profesionalidad. James siempre se ha zambullido en las culturas y las empresas donde ha trabajado, al punto de que el trabajo se convierte en una prolongaci¨®n de su experiencia vital y familiar. Ahora tambi¨¦n, no solo con el equipo de la Embajada, sino en la relaci¨®n entre Espa?a y Estados Unidos. Todo lo que hacemos tiene que ver con esa idea. Promover las relaciones. Vincular a la gente. Buscar oportunidades y crear sinergias. Eso es lo que hemos hecho siempre en nuestras carreras, es lo que hicimos para Obama, porque somos amigos y creemos en ¨¦l, y es lo que estamos haciendo ahora. Es algo org¨¢nico. No sabemos actuar de otra manera. No se trata de sentarse y decir: ¡®De acuerdo, esta es la agenda¡¯. Es algo m¨¢s instintivo. Tiene que ver con c¨®mo es el embajador como profesional, pero tambi¨¦n como persona. Toda la carrera de James est¨¢ basada en una gran curiosidad y en el inter¨¦s por lo que hace. Esto no es un trabajo, es una extensi¨®n de s¨ª mismo, y parte de su vida¡±.
Y aqu¨ª entra la diplomacia alternativa, que tiene como eje la propia residencia. El edificio de la Castellana, pegado a la imponente Embajada de Estados Unidos, se ha convertido, en palabras de Costos, en una ¡°plataforma¡±. ¡°De la misma manera que la Casa Blanca se abri¨® con la llegada de los Obama, nosotros hemos querido abrir esta casa a nuestro equipo en la Embajada y a la gente. Convertirla en un punto de encuentro, para que espa?oles y estadounidenses de diferentes campos se re¨²nan, disfruten del arte y de la conversaci¨®n, y trabajen juntos¡±.
No estamos aqu¨ª en una misi¨®n. Resulta que soy embajador, y resulta
que tambi¨¦n soy gay¡±
Tomemos, por ejemplo, el espinoso asunto de la pirater¨ªa. Como embajador ortodoxo, James Costos se re¨²ne con el Gobierno y defiende a las compa?¨ªas estadounidenses que sufren las consecuencias de los robos. Y al mismo tiempo organiza en la residencia el estreno de la pel¨ªcula Spiderman, o trae a Ridley Scott a rodar Exodus en Almer¨ªa y Canarias. O consigue que el equipo de Juego de tronos ande buscando localizaciones en Andaluc¨ªa para filmar la nueva temporada, el a?o pr¨®ximo. En suma, intenta mostrar de forma pr¨¢ctica los beneficios que se desprenden de la producci¨®n cultural.
Otra de las actividades de la diplomacia alternativa que cultivan es la promoci¨®n del esp¨ªritu emprendedor. ¡°Como sabe, eso forma parte del modo de vida estadounidense¡±. S¨ª, tanto como est¨¢ ausente del modo de vida funcionarial espa?ol. ¡°Mucha gente con la que he hablado aqu¨ª se resiste a tomar iniciativas porque tiene miedo al fracaso¡±, dice el embajador. ¡°Pero s¨ª creo que hay mucho esp¨ªritu emprendedor en este pa¨ªs¡±.
La crisis, sin duda, lo ha espoleado. ¡°Cuando el presidente Obama me pidi¨® que asumiera este cargo, hace un a?o y nueve meses, las noticias que nos llegaban sobre la situaci¨®n en Espa?a eran muy diferentes a las que llegan hoy. Me siento muy afortunado de haber llegado en un momento en el que podemos empezar a celebrar, y atraer a inversores de Estados Unidos. Hay una sensaci¨®n de esperanza y optimismo. El presidente Rajoy y su Gobierno han hecho un trabajo excelente con las reformas, y el presidente Obama le ha felicitado por ello. Hay enormes avances, pero no podemos obviar que todav¨ªa hay un 26% de desempleo, sobre todo entre los j¨®venes. Y esa es una de nuestras grandes preocupaciones¡±.
Por ello organizan mesas redondas con emprendedores, para analizar retos y oportunidades, y promueven encuentros entre j¨®venes y profesionales consagrados, sobre todo en el mundo del arte. Cada pintor, actor o realizador amigo que pasa por Madrid debe pagar ¡°peaje¡±. ¡°Los secuestramos aunque sea por unas horas¡±, bromea Michael.
La pareja tambi¨¦n se ha volcado en la iniciativa Arte en Embajadas, un programa iniciado por el Departamento de Estado en los a?os sesenta por el que diversos museos y fundaciones prestan obras de sus dep¨®sitos a las sedes diplom¨¢ticas, para dar a conocer el arte estadounidense. Costos y Smith han ido m¨¢s all¨¢. Han echado mano de amigos artistas, de museos y de su propia colecci¨®n, y han convertido la residencia en una extraordinaria galer¨ªa de arte contempor¨¢neo. Muchas de las piezas acaban de llegar. Algunas evocan a Espa?a. Otras tienen una significaci¨®n personal. Todas arrastran su propia historia, que Michael va relatando con pasi¨®n.
Se siente especialmente orgulloso de los cinco ¨®leos en tonos amarillos de Josef Albers que ascienden con la escalera de caracol. Tres de ellos proceden de Estados Unidos, de la Josef and Anni Albers Foundation, que ha colaborado en la retrospectiva del maestro de la Bauhaus que la Fundaci¨®n Juan March exhibe estos d¨ªas en Madrid. Otros dos son un pr¨¦stamo del Museo Albers de Alemania. ¡°Estudi¨¦ con sus libros. Me resulta incre¨ªble poder tenerlos juntos¡±.
El cat¨¢logo sigue con Julian Schnabel, Catherine Opie, Philip Taaffe, Andy Warhol, Willem de Kooning o Robert Motherwell (Imagen de Madrid con raya verde). Hay tambi¨¦n espa?oles, como Javier Romero o Esteban Vicente. En el jard¨ªn, una fuente de Cristina Iglesias. ¡°Queremos reunir m¨¢s¡±.
Greco acompa?a el recorrido de la comitiva. Es un perro mestizo que el embajador adopt¨® en un refugio de la Asociaci¨®n Nacional de Amigos de los Animales. ¡°Le pusimos ese nombre por el 400? aniversario de El Greco, y en honor a mis ra¨ªces griegas¡±.
Las piezas m¨¢s entra?ables est¨¢n en el comedor, una enorme habitaci¨®n ocupada por una mesa largu¨ªsima. ¡°Esta sala es muy conmovedora para nosotros. Hemos reunido tres obras de autores afroamericanos, que adem¨¢s son amigos. Son una joya para cualquier coleccionista¡±. El primero es un lienzo a base de alquitr¨¢n pintado a cuatro manos por Theaster Gates y su padre, que sac¨® adelante a la familia construyendo tejados con ese material. Gates es hoy un reconocido artista muy involucrado en la recuperaci¨®n de barrios pobres. ¡°Me recuerda un poco a las pinturas negras de Goya¡±, comenta Michael. ¡°No solo es una obra de arte. Es tambi¨¦n un homenaje al hombre que pudo mandarle a la escuela gracias a ese trabajo tan duro y sacrificado¡±. Un enorme lienzo de Julie Mehretu y una escultura de ne¨®n de Glenn Ligon, titulada Doble Am¨¦rica, completan el conjunto. Los dos son artistas punteros, y exploran en sus obras la raza, la identidad y la sexualidad. ¡°Julie tiene una esposa y dos hijos, y un sentido extraordinario de la familia¡±.
James y Michael se consideran una pareja afortunada. Michael creci¨® en un entorno liberal, nunca se ocultaron, sus familias los aceptaron y no tuvieron problemas en sus trabajos. ¡°No es lo que pasa en muchos rincones de Estados Unidos, o incluso de Espa?a, donde hay gente que ha tenido experiencias terribles, y no solo por ser gais¡±, se?ala Michael. Y James interviene: ¡°Con todo, las cosas van cambiando para la comunidad LGBT¡±. Antes de la llegada del presidente Obama, solo dos Estados reconoc¨ªan el matrimonio homosexual. Ahora son 19. ¡°Vamos en la buena direcci¨®n, pero a¨²n queda mucho por hacer¡±.
El pasado 17 de mayo, d¨ªa mundial contra la homofobia, James Costos iz¨® la bandera arco¨ªris junto a la estadounidense en el jard¨ªn de la residencia. Pero reh¨²ye la etiqueta de activista gay. Prefiere definirse como defensor de los derechos humanos. ¡°No estamos aqu¨ª en misi¨®n de ninguna clase, ni para promover nada. Resulta que soy embajador, y resulta que tambi¨¦n soy gay. Eso env¨ªa un mensaje de normalidad. No es algo que est¨¦ en la agenda, pero marca una diferencia en la vida de la gente¡±.
La pareja no ha tenido problema con los r¨ªgidos protocolos diplom¨¢ticos. ¡°Los cambian todo el tiempo¡±, explica Michael. ?Qu¨¦ pone en las invitaciones formales que reciben? ¡°Se?or Embajador y Mr. Smith. La acogida ha sido estupenda. Todo el mundo se ha mostrado muy amable¡±. ¡°?Sabe una cosa?¡±, interviene Costos. ¡°Justo antes de venir a Espa?a, Michael y yo nos reunimos con el presidente Obama. Le ped¨ª alg¨²n consejo. ¡®Tienes que ser t¨² mismo¡¯, me dijo. ¡®Porque si tratas de actuar como piensas que act¨²a un embajador, vas a fracasar. Yo solo te conozco tal cual eres, y esa es la persona que tienes que ser¡¯. Y estamos siendo como somos. Sucede que ahora estamos en Espa?a, y tenemos unos grandes compa?eros de trabajo¡±
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